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Guardias civiles en la valla de Melilla: "Solo nos dejan usar botes lacrimógenos"

Guardias civiles que han vivido el último salto masivo a la valla de Melilla lamentan a Vozpópuli los medios que tienen para defenderse del violento ataque de los inmigrantes

Inmigrantes entrando en España tras un salto a la valla de Melilla.
Inmigrantes entrando en España tras un salto a la valla de Melilla. EFE.

"Ha sido una locura.... otra vez". Son las parcas pero contundentes palabras de un agente de la Guardia Civil que ha vuelto a vivir un salto masivo a la valla de Melilla. Con lo sucedido a principios de marzo aún en la retina este guardia reconoce sentirse desbordado tanto en medios humanos y materiales. "Solo nos dejan utilizar gases lacrimógenos y con ello no podemos frenarles", asegura en una conversación con Vozpópuli.

Todo su grupo lleva desde comienzos de esta semana en tensión a la espera de acontecimientos. La tensa calma de los últimos meses, con saltos aislados de pocas personas, se truncó el pasado sábado cuando un centenar de agentes de diferentes cuerpos marroquíes resultaron heridos con unas 700 personas migrantes congregadas en unos bosques cercanos. "Fue un toque de alarma", advierte este efectivo.

"Sabíamos que iban a estar escondidas esperando el momento indicado para entrar. Hoy ha tocado y son momentos muy duros pero tenemos que afrontarlo", detalla exhausto tras sufrir durante toda la mañana las carreras o los golpes de los migrantes que intentaron acceder a España. Este agente, una vez más, se muestra sorprendido por la violencia ejercida por estos grupos. "Nos han tirado piedras lanzas con pinchos, garfios.. estamos hartos", lamenta.

Nunca es un caso aislado

"Entran a lo bestia.. cientos y cientos. Estamos acostumbrados pero es lamentable. No nos dejan hacer nada. Solo disparar botes lacrimógenos. Se pasa muy mal en estos saltos", explica uno de los miembros del operativo que ya estuvo en los saltos masivos del pasado mes de enero.

Una de las ideas que más sobrevuela la cabeza de este agente es lo que le espera en los próximos días. "Nunca es un caso aislado. Siempre son varias jornadas de lucha hasta que buena parte de ellos entran", lamenta mientras reflexiona que "nada ha cambiado desde el salto de marzo".

El balance del salto de este viernes es escalofriante. Cerca de 2.000 inmigrantes se han lanzado a primera hora de la mañana sobre el perímetro de la ciudad autónoma y más de 130 lograron acceder a territorio nacional. Medio centenar de agentes de la Guardia Civil y 57 subsaharianos resultaron heridos.

Los inmigrantes detenidos por las autoridades marroquíes

Medios marroquíes informaron de la muerte de 17 inmigrantes en el reino alauí. Diversas voces asociativas del Instituto Armado han reclamado refuerzos para evitar incidentes futuros mientras que España destacó la colaboración de Marruecos en el intento de contener el salto.

Sin embargo, los agentes que han formado parte del operativo reiteran que siguen "faltando medios humanos y equipamiento" para luchar contra estos grupos violentos. Una línea que es similar a la de la asociación mayoritaria de la Guardia Civil, Jucil, que lleva meses reclamando y denunciando esta situación.

Jucil pide la ayuda de las Fuerzas Armadas

 Jucil solicita la participación de las Fuerzas Armadas en el control de la frontera: "La plantilla de guardias civiles resulta escasa, solicitamos de nuevo la intervención de unidades del Ejército".

“Han accedido cientos de personas y allí, para contener este tsunami humano había 40 integrantes de los GRS de la Guardia Civil, menos de un agente por cada diez asaltantes a la valla”, ha resaltado el secretario general de Jucil, Ernesto Vilariño.  

A la falta de personal se une la ausencia del material adecuado. “Nuestros compañeros en Melilla deben contar con mejores dotaciones, uniformes con protecciones que dificulten que puedan resultar heridos y mejores medios como chalecos antibala que faciliten su tarea en el control de estas invasiones por la valla”, ha añadido Vilariño.

Desde esta asociación recuerdan que se solicitó "que no se premie con el permiso para permanecer en España a quienes utilizan la violencia para entrar". "Genera un efecto llamada para nuevos intentos de salto de la frontera sur de Europa” ha añadido el dirigente de Jucil.

En la misma línea se ha expresado Pedro Carmona, el portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). "Han empleado contra los agentes, radiales, barras de acero y herramientas de corte", señala. Al mismo tiempo pide al Ministerio del Interior "soluciones urgentes" para Ceuta y Melilla: "No podemos seguir siendo escudos humanos, hacen falta más medios".

Antidisturbios en Melilla

Por su parte, el sindicato mayoritario de la Policía Nacional, Jupol ha solicitado la instalación de un "peine" sólido en la valla de Melilla que impida el salto de la misma. Actualmente, el denominado peine, está formado por un conjunto de barrotes de acero que permite a los inmigrantes que quieren saltar la valla para acceder de manera irregular a España colgarse de los barrotes y proceder al salto de la valla.

La organización ha reclamado además al Ministerio del Interior y a la Dirección General de la Policía que destine más medios materiales y humanos a las fronteras terrestres. Entre estas medidas se encuentra la implantación de un grupo de la Unidad de Intervención Policial en Melilla.

"Una unidad que permitiría afrontar los saltos masivos de inmigrantes a la valla de Melilla de una manera efectiva y en la que se pueda garantizar la seguridad de los agentes", apuntan. Jupol ha reiterado su denuncia por la falta de renovación del Catálogo de puestos de trabajo de Melilla, que lleva desde 2008 sin renovarse, cuando había
15.000 habitantes menos en la Ciudad Autónoma.

Todo estas peticiones se producen con la incertidumbre de qué sucederá en los próximos días. El anterior salto a la valla duró tres días. Ahora los agentes temen que se puedan prolongar más jornadas, hasta que entren todos, y que aumenten su violencia para acceder a España.


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  • A
    Alexander

    Melilla no reporta ningún beneficio a España, por el contrario es un pozo sin fondo que se traga miles de millones de euros del Estado español cada año.