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España

Los tambores de gran coalición PP-PSOE distancian a Rubalcaba de Felipe González y disparan el desconcierto en el PSOE

Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, durante un acto celebrado hace unos meses en Madrid.

En esta etapa de remolinos que atraviesa el PSOE, con un liderazgo discutido y discutible, lo más mortífero para Alfredo Pérez Rubalcaba sería aparecer dentro de su partido como alguien dispuesto a todo con tal de permanecer en la primera línea de la política. “No quiere que le veamos como un oportunista siempre encolado a los trapicheos de la alta política y a las decisiones que pudieran parecer de Estado”, asegura uno de sus colaboradores más inmediatos, consciente de que es esta la imagen que desprende Rubalcaba en la mayoría de los sectores del partido que han seguido de cerca su dilatada carrera política.

Rubalcaba no quiere que se le vea como un oportunista capaz de todo con tal de seguir en la primera línea de la política, afirman en su entorno

En el PSOE son bastantes los que conocen al dedillo las amistades de Rubalcaba con quienes fueron importantes dirigentes del PP y con empresarios y banqueros que suelen ponerse al sol que más calienta. Son también muchos los que opinan de él que, con tal de sobrevivir y mantenerse en la cresta de la ola, sería capaz de todo, hasta de sentarse como número dos en un Gobierno presidido por Mariano Rajoy. “Y ésta”, aseguran las mismas fuentes, “es una imagen mortal para Alfredo en un momento en el que hay una fuerte corriente interna dentro de la organización, es verdad que escasamente estructurada, deseosa de que en Ferraz entre aire fresco y se jubile a quienes llevan décadas en política”.

Esta corriente de pensamiento ha empezado a conectar con algunos de los referentes de la llamada vieja guardia, divorciada de Rubalcaba desde que contemplaron sus movimientos a favor de José Bono en el congreso que le enfrentó a Zapatero en el año 2000, los que le acercaron a este último y le convirtieron en vicepresidente de su último Gobierno y, finalmente, los que le terminaron aupando a la secretaría general del PSOE hace dos años en el congreso sevillano donde ganó a Carmen Chacón por solo 22 votos de diferencia.

Algunos de los referentes de la vieja guardia socialista quieren que entre aire fresco en Ferraz y se jubile a quienes llevan décadas en política

A la vista de no pocos diputados socialistas, los tambores de la gran coalición PP-PSOE accionados recientemente por Felipe González le han hecho un roto de considerables proporciones a Rubalcaba y han confirmado el distanciamiento que desde hace tiempo ya se había detectado entre ambos en medio de un creciente desconcierto dentro de su partido. “Felipe siempre ha ido un poco a su aire, pero ahora más que nunca ya que reflexiona en alto sin medir las consecuencias que sus ideas o sus propuestas pueden tener para Alfredo”, afirma otra fuente muy cercana a este último. Ello explica su rechazo a la gran coalición que el expresidente vería útil en caso de que el país lo necesitara si, interpretando sus palabras, en la próxima legislatura no hubiera una mayoría de gobierno estable o el problema de Cataluña se desbocara.

Yo soy químico y ya digo desde este momento que no estoy dispuesto a participar en un Gobierno de coalición con el PP, es imposible”, le ha dicho Rubalcaba a los suyos para no aparecer como un chaquetero y, en parte, también para no alimentar la desmovilización electoral que se detecta en el PSOE.

En la dirección del PSOE se opina que Felipe González va a su aire, sin tener en cuenta el daño que sus reflexiones en alto pueden ocasionar a Rubalcaba

Otras fuentes socialistas recuerdan que la toma de distancia entre González y Rubalcaba no es nueva. A finales del año pasado, el expresidente cuestionó abiertamente el liderazgo de este último poco antes del comienzo de la conferencia política del PSOE, al considerar que el partido estaba perdiendo su vocación mayoritaria y no había logrado elaborar un proyecto de gobierno alternativo al del PP, distraído solo por las luchas internas de poder. González advirtió entonces del riesgo de que el sustituto de Rubalcaba dure poco tiempo si no encuentra un proyecto claro que se resuma en un discurso sencillo y que incorpore ciertas prioridades para conectar con las nuevas generaciones. La receta del expresidente era y es la de “superar la endogamia”, algo que los socialistas no han podido conseguir y ha provocado su caída en picado en las encuestas. Las europeas del domingo, 25, pueden ser una nueva demostración de ello.

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