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Guardias civiles piden ayuda militar por la "inminente apertura" de la frontera de Ceuta y Melilla

Un grupo de subsaharianos que saltó en marzo la valla de Melilla ha viajado en ferry hasta Málaga aprovechando que se tramita su solicitud de asilo

Unos 500 migrantes de origen subsahariano han conseguido saltar la valla de Melilla Europa Press

Ayuda del Ejército o que se incremente el número de efectivos en las vallas que protejen Ceuta y Melilla. La "inminente" apertura de los pasos fronterizos, que se vislumbra que será a mediados de este mes, ha puesto en alerta a los guardias civiles de la zona que se preparan con todos los medios que disponen para afrontar una situación compleja que puede derivar en un caos con nuevos saltos.

Y es que en los últimos tiempos se ha detectado un cambio en las rutas de inmigración. Estas personas ya no llegan a Italia sino que cruzan el Sahél para intentar a acceder a Europa por Ceuta y Melilla, según advierte a Vozpóuli el portavoz nacional de Jucil, Agustín Leal. Otro de los problemas que pueden producirse en los próximos tiempos es que Argelia "pueda abrir la mano".

"A medida que mejore el tiempo puede que empiecen a llegar pateras hasta Baleares, Almería o toda la costa del Levante. El año pasado se detectaron 5.000", asegura Leal. Toda esta preocupación se incrementará en las próximas semanas con la apertura de los pasos fronterizos. Una decisión que mantiene en alerta a los efectivos de la guardia civil de la zona que luchan con una plantilla mermada.

Dos minutos para entrar en España

Porque Leal recuerda que aún siguen los trabajos de la instalación de peines invertidos en Melilla. Precisamente en la zona donde se produjeron los violentos saltos del mes de marzo. "Se arreglan a un ritmo irrisorio, podrían tardar unos diez meses. No es la solución los peines invertidos. No impiden los saltos, solo los ralentizan. Tenemos calculado que tardan dos minutos de reloj y no da tiempo de reacción para los más de cien agentes destinados en vigilar el perímetro de la valla", lamenta.

Otro de los problemas es que faltan agentes del catálogo del cuerpo y no se cubren estas vacantes, según Jucil. En cuanto a los medios que disponen, Leal afirma que la semana pasada se publicó una oferta para adquirir material de antidisturbios para Melilla. "Es una falta de previsión total", critica.

Leal pone el foco en la agresividad que emplearon los últimos inmigrantes que saltaron la valla armados con garfios y tirando heces y cal a los agentes que protegían la frontera. "Pedimos que se les devuelva. No se les puede premiar con el asilo", advierte.

De Melilla a Málaga

Los grupos de subsaharianos que consiguen entrar en España se dirigen directamente al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) donde comienzan a tramitar su petición de asilo. Mientras se resuelve este documento pueden moverse libremente por toda la geografía española.

Según Jucil, uno de estos grupos, formado por unos 30 inmigrantes, fue avistado la noche del pasado martes al miércoles en un ferry donde se dirigían hasta Málaga a la espera de que se resuelva su situación legal en nuestro país. "Es una legislación demasiado laxa", explica Leal.

El grupo de subsaharianos tomando el ferry de Melilla a Málaga

"Queremos dejar bien claro que JUCIL no está en contra de la inmigración. Creemos, eso sí, que este proceso migratorio debe llevarse a cabo de una manera ordenada, documentada y con la aplicación de medidas y condiciones que eviten un efecto llamada sobre aquellas personas que ahora saben que, si ejercen violencia y consiguen su objetivo de cruzar la valla, lograrán con esta actitud el premio de poder moverse con libertad por toda España”, puntualiza.

Necesitan 200 efectivos

Uno de los mayores temores que viven los agentes del cuerpo desplegados en esta zona es que más de 3.000 inmigrantes subsaharianos se concentran en el Monte Gurugú (Marruecos), al otro lado de la valla de Melilla, a la espera de una oportunidad para intentar un nuevo salto masivo. Una cantidad que se podría afrontar con "no menos de 200 efectivos más".

"No hay personal para atender la vigilancia de la valla, el control de los pasos fronterizos por tierra y la llegada de viajeros al puerto a través de los ferrys que cruzan el Estrecho de Gibraltar", manifiesta Leal. Y no solo la situación de Melilla preocupa y piden que también se ponga el foco en Ceuta.

Porque según explican desde Jucil el 17 de mayo del año pasado unos 10.000 inmigrantes, en su mayor parte menores, cruzaron sobre todo a nado hasta Ceuta desde Marruecos el 17 de mayo del año pasado, en la mayor avalancha registrada hasta el momento. "Estas situaciones pueden repetirse si las plantillas de la Guardia Civil, de por sí muy justas, tienen que dividirse", añade. El devenir de las próximas semanas marcará el calendario del flujo migratorio que tienen por delante controlar las fuerzas de seguridad.

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