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España

72 horas para lograr una confesión, el reto de la UCO para esclarecer la muerte de Laura Luelmo

Efectivos de la UCO Guardia Civil inspeccionan una vivienda en la calle Córdoba de El Campillo (Huelva)

72 horas, concretamente tres días. Ese es el tiempo que tiene la Guardia Civil para interrogar a Bernardo Montoya, el único detenido hasta ahora por la muerte de Laura Luelmo, la joven profesora de 26 años cuyo cadáver fue hallado este lunes con un fuerte golpe en la cabeza. La autopsia confirma que ese fue el motivo de la muerte, pero también que no falleció el día que despareció, sino varios días después, entre el 14 y el 15. La Guardia Civil investiga por tanto si permaneció ese tiempo secuestrada, dónde y por quién.

Hasta El Campillo (Huelva) se desplazaron expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) que ya intervinieron en los casos de Diana Quer y el pequeño Gabriel Cruz. Buscan repetir el éxito de aquellos dos precedentes en los interrogatorios en los que lograron su objetivo de hacer hablar a los arrestados, José Enrique Abuín, ‘El Chicle’, y Anna Julia Quezada. En el primer caso, Abuin terminó llevando a los investigadores hasta el pozo en el que había tirado a su víctima. Quezada también admitió los hechos, pero dijo que fue un accidente.

La UCO confía en que en el plazo de 72 horas puedan extraer algún dato clave de Bernardo Montoya que ayude a esclarecer el caso a la espera de practicar más pruebas al cuerpo y el análisis de nuevos indicios. Falta por aparecer un elemento clave como es el móvil de la joven, que puede arrojar luz sobre qué sucedió antes de su muerte. Los agentes también han registrado la casa de ella donde se instaló procedente de Zamora y la del detenido a pocos metros de distancia.

Bernardo Montoya se encuentra detenido en el cuartel de la Guardia Civil de Valverde del Camino y los interrogadores tienen hasta la mañana del viernes para ponerlo a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de esa localidad, que se ha hecho cargo del caso y ha decretado el secreto de sumario. Montoya ha sido arrestado un día después del hallazgo del cuerpo. Vivía muy cerca de la joven zamorana. Luelmo había llegado a la pequeña localidad onubense de El Campillo, de apenas de 2.000 habitantes, para cubrir una sustitución en un centro escolar de un pueblo cercano.

Habló con su novio

Desapareció el pasado miércoles y desde las primeras horas la Guardia Civil temió lo peor. Las entrevistas con los vecinos del pueblo, con su propio entorno, sus últimos mensajes de móvil no arrojaban buenos presagios. La chica le dijo por teléfono a su novio que iba a salir a hacer deporte al campo. Era por la tarde. No iba a correr, sino que hacía otra modalidad deportiva que consistía en caminar rápido, según precisan a ‘Vozpópuli’ fuentes de la investigación. Fue lo último que se supo de ella. Horas después, al no saber nadie nada de su paradero, su familia acudió a presentar una denuncia.

Se descartó desde el principio que la desaparición hubiese sido voluntaria. El Instituto Armado desplazó desde Madrid varios efectivos de la UCO especializados en este tipo de casos. Pasaban los días y las batidas de búsqueda volvían sin obtener resultados. Así hasta que este lunes apareció el cadáver. Lo encontró en torno al mediodía un voluntario en las labores de rastreo en las inmediaciones de la N-435. A 200 metros apareció un pantalón de la chica, según fuentes de la investigación. El cadáver estaba en una zona de terraplén y matorrales con algunas heridas evidentes además del fuerte golpe en la cabeza.

Bernardo Montoya

Se activaron las diligencias de investigación y los registros. Además, una de las primeras pesquisas de la Guardia Civil en este tipo de casos es revisar en el entorno quien puede tener un perfil delictivo que encaje en un caso como este. Los primeros indicios se centraron en un vecino de El Campillo, si bien luego se descartó como sospechoso al saberse que el día que la joven desapareció, estaba en prisión.

Finalmente ha sido detenido su mellizo, Bernardo Montoya. Trató de huir a pie cuando este lunes sospechó del seguimiento que estaba practicando a su coche la Guardia Civil, según han informado a Europa Press fuentes de la investigación. Fuentes penitenciarias confirman a este periódico que el arrestado salió de prisión hace apenas dos meses.

Tiene un largo historial delictivo que le ha llevado a entrar y salir de prisión desde hace más de 20 años. Según consta en su ficha carcelaría, ingresó por primera vez en 1994. Un año después fue condenado por asesinato. Siempre según las mismas fuentes, salió de prisión en 2015, pero volvió a ingresar poco después condenado por un delito de robo con violencia. Así hasta el pasado octubre, que recuperó la libertad y se instaló de nuevo en El Campillo.

Según precisan fuentes policiales, pasó 17 años y nueve meses de cárcel por los delitos de allanamiento, asesinato y obstrucción a la Justicia. Estuvo otro año y medio preso por amenazas, otros seis meses por quebrantamiento de condena. Sus últimos dos años y diez meses estuvo preso por dos robos con fuerza.

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