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España

Celestino Corbacho: "El PSC ya no es garantía, no tiene líneas rojas"

Celestino Corbacho en una imagen de archivo.

Lo fue todo en el socialismo catalán y aunque ahora ve desde la barrera los vaivenes del PSC, Celestino Corbacho (Valverde de Leganés, 1949) no pierde de vista lo que sucede tanto en Cataluña como en Madrid. Ya desde la órbita de Ciudadanos, el ex ministro de Trabajo con el Gobierno de Zapatero (2008-2010) y actual concejal en el Ayuntamiento de Barcelona conversa con Vozpópuli en una charla en la que vaticina serios problemas en la coalición PSOE-Podemos y en la que se muestra crítico con su antiguo partido por su voluble posición hacia el constitucionalismo. 

¿Hacia dónde cree que va Pedro Sánchez en su relación política con el independentismo?

Me gustaría tener una respuesta clara, pero sinceramente no lo sé. Si me atengo a las declaraciones de Pedro Sánchez hace un mes, no hace un siglo, y mantiene su 'no' a la autodeterminación y que se debe resolver en Cataluña el problema de la convivencia, diría que es muy difícil que esos postulados el independentismo los acepte como para comprometerse en una investidura. Ahora bien, si escucho a la vicepresidenta del Gobierno decir que se puede hablar de todo, incluso del título VIII de la Constitución,  pues no lo sé. No sabría decir hasta dónde quieren llegar. Yo creo que el Gobierno de Pedro Sánchez debería poner una línea roja muy nítida, que es el derecho de autodeterminación, que no existe. Y no es suficiente con decir que como no lo permite la Constitución no cabe en una negociación. El PSOE debería decir con toda claridad que en ningún caso ellos están por el derecho de autodeterminación, pero no porque la Constitución no lo admita, sino porque en ningún caso aceptaría una reforma de la Constitución para incorporar dicho precepto.

¿De qué PSOE habla: Pedro Sánchez y la militancia, los barones…?

Si hablamos del PSOE en su conjunto, no podemos negar que es un partido comprometido con la Constitución española y con los valores socialdemócratas que ha defendido durante muchos años en el Gobierno. Pero en este nuevo PSOE se han introducido una serie de elementos que han modificado lo que era el antiguo PSOE. Actualmente hay una consulta a la militancia, pero el comité federal sobre este hecho aún ni se han pronunciado. Están desapareciendo, y no sólo pasa en el PSOE, los contrapoderes que todo partido tenía en una democracia representativa. Se recurre a las bases y a partir de ahí el que lidera puede hacer lo que estime oportuno, porque ya tiene ese aval no de una discusión en profundidad de los contrapoderes internos que en toda organización deberían existir, sino de lo que considera que debe ser su interés. Por tanto yo hago una distinción entre el PSOE que creo que tiene unas raíces profundas en el socialismo comprometido con los valores constitucionales y la deriva a la que está llevando últimamente al PSOE  quienes lo dirigen. Y esa distinción para mi es importante.

Si piensa Sánchez que el independentismo se va a apaciguar por el simple hecho de una declaración de principios, está completamente equivocado

¿Descarta tensiones en el PSOE que desemboquen en una ruptura si se cede a los independentistas?

No me atrevería a hacer ese pronóstico. Sería difícil una ruptura en el sentido clásico del término. Eso no sucederá. Lo que sí puede suceder es que haya voces que se vayan alzando por no estar de acuerdo. Porque si Pedro Sánchez se cree que el independentismo se va a conformar con una simple declaración de principios, estamos completamente equivocados. El independentismo tiene una hoja de ruta muy clara. Y es que para llegar a la independencia tienen que conseguir la terminología de ‘Cataluña es una nación’, después vendrá la reivindicación de que la soberanía tiene que residir en la nación catalana y que esa nación catalana que dispone de soberanía tiene que decidir el derecho de autodeterminación para convertirse en estado propio. Ese es el camino. Si piensa Sánchez que eso se va a apaciguar por el simple hecho de una declaración de principios, pues yo creo que no. Ahí es dónde yo creo que vendrá el problema, que es el de la dificultad de la gestión de estas cosas desde una cierta ambigüedad.

Pan para hoy y más enfrentamientos para mañana…

Yo espero que el conflicto que ha habido y que estamos todavía observando, quizás con menos intensidad ahora, no sea la tónica futura. Lo que sí creo es que al independentismo hay que dejarle claras las cosas. Y decirles que la soberanía reside en el pueblo español y que no hay voluntad de modificar ese precepto. Eso es lo que tiene que hacer el PSOE, y lo tienen que hacer el PP y Ciudadanos y todos los partidos constitucionalistas. En segundo lugar, que no se va a modificar la Constitución ahora ni en el futuro para incorporar el derecho de autodeterminación. En consecuencia, la independencia es un concepto que no cabe ni en nuestro ordenamiento jurídico ni en nuestros presupuestos políticos.

¿Y a partir de ahí?

Todos tenemos que estar abiertos a encontrar un espacio que nos permita llegar a unos puntos en común de cómo mejoramos la gobernación de los territorios, cómo gobernamos la situación económica sabiendo que el horizonte no tiene que ser una estación intermedia para llegar una estación final que es la ruptura. Los independentistas qué dicen: "Estamos dos millones aquí". Y yo creo que hay que decirles con toda claridad: "Sí, sí. Esto es un río. Y en esa orilla efectivamente veo que hay dos millones de personas. Pero ¿sabe qué pasa? Que en esta otra orilla del río también hay otros dos millones y detrás de ellos hay 35 más". No nos pongamos a contarnos. Porque sin nos contamos, la mayoría está aquí. Y habrá que decirles que tienen que entender que en la Europa del siglo XXI la secesión no cabe. Y a partir de ahí, vamos a hablar de cómo podemos gobernarnos todos lo mejor posible.

¿Esos dos millones más los 35 están siendo desatendidos por afán de poder?

Totalmente. En estos momentos, Pedro Sánchez está más pendiente de no enfadar demasiado al independentismo que de mirar a los 35 millones que estamos defendiendo la realidad de España tal como la conocemos hoy. Pero es que yo no sé de que Pedro Sánchez tengo que hablar. Yo le observaba en campaña electoral con unas declaraciones que yo mismo pensaba que al final había encontrado un camino en que mucha gente se podía sentir identificada y tranquila. Después de la campaña ya no lo sé. En todo caso, aquí me gustaría hacer una apelación a los viejos valores de PSOE. En el sentido de que sea más claro, más nítido o contundente en los mensajes de aquellos elementos fundamentales. El PSOE no puede estar en todas las partes. El PSC está por un lado haciendo un discurso en el Parlament en el que parece que está en contra del president Torra, pero a la vez está gobernando con él la Diputación de Barcelona. Usted no puede estar en todas las mesas. En la vida hay que elegir un camino y creo que es ese punto de ambigüedad le puede venir bien para una coyuntura de aquí a la semana que viene, pero no de cara a los retos que tiene que afrontar España.

¿En qué ha cambiado el PSC de unos años a esta parte?

El cambio fundamental es que el PSC ya no tiene líneas rojas en ninguna parte. Llega a un sitio y pacta con ERC y la CUP para la obtención de un Gobierno, viene a la Diputación de Barcelona y pacta con el independentismo más radical de Puigdemont y Torra, pacta con los Comuns… Yo creo que el PSC se ha convertido en un partido de coyuntura, del Gobierno del día a día, con la idea de qué beneficio puede obtener desde el punto de vista de la cuota de poder. Yo creo que el PSC no es un partido que defienda los valores constitucionales ni garantía de contención ante el independentismo. Está lleno de contradicciones. Por un lado Iceta dice que quiere flexibilizar la inmersión lingüística, que hay que darle más pluralidad a TV3 o Cataluña Radio y por otro lado defiende, en esta coyuntura, la nación. Pero si usted la reivindica ahora, el independentismo no se va a conformar conque usted le diga que puede vivir en una cosa que se llama nación. Es que seguidamente van a pedir que se reconozca que su nación tenga su soberanía, y si se reconoce la soberanía pedirán el derecho de autodeterminación y el objetivo de convertirse en un estado propio. Es decir, volvemos a empezar, pero con un salto cualitativo, y en ese caso con la connivencia de un partido que se llama Partido Socialista. Y ésa es la reflexión que yo no veo que haga el PSC.

¿Qué opinión política tiene de Miquel Iceta?

Desde el punto de vista intelectual tengo la mejor de las opiniones, porque es una persona inteligente. Desde punto de vista de depositar mi confianza política para que administre mi pensamiento, en ese sentido no lo haría.

¿Se está negociando un Gobierno en Madrid a cambio de un futuro tripartido en Cataluña?

No sé si está en la mesa, pero razonablemente yo ya a un PSC que pacta la Diputación de Barcelona con Torra no me ofrece ninguna garantía para que después de unas elecciones catalanas pacte con ERC, con Oriol Junqueras, y pacte con Ada Colau un tripartido en la Generalitat. En estos momentos, que eso pueda suceder yo lo doy como bastante posible.

¿Volveremos al punto de partida de Pedralbes?

Cualquier cosa puede pasar. Es que estamos en un momento en que el Gobierno, en sus mensajes, siempre deja una pequeña puerta abierta. ¿Alguien se cree que el independentismo va a aceptar al Gobierno de España que se active la comisión bilateral para negociar como está el traspaso de una competencia, que es la función que tiene la comisión bilateral? No no. No se va a hablar de eso. Volvemos otra vez a generar esa situación de inseguridad de Pedralbes: con un relator, sin relator... ¿para hablar de qué? ¿De la autodeterminación? ¿De la independencia? Creo que son cosas que por parte del Gobierno de España tenían que quedar meridianamente claro que no se va a hablar. Otra cosa es hablar de cómo dentro del marco de la Constitución y del Estatuto podemos hablar de cómo se superan las dificultades que toda sociedad tiene.

Pablo Iglesias entrará en el Gobierno diciendo que va a cambiar el mundo y a los tres meses lo intentará ir bajando de tono"

¿Qué opina de la coalición PSOE-Podemos que se está configurando para gobernar?

Creo que Pablo Iglesias, si entra en el Gobierno, entrará con un discurso de que va a cambiar el mundo y a los tres meses lo intentará ir bajando de tono, porque nada de lo que dice se podrá llevar a cabo. En la actualidad los márgenes económicos son los que son. Estamos en un club que es la Unión Europea y la política económica, que es lo que marca la disponibilidad económica para un Gobierno, ya viene marcada desde fuera. La situación económica parece ser que se está enfriando. Y si hay una gripe en Alemania, esa gripe llega a España. Y todos los indicadores internacionales dicen que en este momento la economía puede entrar en una fase de un crecimiento menor. Y ante eso, el Gobierno puede empezar a incrementar de manera abusiva los impuestos, y que no vengan con la cantinela de que sólo van a subir los impuestos sólo a las grandes fortunas porque eso no resuelve el problema de fondo de un gran déficit. Al final, o vas a la clase media y a los trabajadores y coges el IRPF y coges el IVA o alguno de estos impuestos y los subes o si no el rendimiento no te da para hacer la política de gasto que pretenden. En definitiva creo que va a ser un Gobierno de problemas, de inestabilidad. Porque Podemos se va a encontrar dentro de tres meses con esas contradicciones. Querrán decir que la edad de jubilación tiene que ser a los 65 años y por el otro lado las instituciones de Europa te dice que la tienes que incrementarla a 67. Y a ver cómo convive. Veo un Gobierno muy inestable y con muchas contradicciones.

¿Descarta una operación de PP y Cs para evitar un Gobierno así?

Yo estoy bastante de acuerdo con la línea que ha marcado Inés Arrimadas. Ciudadanos va diciendo una cosa muy razonable, que es que no va a apoyar un Gobierno con Podemos. Y me parece lógico que no lo haga. Pero también dice que si Sánchez renuncia a hacer ese Gobierno con Podemos, Ciudadanos invita al PP a que facilite la investidura para no ir a unas terceras elecciones. A mí me parece que ése es el planteamiento razonable. Yo creo que la gran mayoría de los ciudadanos no quiere terceras elecciones. Por tanto hay dos escenarios posibles. Uno, que este Gobierno que ha pactado Sánchez tenga apoyos y al final tengamos una coalición. El tiempo dirá qué salud tiene ese Gobierno. Si eso no se consigue, que también es posible, o se facilita una investidura o vamos a terceras elecciones. Y yo creo que aquí el PP debería ponerse en el lado de permitir una investidura. Yo creo que ante otras elecciones, la población puede tener una reacción de mandar a todos los líderes a hacer puñetas. Y seguramente con razón. Por tanto el PP debería hacer un acto de entender que tiene que facilitar esa legislatura, más allá de que esa legislatura sea completa. Ya veremos. Pero como mínimo, evitar esas terceras elecciones.

¿Ve capacidad de remontar a Ciudadanos tras la sangría del 10-N?

Ciudadanos se ha encontrado en una situación muy polarizada y ha pagado las consecuencias. El resultado electoral ha sido muy malo. A partir de ahí, cuando eso sucede, la organización política tiene que hacer un análisis interno de ver qué ha pasado para situarse ahí y qué debe hacer para poder convertirse en un referente de futuro en un espacio de centro moderado que sigue siendo útil y determinante en una España pluripartidista que necesita de espacios moderados que puedan garantizar la gobernación de futuro. Ese es el reto que tiene Ciudadanos. Arrimadas, serán sus afiliados quienes tengan qué decidir, yo ahí ni entro ni salgo, pero la conozco y es una persona con determinación, valiente y con las ideas claras. Pero a la vez es una persona moderada, cercana y que sabe escuchar. Tiene muchos valores. Si los afiliados lo deciden así, será una magnifica dirigente.

¿Qué está aportando Valls a la vida política española y qué recorrido le ve?

Yo creo que está aportando un debate intelectual que está bien, que es la defensa de la necesidad de unir al constitucionalismo sobre determinados valores. Valores de reafirmar que la Constitución española es equiparable a cualquier Constitución moderna de cualquier país avanzado, y lo hace porque tiene el conocimiento de cómo funciona en otros países. En segundo lugar, que el acuerdo entre diferentes para preservar los valores fundamentales siempre tiene que ser posible. Evidentemente él tiene un pensamiento, que entiende que tantos valores tiene el centro izquierda como puede haber en el centro derecha. Me siento bastante identificado con muchas de las reflexiones que hace. ¿Qué hará él en el futuro? Después de las elecciones municipales, él mismo dijo que abría un periodo de reflexión para decidir lo que haría. Yo creo que es un político que tiene un alto valor y estaría bien que la vida pública pudiera seguir contando con su presencia.

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