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De ETA a la guerra biológica: los artificieros de la Guardia Civil celebran sus bodas de oro

El Servicio de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil (Sedex) cumple 50 años en los que ha luchado contra los artefactos de ETA y ahora centra su futuro en la guerra biológica y los yihadistas

Uno de los artificieros de la Guardia Civil trabajando en una situación de desactivación de un artefacto
Uno de los artificieros de la Guardia Civil trabajando en una situación de desactivación de un artefacto

"Estamos dentro de la élite mundial por la experiencia que adquirimos por los atentados de ETA". Así esta considerado el Servicio de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil (Sedex) que lleva 50 años enfrentándose a bombas, rescates y ahora la guerra biológica. Los momentos de tensión antes de neutralizar un objetivo los viven sin pestañear. Están entrenados para ello. Esta unidad celebra sus bodas de oro con la misión de adaptarse a los nuevos terrorismos globales, según relata a Vozpópuli el teniente Salvador Serrano.

El nacimiento de Sedex se remonta a la década de los 70 en España. En ese momento, la banda terrorista ETA comenzó a atentar con artefactos explosivos y los encargados de cubrir estos avisos eran los miembros de artillería del Ejército. Debido al desborde que sentían estos agentes se pasó las competencias a la Guardia Civil, cuyos efectivos fueron formados durante años en esta materia.

La élite mundial de los artificieros

Fruto de estos trabajos esta unidad de la Guardia Civil quedó inaugurada el 2 de marzo de 1973. Entre sus cometidos está organizar, gestionar y ejecutar la detección, neutralización y desactivación de explosivos. También se encargan de los incendios radioactivos, biológicos y químicos.

La andadura de estos agentes comenzó en los Parques de Maestranza hasta que en los años 80 se creó la Escuela de Tedax, donde se prepara a la gente y se conocen los nuevos medios. "El Sedex está en la élite mundial de los artificieros por la experiencia que se ha pillado de la época de ETA", destaca el teniente Salvador Serrano, profesor en desactivación de explosivos de la Guardia Civil.

La lucha contra ETA fue muy complicada para estos agentes. "Directamente atentaban primero contra personal de la Guardia Civil, la Policía Nacional y políticos pero después pusieron el foco en la sociedad civil como el atentado de Hipercor", recuerda. "Hacían una llamada para atraer al Tedax y eras su objetivo", añade. Todos esos años significaron una evolución gracias a las investigaciones que realizaron. Unas diligencias que les han llevado a la cúspide de las organizaciones policiales mundiales.

La guerra biológica

Este reconocimiento internacional se comprueba en las diferentes colaboraciones internacionales con otros cuerpos que realizan para el intercambio de información o el cotejo de datos. Una de sus últimas incorporaciones al equipo son los especialistas en armamento nuclear o radiológico. "La guerra biológica con las amenazas de las bacterias y los virus. Las posibles bombas sucias que van ligadas a explosivos tóxicos", explica este teniente.

En la actualidad, el Sedex cuenta con más de 240 efectivos repartidos en 40 grupos por toda España. Dentro de sus funciones también se encuentra el Servicio de Subsuelo. Periódicamente o antes eventos multitudinarios revisan las alcantarillas ante las posibles amenazas de atentado.

Uno de los entrenamientos de un efectivo de los Sedex de la Guardia Civil

Una de sus prácticas más reconocidas a nivel internacional se está usando para la búsqueda de supervivientes en el terremoto de Turquía. Son las microvoladuras controladas para romper rocas sin causar daños humanos. Este método, que controlan a la perfección, es utilizado en multitud de desastres y rescates. Han llegado a practicarlas en minas a 900 metros bajo la superficie para salvar la vida de mineros en peligro.

El rescate de Julen en Totalán

También las usaron en uno de sus intervenciones más mediáticas: el rescate de Julen, el niño atrapado en un pozo en Totalán (Málaga). Fueron dos semanas, del 13 al 26 de enero de 2019, y el corazón de España estaba en un puño. "Fue uno de los momentos más difíciles, hacer el túnel y una bajada paralela donde no había nada", recuerda Serrano.

Tres años después de este suceso, el teniente de la Guardia Civil reconocer que el fallecimiento del niño "era lo esperado" ya que sufrió una caída de 25 metros y su rescate tardó casi dos semanas. "En esos duros momentos hay que recuperarse rápido. Estás preparado para este tipo de cosas. Sufrió mucho la gente y se lleva lo mejor que se puede. El tiempo todo lo cura como se suele decir pero fueron días complicados para el personal", admite el teniente de la unidad.

La tensión delante de una bomba

El mayor reto en la actualidad de estos agentes es la preparación contra el terrorismo yihadista, una lucha que es "muy complicada" ya que tienen en mente "inmolarse" y deben neutralizar el objetivo y después el artefacto. En ese momento llegan los minutos claves de su trabajo. "Estás muy concentrado pensando en lo que puede pasar. Tu objetivo es claro: evitar un mayor daños a la sociedad y un daño hacia tu persona", añade Serrano. "La tensión que se vive es como antes de salir a la plaza. Puedes estar nervioso pero una vez que acabas ya eres tu solo. La concentración nos otorga tranquilidad", subraya este teniente.

El futuro de los Sedex es mantenerse en la misma línea. Para ello siguen mejorando las investigaciones, sus técnicas y se adaptan a los nuevos "terrorismos globales". "Hay que atacar esa nueva amenaza y responder positivamente", recalca. Ahora los yihadistas usan sustancias y pueden ocasionar problemas de radiación con elementos como el Torio o el Uranio.

Para conocer más de cerca el trabajo de estos artificieros, la Guardia Civil ha inaugurado una exposición en el Centro Cultural Juan Prado de Valdemoro que estará disponible hasta el 3 de marzo. Los visitantes podrán ver los primeros medios con los que trabajaron estos agentes contra ETA, los artefactos que se incautaron a la organización terrorista o el material que usa la Unidad Central Operativa (UCO). También están presentes los artilugios más modernos como los robos o los drones que usan en la desactivación de explosivos. Una mirada al pasado, presente y futuro de una unidad que trabaja al límite.

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