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España

La marcha de Iglesias deja a Montero, Monedero y Echenique en situación crítica

La cúpula tarda en reaccionar a la salida de Iglesias. Fuentes de Podemos hablan de “juegos del hambre de aparatos” mientras se acerca una tormenta judicial. Todas las miradas van hacia Andalucía y Vistalegre IV

Un resultado “tremendo”. Podemos está en estado de shock. La decisión de Pablo Iglesias de dejar todos sus cargos orgánicos ha sacudido el partido. Sobre todo ha afectado a su cúpula, con la número dos Irene Montero que se mostraba conmovida en la noche electoral, cuando Iglesias anunció su salida de la política. El papel de Montero queda en el aire, aunque en la formación morada aseguran que dará la batalla para mantener su poder interno. Con ella, pesos pesados como Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero quedan también en situación crítica.

Lo único en lo que coinciden todos en Podemos es que Iglesias no se esperaba un resultado tan decepcionante. Eso es lo que queda en las primeras reflexiones tras el batacazo del 4-M. Podemos ha logrado superar la barrera del 5%, pero se ha quedado como última fuerza, con tan solo diez diputados autonómicos y el 7% de votos. Una debacle incuestionable. Los que vaticinaban que Iglesias se iba a quedar en la Asamblea, aunque fuera en posición minoritaria, se preparan para recoger los restos de un partido que puede acercarse a su fin definitivo. Otros iban avisando de que la salida de Iglesias era próxima, que este era su “último baile”, como adelantó el pasado 18 de marzo Vozpópuli.

El líder morado, tal vez confundido por una cúpula acostumbrada a darle la razón pero reticente a inmolarse para salvar la formación (esa circunstancia forzó al secretario general a dar el paso), confiaba en poder barrer a Más Madrid. Más allá de las palabras de circunstancias, la victoria de los de Íñigo Errejón ha generado una herida profunda. “Han pensado más en lógica de partido que de victoria de izquierda”, lamentan en Podemos, que nació hace tan solo siete años e irrumpió en la escena política en otro mes de mayo, el de 2014, después de las elecciones europeas.

Transición y Vistalegre IV

Ahora, con Iglesias ya formalmente al margen, se abrirá una fase de transición. Todos los pronósticos apuntan a que después del verano se convocará un congreso extraordinario. Se trata del Vistalegre IV, en el que queda por ver si Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo y sustituta de Iglesias en la Vicepresidencia, se mantendrá como simple rostro visible en el Ejecutivo o se lanzará a por el liderazgo de Unidas Podemos.

“Esto pinta mal de verdad. Habrá una gestión de recursos y poco más”, aventuran algunas fuentes que han trabajado codo con codo con Iglesias. La clave será tener el control del aparato después de la salida del líder máximo. El temor es que se desate un “juegos del hambre de aparatos”. Y la preocupación se mezcla con la incertidumbre: “Ahora hay que ver que harán Yolanda y Errejón”.

Otros sectores del partido, mientras tanto, hablan entre ellos y perfilan una estrategia. En Podemos hubo dos purgas muy cruentas, y algunos de esos afectados creen que queda un margen para abrir el debate y volver a la primera línea. Nadie quiere desvelar sus cartas, aunque todo apunta a que pocos se quedarán quietos. El exdirigente madrileño Ramón Espinar habló el miércoles de "explicar los errores" y negó que Iglesias sea el "chivo expiatorio" de la derecha, tal y como justificó el candidato.

El peligro de la irrelevancia está más cerca que nunca. Algunos ya se lanzan a vaticinar una caída por debajo del 5% de votos a nivel nacional. Muchos cargos se preguntan si conviene tantear cuanto antes a Errejón, para ver si quedan huecos en el "nuevo partido verde". El ex número dos de Podemos intentará una “amalgama confederalista”, mantienen fuentes moradas. No cabe duda de que algunos se interesarán por ella.

El Día D de Podemos

Sobre las ruinas del Día D de Podemos se encuentran también Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero. Echenique, el “soldado de Iglesias” y su hombre de máxima confianza en el Congreso, ha tardado en reaccionar. Se desconoce su futuro, aunque su figura aparece desgastada, al igual que la de Iglesias. La máxima que reza "ya no suma, resta" y que golpeó a Iglesias puede aplicarse también al portavoz. “No les queda más que callar”, sentencia un dirigente.

Juan Carlos Monedero es el único que ha acudido a un medio de comunicación para ser entrevistado. El pasado martes, el profesor de la Complutense entró en la sede de Podemos intentado esquivar las cámaras. Después del batacazo, estuvo en el escenario con Iglesias. Le abrazó y aplaudió. El día siguiente se fue al programa matinal de la Cadena Ser Catalunya y aprovechó para lanzar un dardo contra Errejón. “Mónica García ha sacado un mejor resultado que Errejón. Es una victoria de lo que hicimos en el 15-M, y ha recibido un trato amable porque ha debilitado a Iglesias”, dijo.

Monedero y Montero tienen que lidiar, además del problema orgánico, con dos causas judiciales abiertas sobre el caso niñera y el caso Neurona. También Iglesias, ahora que no goza del aforamiento, puede convertirse en blanco fácil de la Audiencia Nacional en la investigación sobre la tarjeta del móvil de Dina Bousselham. Entre crisis internas, posible guerra por la Secretaría, miedo a la disolución y problemas judiciales, todo apunta a que se acerca una tormenta. Y de cara al futuro todos miran a Andalucía.

La posibilidad de que el presidente Juanma Moreno Bonilla convoque un adelanto electoral es más real que nunca. De hecho, los delegados de Errejón llevan semanas trabajando en ese territorio para buscar un acercamiento a Teresa Rodríguez. De lo que están seguros tanto los críticos como los que quedan del pablismo es que, si se adelantan las andaluzas, los morados no pueden volver a pinchar. “Andalucía es incluso más estratégica que Madrid”, advierten. En Podemos todavía huele a quemado, y la sensación es que hará falta mucho trabajo para garantizar la supervivencia del partido sin Pablo Iglesias.

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