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España

El líder ecologista en el que Alemania se apoyó para excarcelar a Puigdemont

Un cartel de Alemania en el que los independentistas dan las gracias a los jueces

"Los ecologistas alemanes no se rinden". Así titulaba el diario ABC su información publicada el 17 de noviembre sobre las protestas ciudadanas desarrolladas el domingo 15 de noviembre de 1981, jornada en la que en las inmediaciones del aeropuerto de Fráncfort, entre 5.000 y 10.000 personas irrumpieron por la fuerza y tirando una valla en la tercera pista del aeródromo, el mayor de Alemania, y que se encontraba en plena construcción.

Las movilizaciones, que se saldaron con 109 policías y 200 manifestantes heridos, acabaron con la detención de un centenar de personas, que habían sido encabezadas por el ecologista Alexander Schubart, alto funcionario en el Ayuntamiento de Fráncfort, y que trataban de convencer al Gobierno del 'land' de Hesse de que no ampliara la infraestructura aérea.

Esta semana, el tribunal de Schleswig-Holstein llegó a asegurar que las movilizaciones del 'procés', por el que están procesados Carles Puigdemont y otros 12 cabecillas independentistas, fueron "comparables" e incluso "idénticas" a los sucesos del 1-O y del 20 de septiembre frente a la Consellería de Economía de Barcelona. 

En 1981, y días antes de los disturbios, Alexander Schubart había acudido con un camión a la sede de Interior del Gobierno del 'land' de Hesse, cuya capital es Fráncfort, en el que cargó las 28 cajas que contenían los votos de 220.765 ciudadanos que pedían un referéndum para que no se construyera la tercera pista del aeródromo alemán.

Este precedente del ecologismo alemán, que sirvió para que el Tribunal Supremo alemán rechazara que Alexander Schubart fuera acusado de un delito de coacciones a las instituciones constitucionales, en referencia al 'land' de Hesse, al considerar que la violencia no fue suficiente para doblegar la voluntad de ese estado federal alemán.

Al contrario del 'procés'

Los propios investigadores admitieron que Schubart y los otros organizadores de la manifestación estaban convencidos de que "el Gobierno del estado de Hesse no se inclinaría ante el ultimátum", es decir, a diferencia de Puigdemont y el resto de integrantes del comité estratégico del 'procés', los ecologistas estaban convencidos de que sus protestas no convencerían al Ejecutivo regional de que para las obras.

Sin embargo, el entonces fiscal general alemán, Kurt Rebmann, llegó a comparar la acción inspirada por el líder ecologista con el secuestro de unos terroristas, y le acusó del delito de "coacción de los órganos constitucionales", un delito que no había sido imputado desde la caída del nazismo, y que comparó con el liderazgo de una organización terrorista.

La información publicada por el prestigioso semanario Der Spiegel, consideraba como exagerada la comparación realizada por el fiscal general alemán, que asimiló las movilizaciones con el secuestro y posterior asesinato de Konrad Lorenz y Hans Martin Schleyer a manos de la facción alemana del Ejército Rojo denominada Baader-Meinhoff.

Violación de la paz

El abogado defensor del líder ecologista, Rupert von Plottnitz, hizo unas declaraciones a la revista alemana en las que aseguraba que la decisión del fiscal alemán era una "peligrosa extensión" del delito de violación de la paz. Por ello, este letrado dijo que el caso contra Schubart era más bien un "intento legalizado de un asesinato político".

Der Spiegel informó de qué fue lo que realmente había pasado: Alexander Schubart, que entonces tenía 51 años, había promovido una consulta en contra de la ampliación del aeropuerto. Primero organizó una manifestación pacífica, a la que acudieron unas 150.000 personas, pero anunció que al día siguiente los activistas acudirían a parar las obras al aeródromo.

Sin embargo, en el momento de los hechos, esta activista se encontraba en su casa, por lo que no llegó a participar en los altercados en los que participaron entre 5.000 y 10.000 activistas.

Dos años de cárcel

El ecologista de izquierdas fue en primera instancia condenado a dos años de cárcel en 1983 por los delitos de violación de la paz y coacción a los cuerpos constitucionales. Sin embargo, el Tribunal Supremo enmendó esta pena, que acabó reduciéndose hasta los 8 meses de reclusión. Por ello, el Ayuntamiento de Fráncfort le expulsó de su puesto de abogado del Consistorio.

Y en virtud de esta última decisión, que negaba que la violencia ejercida por los seguidores del ecologista alemán fuera suficiente como para doblegar al Gobierno de Hesse para que no ampliara el aeropuerto. Y aquí, en un posible delito de coacciones, es dónde los jueces del tribunal de Schleswig-Holstein establecen su paralelismo con el 'procés'.

La violencia de Cataluña, consideran los jueces alemanes, no fue suficiente para acabar con el Estado, pese a que el referéndum acabó llevándose a cabo. En este sentido, el propio Oriol Junqueras presentó como válidos el resultado de la consulta, que fue la principal coartada para proclamar la Declaración Unilateral de Independencia, que fue interrumpida por la invocación del artículo 155 de la Constitución Española, y la posterior destitución del Gobierno de la Generalitat encabezado por Carles Puigdemont.

Antípodas ideológicas

La decisión del tribunal de Schleswig-Holstein de no permitir la entrega de Puigdemont a España por un delito de rebelión ha conseguido, además, rescatar de las hemerotecas al conocido líder verde alemán, a quién los suyos consideran un héroe que recurrió a la resistencia activa para combatir la deforestación.

Pero Schubart, que falleció en septiembre de 2016 a los 85 años, tuvo que sufrir las continuas ampliaciones del aeropuerto de su ciudad, el cuarto de Europa en número de pasajeros, que en 2016 superaron ampliamente los 60 millones de personas.

Dos años después de la muerte del ecologista, que en su juventud había militado en el SPD (socialista), el tribunal de Schleswig-Holstein compara su gesta con la actuación de Puigdemont, huido de la justicia española, mientras otros miembros de su Gobierno permanecen en prisión por riesgo de fuga. Además, Puigdemont está en la antítesis de los postulados ideológicos de Puigdemont, que es nacionalista y de derechas.

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