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España

El otro fraude de la Universidad: alumnos que compran trabajos de fin de grado

Papeles

“Hacemos los trabajos que tu no puedas o no quieras hacer, somos un equipo de profesores universitarios con amplia experiencia en la realización de este tipo de trabajos, el proceso es absolutamente confidencial”. Este es el mensaje de presentación de una de las páginas web que dan la posibilidad a los estudiantes de recurrir a empresas y particulares para elaborar los trabajos de grado y posgrado. Alumnos, que como Cristina Cifuentes y Carmen Montón, están dispuestos a cometer irregularidades para obtener un título académico.

El mercado de documentos académicos por encargo se ha incrementado desde que se implantó en 2008 el Plan Bolonia en las universidades europeas, por el que se suprimían las licenciaturas para dar paso a los grados, que exigen a los alumnos la entrega de un informe exhaustivo como último paso para tener el título y es considerado una asignatura más dentro del programa formativo de las carreras y másteres.

Precio medio por trabajo: 10 euros por página

Buceando en internet, basta con teclear: “‘Comprar TFG’ o ‘Comprar TFM’” en un buscador para que la red se inunde de ofertas de personas dispuestas a echar una mano a los alumnos a cambio de una compensación económica que suele rondar los 10 euros por página redactada. En algunas de ellas dan un presupuesto previo en función del número de páginas, las fuentes consultadas, el idioma o el estilo requerido para las referencias bibliográficas.

Uno de estos portales que está activo desde 2015 es hacemostutrabajo.com. El responsable de esta web, que ha preferido no revelar su identidad, asegura que reciben entre 350 y 400 encargos de media: “Existe mucha demanda, sobretodo de alumnos que ya tienen planteado su trabajo y necesitan que les orientemos en el desarrollo; así como alumnos que no saben afrontar las correcciones que han recibido por parte del tutor”, señala.

El perfil de las personas que se ofrecen a redactar los trabajos de los alumnos en esta página es variado. Son “profesionales muy preparados, con varios másters, doctorados, especialidades… que poseen una alta capacidad de redacción y son expertos en hacer revisiones bibliográficas. Hay abogados, profesores, médicos, filólogos, ingenieros…”, indica.

La responsabilidad de que se cometa un fraude educativo mediante la contratación de estos servicios cae directamente sobre el alumno, que podrá ser sancionado por el código interno que posee cada centro en caso de que se detecte que el alumno no ha elaborado el trabajo.

Difícil de probar que el alumno no lo ha realizado

Detectar un trabajo hecho por una persona ajena al estudiante no es sencillo. En los casos en los que la persona que examina al alumno conoce su trayectoria académica hay detalles como la calidad del trabajo, los detalles e incluso la manera de expresarse que pueden indicar que el alumno ha encargado el documento a otra persona. Sin embargo, en los tribunales de evaluación es muy habitual que los docentes no conozcan al estudiante, lo que dificulta su identificación.  

Desde hacemostutrabajo.com señalan que desde su plataforma no se plagian trabajos, por lo que “no tenemos necesidad de sortear las herramientas (antiplagio) de la universidad ya que nosotros no realizamos plagio, por lo que es imposible que la universidad sepa si lo ha elaborado el alumno o no”.

Por ello consideran que su negocio está al alza  y desde este portal aseguran que afrontan el futuro “con visión de crecimiento y expansión”.

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