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España

Dos millones de hogares no podían permitirse una temperatura idónea antes del 'tarifazo'

En 2020, cuando aún no se había producido la escalada vertiginosa del precio de la luz, el 11,1% de los hogares españoles padecían este problema, según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Supone la vuelta a los niveles de 2014

Más de dos millones de hogares españoles no podían permitirse una temperatura idónea antes del 'tarifazo eléctrico'. En 2020, la factura de la luz en España ya era alta en comparación con otros países europeos, pero aún no se había producido la escalada vertiginosa de los últimos meses. Por aquel entonces, el 11,1% de los hogares del país no podían disponer de una temperatura acorde a las distintas estaciones del año. El porcentaje responde a la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE y supone la vuelta a los niveles de 2014.

En total, el número medio de hogares en España aumentó en 129.100 durante 2020, alcanzando los 18.745.800. El tamaño medio del hogar se situó en 2,5 personas, la misma cifra que el año anterior. El porcentaje de hogares que padecían esa carencia material se situó en 11,1%, lo que se traduce en que, ya el año pasado, 2.080.783 hogares se encontraban en esa situación.

Aunque el alto precio de la electricidad no es el único factor que influye en que se dé esta circunstancia, difícilmente una factura tan desorbitada como la de los últimos meses contribuirá a solventar el problema. teniendo en cuenta los efectos derivados de la pandemia que aún persisten, cabe esperar que ese porcentaje seguirá en aumento cuando se aborden los datos de 2021.

No disponer de una temperatura adecuada en casa es una de las nueve condiciones a tener en cuenta cuando se trata de valorar si una persona vive en un hogar en situación de carencia material severa.

Temperatura, dieta, retrasos en pagos...

El resto de condiciones pasan por no poder permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año; no poder comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días; no tener capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 750 euros); tener retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos 12 meses; no disponer de un automóvil; no disponer de teléfono; no tener un televisor y no poder disponer de una lavadora.

Si alguien tiene al menos cuatro de estos problemas, será considerado una persona en situación de carencia material severa. Con el título 'Sociedad expulsada y derecho a ingresos', Cáritas y la Fundación Foessa presentaron este miércoles un informe en el que se hace referencia, entre otros muchos asuntos, al aumento de la población en situación de exclusión social, a la pobreza severa y a la Encuesta de Condiciones de Vida que aborda el tema de la temperatura.

Cifra récord, como en 2014

Raúl Flores, coordinador de Estudios de Cáritas y secretario de Foessa, explica a Vozpópuli que desde 2014, el porcentaje de los hogares que no se podían permitir una temperatura no superaba el 11%." Tanto aquel año como en 2020, el volumen se situó en el 11,1% de acuerdo a los datos del INE", señala Flores. Después comenzó a bajar.

"En 2015 descendió a 10,7% y en 2016 a 10,2%. En 2017 se situó en el 8,3% y en 2018 se produjo un leve repunte que luego volvió a decaer", constata Flores. Para el año 2019 solo el 7,7% de los hogares no tenían posibilidad de tener una temperatura idónea, cifra que se elevó hasta el 11,1% en 2020. "La pandemia ha supuesto una quiebra de la tendencia a la baja que se venía registrando", manifiesta.

Sin embargo, Flores aclara que este porcentaje no puede vincularse aún al llamado 'tarifazo eléctrico' puesto que son cifras correspondientes al año pasado. "El incremento de la factura de la luz se viene produciendo en los últimos años, cuando la tendencia era a la baja, y el incremento más notable se ha producido este de este 2021, por lo que ese 11,1% de hogares con esa carencia en 2020 no responde al precio vertiginoso de la electricidad en los últimos meses", advierte.

No obstante, cabe pensar que el aumento desorbitado del precio de la factura, sumado a las altas tasas de desempleo y a otros efectos derivados de la pandemia no contribuirán a disminuir las carencias materiales a las que se enfrentan millones de hogares en el país.

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