Con la llegada de la tecnología numerosos ámbitos y sectores han experimentado importantes cambios en los últimos años. La educación no es una excepción, y son muchos los centros escolares los que han optado por sustituir los clásicos libros y pizarras por tablets, ordenador y pizarras interactivas. Aún así son muchos los expertos los que ponen en valor los métodos tradicionales y hablan de las distracciones y problemas que también traen consigo estos tipos de dispositivos. Ahora, un estudio demuestra el malestar de miles de padres, madres y, en conclusión, familias de cinco países distintos.
El informe ha sido elaboradora por Qustodio, herramienta de control parental. Así, se han recogido datos de 400.000 familias con hijos de 4 a 18 años en España, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Australia. Así, la mitad de los padres encuestados ha sido claro, y se arrepiente de haber tomado una decisión que cambia al completo el crecimiento y el día a día de los más pequeños. Además, denuncian la falta de apoyo por parte de colegios y centros educativos al respecto.
El hábito que causa tensión
El arrepentimiento de los progenitores encuestados radica en haber dado permiso a sus hijos a comenzar a utilizar el teléfono móvil a edades tempranas. La mayoría de los niños españoles tiene su primer teléfono móvil a los doce años, muchas veces en contra de sus padres. La presión social y el hecho de que los amigos y círculo cercano del niño sí lo tenga es uno de los factores claves para que estos accedan, aunque posteriormente les gustaría dar marcha atrás. Así, la mayor parte de ellos pasa cuatro horas de su tiempo diario pegados a las pantallas.
Además, al comparar los datos de España con los del resto del mundo, los niños españoles van en cabeza en el tiempo dedicado a las redes sociales: un 13% a nivel nacional en comparación con el 6% de media en todo el globo. TikTok resulta la plataforma favorita, e Instagram aumenta su uso un 23% hasta los 87 minutos diarios dentro de la aplicación. La falta de consenso entre las familias y la mejor forma de actuar es clave: mientras una de cada diez defiende que no deberían tener móvil hasta los 16, un número similar considera que con 11 años ya tienen un nivel de madurez suficiente para tener móvil propio.