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Intérpretes afganos dudan del plan de evacuación: "Los talibán nos buscan puerta a puerta"

Los trabajadores que han servido a España en los últimos años ya están en Kabul, pero no hay un horizonte claro sobre su salida; hablan con 'Vozpópuli' sobre su situación: "Necesitamos que nos llamen"

Incertidumbre, tensión, la propia existencia en juego. La suya y las de sus familias. Los intérpretes que han servido a España durante dos décadas de misiones militares y diplomáticas en Afganistán aguardan en una tensa espera en Kabul. Las comunicaciones son breves y la información, confusa. Hablan con Vozpópuli a través de notas de voz de WhatsApp, con el sonido de los helicópteros de fondo, el nerviosismo de los niños. Tal es la incertidumbre que ahora mismo, con el aeropuerto colapsado, dudan del plan de evacuación: “Es imposible que España pueda sacarnos ahora. ¡Cómo! Si abren las puertas del aeropuerto entran 10.000 personas que también quieren salir de aquí”.

“Necesitamos que nos llamen”, claman los intérpretes. Habla uno de ellos desde Kabul, refugiado en casa de un familiar. Trabajó para el Ejército español en Herat, también un cuñado suyo. “Los talibán buscan a los que colaboramos con las fuerzas extranjeras puerta por puerta”. Tratan de pasar desapercibidos. “Nos ponemos pañuelos en la cabeza, vestimos como ellos”. Pero no salen de casa; en la calle impera el caos.

Confusiones, rumores y bulos. Se escuchan disparos en el aeropuerto de Kabul y las masas huyen despavoridas. Hay quienes afirma que son los talibán, que ya campan a sus anchas en el aeródromo. Los informes, no obstante, señalan que hay 6.000 militares estadounidenses desplegados en las pistas e instalaciones para tratar de mantener la calma ante una muchedumbre enardecida. Misión imposible por momentos. Las imágenes de los afganos que suben a las alas de un avión en marcha atestiguan la desesperación en la zona, donde ya ha habido muertos.

Caos en Kabul, Afganistán

“No sabemos qué tenemos que hacer, me he vuelto loco”, señala un intérprete en sus mensajes de voz, con un evidente tono de desesperación. “Estoy en casa con la familia, en el aeropuerto hay un montón de gente. No es gente que han trabajado con fuerzas extranjeras, son ciudadanos de Kabul que se han acumulado en las puertas del aeropuerto”. Leen los medios españoles tratando de obtener más información.

En las últimas horas ha habido una noticia que ha alimentado sus esperanzas. Los ministerios de Exteriores y Defensa, en un comunicado conjunto, advirtieron este domingo que dos aviones A400M del Ejército del Aire estaban prestos para partir rumbo a Dubai y cumplir con la primera fase de evacuación del personal español y de los trabajadores afganos que han colaborado con España. Según ha sabido este diario, los aviones parten en la noche de este lunes desde la base aérea de Zaragoza.

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Avión A400M del Ejército del Aire que será usado para la evacuación en Kabul.

Los intérpretes han recibido varias comunicaciones, pero denuncian que de forma desigual. En las últimas jornadas las autoridades españolas les han pedido que detallen cuántas personas viajarán con ellos: “Cónyuge, descendientes y ascendientes directos y dependientes de usted, además de sus hermanas no casadas”. Pero, por el momento, no saben cuándo ni cómo se producirá la evacuación.

“La red no funciona bien, no hay luz, espero que el teléfono funcione por la batería. Tampoco internet funciona bien”, detalla uno de los intérpretes. Ha llamado en numerosas ocasiones a la embajada española en Kabul. “Nada”. Y en las últimas horas ha recibido cuatro llamadas desde un número privado, pero al coger no encuentra ninguna voz ni sonido: “La cobertura no funciona bien o no sé qué problema hay”.

"No vamos a dejar a nadie atrás"

Todo se derrumba alrededor. Los talibán avanzan y ya están en Kabul. Y aquellos que tendrían que garantizar una huida escalonada, las fuerzas occidentales, escapan en una precipitada estampida: “Esto es imposible, no hay nadie, no hay policía. ¡Quién nos va a orientar, a guiar, ir por un lado o por otro!”. De fondo se escucha a una chiquilla. Las últimas informaciones que han recibido los intérpretes es que su evacuación puede tardar hasta una semana, pero no hay un comunicado oficial o unánime sobre su situación: “Necesitamos saber algo”.

Entre las esferas diplomáticas españolas se repite un mantra, al menos ante las cámaras: “No vamos a dejar nadie atrás”. José Manuel Albares incide en las gestiones que está realizando ante la Unión Europea y la OTAN: “En las últimas horas, el jefe de la diplomacia española ha hablado telefónicamente con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell”, informa Exteriores en un comunicado, donde no se comentan los pormenores del plan de evacuación. El único dato disponible hasta el momento es el despegue de esos dos aviones desde Zaragoza rumbo a Dubai.

Ese mensaje optimista -“no vamos a dejar a nadie atrás”- no es compartido por todos los aliados que llevan a cabo su plan de evacuación. Bajo el nombre de Operación Pitting, el Reino Unido ya ha trasladado a sus primeros ciudadanos a territorio nacional, pero su secretario de Defensa manifestó su desazón en una entrevista radiofónica al admitir que, probablemente, “algunas personas no van a poder regresar”. Bélgica, Alemania, Italia o Estados Unidos, entre otros, ya están explotando sus planes de evacuación, en mayor o menor fase de cumplimiento.

“Hay que salir ya”, esgrimen los intérpretes afganos que trabajaron para España. Los acontecimientos se precipitan y Kabul, poco después de la retirada de las tropas internacionales, es ya un infierno. El propio Joe Biden señalaba hace un mes desde la Casa Blanca que las fuerzas oficiales afganas aguantarían por sí solas o, como mucho, con un apoyo indirecto de la comunidad internacional. Nada de eso se ha cumplido y el presidente afgano ha salido del país.

Ahora Afganistán se derrumba y su corazón, Kabul, amenaza con sucumbir en cualquier momento. “Cuándo, cómo”, se preguntan los trabajadores afganos que esperan su turno para abandonar el país. Hoy por hoy, afirman, es “imposible” salir por el aeropuerto, la única alternativa para dejar atrás Afganistán.

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