España

La "purga" de Albares pone a la diplomacia en pie de guerra: "La carrera nunca ha estado tan politizada"

El titular de Exteriores abre las puertas a nuevos ceses tras las destituciones de los embajadores de Corea del Sur, Bélgica y Croacia

Algo se mueve por los pasillos del número 8 de la madrileña plaza del Marqués de Salamanca, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. A nadie se le escapa que la cadencia de cambios y nombramientos asumidos por José Manuel Albares en la diplomacia española está adquiriendo velocidad de crucero. Decisiones que el propio titular de la cartera enmarca en la normalidad, pero que acrecientan los rumores de una “purga” encubierta”: “La carrera nunca ha estado tan politizada”, apuntan fuentes internas a Vozpópuli.

Juan González-Barba, Alberto Antón y Guillermo Kirkpatrick de la Vega han sido los principales damnificados en esta batería de ceses repentinos, tras comunicarles el cese de sus destinos como embajadores en Croacia, Bélgica y Corea del Sur, respectivamente; éste último, después de despachar con la presidenta del Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una reunión que levantó ampollas en el Ministerio de Asuntos Exteriores, tal y como publicó El País.

Según apuntó este lunes Albares en un desayuno informativo de Europa Press, su cartera está inmersa en una “revisión del despliegue”. O lo que es lo mismo, abre las puertas a más ceses y nombramientos: “Vamos a hacer una revisión del despliegue de España en el exterior de arriba abajo, para garantizar que es acorde con el peso de España en el mundo y con el lugar que tiene España”, adelantó en su comparecencia.

Es cierto que no hay un límite máximo o mínimo en el desempeño como embajador de España en un destino en el exterior. Y que, para fijar normas estrictas o más delimitadas sobre los nombramientos, habría que pasar por el Consejo de Ministros. Pero todos estos ceses no han pasado desapercibidos en el seno de la diplomacia española, tanto por la concatenación de destituciones como por lo repentino de los mismos.

"Purga"

Así, desde esferas internas se entiende que los movimientos corresponden, realmente, a una “purga” política o personalista, con la intención de colocar a diplomáticos afines en puestos destacados. “Siempre que hay cambio de ministro o de legislatura se dan por hecho algunos cambios, pero estos se están produciendo sin motivo aparente, más allá de certificar un viraje estrictamente político”, apuntan fuentes de la diplomacia española a este diario.

Porque más allá de los ejes sobre los que se articula la diplomacia española -bajo la batuta de Albares se ha cambiado la posición de España sobre el Sáhara Occidental y se han vivido choques frontales con Argentina o Venezuela, entre otros-, el personal de la carrera denuncia un cambio forzado en las estructuras internas. Todo ello, sostienen, con “intenciones políticas”.

Las mismas fuentes argumentan que, aunque la normativa es amplia y permite tomar decisiones de este calado, en las últimas fechas “han saltado por los aires” los procedimientos habituales. Y que los ceses ya consumados traspasan la habitual “estabilidad” y “coherencia” que marcan la carrera diplomática, poco permeable tradicionalmente a las vicisitudes políticas: “Da la sensación de que nos hemos convertido en piezas de quita y pon”.

"Nunca hemos vivido algo así"

Reflexiones que coinciden con las que Alberto Virella, presidente de la Asociación de Diplomáticos en España (ADE), expresaba en una reciente entrevista en ABC. A su juicio, “en Exteriores hay miedo a ser castigado”: “Nunca hemos vivido algo así”. Y añadía: “Hay personas que se benefician de la situación, como las que han sido nombradas, y es sorprendente porque sus destinos no tienen relación con su trayectoria ni conocimiento”.

Por eso, la asociación lamenta que el nombramiento de embajadores en puestos que -a su juicio- no corresponden a su experiencia pueda afectar a la acción exterior de España, así como en la prestación de servicios a los ciudadanos españoles en el extranjero.

Cambios, ceses y nombramientos que, cada vez con mayor frecuencia, se atribuyen a una “purga” cada vez menos encubierta con el objetivo de alimentar intereses políticos o personalistas desde la diplomacia española, como apuntan fuentes internas a este diario.

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