Educación

Aumenta el silencio de las víctimas del ciberbullying: las claves detrás del ciberacoso

Un estudio desvela la clave detrás de los casos de ciberbullying y ciberacoso

  • Una alumna utiliza el móvil en un aula del colegio -

El acoso escolar es una lacra que persigue a los jóvenes y más pequeños durante años. Para muchos, acudir a clase suponía -y supone- una auténtica odisea y todo un reto. Para los niños no es sencillo hacer frente a estas situaciones, hablar con sus padres o profesores, y en ocasiones el problema toma un calibre de lo más serio y preocupante. Según la Fundación ANAR, el 9,4% de los alumnos ha sufrido acoso escolar, pero también otra modalidad que ha surgido tras la aparición de las nuevas tecnologías y redes sociales: el ciberbullying o ciberacoso.

El I Estudio del Acoso Escolar y Ciberacoso desarrollado por la Universidad Complutense de Madrid afirma que el 55% de los menores que ha sufrido ciberacoso nunca ha hablado sobre ello o lo ha reconocido. De esta forma, son muchos los profesionales que trabajan para desvelar y conocer las claves que hay detrás de este tipo de comportamientos, y ahora el Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI) arroja luz al respecto: pertenecer a un grupo condiciona el comportamiento de los más jóvenes.

Claves detrás del ciberacoso

Durante la etapa escolar, los jóvenes desarrollan su personalidad. Encontrarse a uno mismo y conocerse no es sencillo, y la compañía es uno de los factores clave para ello. Así, la catedrática de la Universidad de Córdoba Eva Romera Félix habla de la importancia del grupo de pertenencia. "La presión implícita o explícita del grupo hace que los agresores interpreten la situación de un modo diferente para reducir su nivel de culpa, responsabilidad o vergüenza". Además, la situación se ve agravada por otro elemento: la deshumanización de las redes sociales.

una persona con un móvil en las manos

Insultar, acosar o agredir parece tener un menor impacto en aquellos que llevan a cabo estas acciones si lo hacen a través de una pantalla. Además, deshumanizan a la víctima al considerarlas inferiores por no alzar la voz o tener un comportamiento más pasivo. No obstante, las consecuencias para esta son las mismas o incluso mayores, ya que es imposible huir de esta persecución: mientras que antes la pesadilla se quedaba tras las puertas del colegio, ahora también les persigue hasta sus casas. 

La presión de grupo

La presión del grupo en la adolescencia está relacionada con la ciberagresión a través de una serie de autojustificaciones que hacen que quienes agreden no se sientan responsables de los daños que provocan en las víctimas. De esta forma, la presión de grupo hace que los escolares justifiquen su comportamiento y, en muchas ocasiones, tomen decisiones con las que no están de acuerdo para ser valorados por sus compañeros. Además, es frecuente ver cómo también pueden responsabilizar a otros de sus propias acciones.

Al hablar de ciberbullying, en ocasiones los adolescentes reducen su culpabilidad y se la achacan a otros, como a los adultos por no vigilar o al resto del grupo, al considerar este comportamiento como algo colectivo. El equipo de investigación apuesta por desarrollar programas de prevención que trabajen “la humanización y la dignificación de las víctimas” para luchar contra “el distanciamiento moral” de estas provocado por la frialdad de las nuevas tecnologías.

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