Expertas sobre la polémica de Irureta: "Explorar el cuerpo de uno mismo es un derecho sexual"

El aplaudido discurso de Telmo Irureta al recibir el Goya en la categoría de mejor actor revelación por su papel en La consagración de la primavera ha causado una espiral de discusión en los últimos días. El actor guipuzcoano aprovechó sus declaraciones para defender la inclusión de personas con discapacidad en el cine, así como un 'guiño' al derecho a la sexualidad. "Nosotros también existimos y nosotros también follamos. Brindemos hoy por un cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo", clamó el intérprete. 

Sin embargo, las palabras de Irureta sobre el escenario de los Premios no gustaron a todos. Diferentes plataformas feministas y usuarios en redes sociales han expresado su total desacuerdo recordando al actor que "el deseo de 'follar' no legitima la explotación sexual de las mujeres" y "la discapacidad tampoco". En cambio, la delegada de Derechos Humanos y Coordinadora de Incidencia de la Confederación ASPACE, Ángeles Blanco, señala que "Telmo lo que está visibilizando es la diversidad de los cuerpos, la realidad de la sexualidad y de las personas con parálisis cerebral. Y eso es lo que hay que aplaudir". 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. La Confederación ASPACE pide regular la asistencia sexual para las personas con parálisis cerebral y otras discapacidades como forma de apoyo y sin que incluya las relaciones directas. "Cada vez que sale el debate de la sexualidad, sale desde su óptica", señala Ángeles Blanco a Vozpópuli. Para la delegada de DDHH "es muy importante que junto a las 'gafas moradas' se adopte la perspectiva de la discapacidad". 

"Los movimientos sociales se deben escuchar unos a otros y facilitar que haya una igualdad entre todos. También conocer, entender y empatizar con la frustración de las personas con discapacidad", destaca. Blanco aboga por comprender "que estamos hablando de personas que necesitan a alguien para hacer todas y cada una de las cosas que desarrollan en su vida diaria. Es decir, necesitan una mano, ya sea para comer o para su higiene". En esta línea, la que es coordinadora de la Confederación Española de Asociaciones de Atención a las Personas con Parálisis Cerebral critica que no por tener una discapacidad, "se ha de eliminar de golpe y 'porrazo' ese deseo sexual", simplemente se ha de "articular una vía diferente respetuosa en términos de Derechos Humanos". 

La labor de la asistencia sexual es "clave"

En un artículo del Jurista y Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III, Rafael de Asís (¿Es la asistencia sexual un derecho?) argumenta que la reflexión sobre la actividad sexual y derechos sexuales en el ámbito de la discapacidad ha estado condicionada por una serie de presupuestos. En primer lugar, los estereotipos que parten, en muchos casos, de la consideración de las personas con discapacidad como seres asexuales o, en todo caso, dependientes sexualmente. La deliberación de que sólo deben relacionarse con otras personas con discapacidad. O, con la idea de que las personas con discapacidad intelectual "manifiestan un impulso sexual exacerbado, o que no controlan adecuadamente su expresión sexual". 

ASPACE reivindica una asistencia sexual que consista en formar a la persona asistida "en sus derechos sexuales y reproductivos y en cómo desarrollar su autodisfrute". Según explica Blanco, esta figura es "clave" para mostrar a las personas con discapacidad cómo masturbarse dentro de sus capacidades o enseñarles a utilizar herramientas adaptadas para ello "de forma segura". También, para ayudar a parejas a mantener relaciones, con previo consentimiento de ambos, porque puede "posicionarlos en la cama, desnudarlos y en un momento dado colocar los métodos anticonceptivos e, incluso, ayudar a la colocación para la penetración entre la pareja". La asistencia sexual, de acuerdo con la delegada la delegada de Derechos Humanos, hace posible incluso "prevenir situaciones de abuso o violencia". 

La labor de la asistencia sexual cruza la controversia y las posiciones encontradas. En España no existe una regulación específica, como sí la hay en otros países europeos como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Alemania o Suiza. Otros, como Francia, ya han puesto sobre la mesa el debate sobre la legalización de esta actividad. No obstante, organizaciones civiles o plataformas como 'asistenciasexual.org' facilitan este servicio. 

Nunca me he sentido incómoda o forzada. Siempre he sido completamente libre"Montse García

Montse García, asistente sexual, colaboradora de 'asistenciasexual.org' y autora del primer libro sobre el asunto (La resurrección de las Monstruas. Asistencia Sexual, entre deseos y placeres) aclara que no es una modalidad encubierta de la prostitución. "Yo no me desnudo ni acceden a mi cuerpo, es simplemente un acompañamiento a la sexualidad de la otra persona. Se trabaja su propio placer con su propio cuerpo porque normalmente son personas que de forma autónoma no pueden". Montse defiende que "explorar el cuerpo de uno mismo es un derecho sexual". 

En este sentido, afirma que "nunca se ha sentido incómoda o forzada a nada". "Siempre he sido completamente libre de poder estar o no, y hacer según qué prácticas. Constantemente hay comunicación bilateral por las dos partes realmente muy consensuada". 

Tanto Ángeles Blanco como Montse García consideran que la sociedad 'no se cierre en banda' respecto a la figura de la asistencia sexual. Pues "desde ahí es la única en la que se respetan los derechos humanos tanto de las personas con discapacidad como de las personas que van a ejercer esa labor".