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España

La amenaza imparable de la hipertensión en España: la mortalidad casi se duplica en una década

Imagen de archivo de personas con obesidad

La hipertensión es un drama que crece de forma imparable en España. Desde el año 1980, la cifra de muertos cada año por enfermedades hipertensivas no ha hecho más que crecer en nuestro país. Prueba actual de esta tendencia al alza es que la mortalidad se ha casi duplicado al cabo de la última década: las cerca de 7.486 muertes en 2007 subieron a casi 12.560 en 2017, muy por encima de las 1.952 de hace 39 años, según cifras del Instituto Nacional de Estadística.

"En 2018 la tendencia se mantuvo", asegura a Vozpópuli el presidente de la Sociedad Española de la Hipertensión, José Antonio García Donaire. El problema de la hipertensión, generalmente asociado al envejecimiento de la sociedad, es especialmente llamativo no solo por su tendencia al alza desde un punto de visto cuantitativo sino también cualitativo.

"Estamos detectando que la mezcla de malos hábitos alimenticios, con los antecedentes familiares, hacen que el problema de altas presiones arteriales aparezca cada vez más pronto, en jóvenes de entre 16 y 30 años, cuando antes lo normal era encontrarla a partir de los 50s", dice Donaire sobre este mal que tiene una prevalencia que ronda el 35% en la población española - en línea con la tendencia de los países del entorno - y que tiende a dispararse, igualmente, a partir de los 70 años

La hipertensión, dicen los expertos, deriva en parte de predisposiciones genéticas, malos hábitos alimenticios y físicos (el consumo de alcohol y tabaco ayudan al desarrollo de la enfermedad), y el estrés. No suele presentar síntomas y contribuye al deterioro progresivo, fundamentalmente, del riñón, el corazón y el cerebro, ocasionando muertes por infartos, ictus e insuficiencias renales. En términos de Donaire, tiene además un "efecto llamada" hacia otros trastornos metábolicos, como la "diabetes", y perjudica el tratamiento de otras enfermedades, en especial, de los cánceres

Poco deporte

Según un informe de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte, un 73% de la población española apenas realiza ningún ejercicio físico. La prevalencia de la hipertensión se duplica en este grupo.

Antonio Álvarez-Viéitez, cardiólogo clínico del Hospital La Milagrosa de Madrid, ha estimado de hecho que en España existen unos 14 millones de hipertensos. De estos, cuatro millones lo desconocen y nueve no la tienen controlada.

La paradoja de España, incide por su parte Donaire, es que a pesar de contar con la dieta mediterránea, nuestro país tiene una de las tasas de obesidad más altas de Europa. Andalucía, Murcia y Valencia sobresalen de hecho entre las comunidades con mayor tasa de obesos. 

Así, el experto en hipertensión aprovecha para remarcar la enorme relevancia que tiene tomarse en serio la enfermedad y, sobre todo, las tareas encaminadas a prevenirla. "La prevención es un negocio que no vende, lamentablemente, pero es la mejor forma de evitar enfermedades como la hipertensión", dice el presidente de la Sociedad Española.

El manguito

Lo primero en este sentido pasa por un control correcto de la presión. "Hay que utilizar el aparato en el manguito del brazo y medirla tres veces consecutivas. No son tres veces al día sino tres veces consecutivas, con uno o dos minutos entre una y otra y sin moverse del sitio, y lo que hay que fijarse es en la media entre la segunda y la tercera toma. No hay que hacerlo en los momentos en los que nos sentimos mal porque eso genera sesgos", explica Donaire. En paralelo, ayudan una dieta sosa, pobre en gasas, y la realización, evidentemente, de ejercicios físicos.

A efectos de tratamiento, explica Donaire, existen soluciones para hasta ocho familias distintas de hipertensos. El presidente de la Sociedad Española puntualiza que un 50% no siguen el tratamiento farmacológico como se les indica.

Paralelamente, a nivel mundial, se están llevando a cabo los primeros estudios en pacientes para solucionar la hipertensión "de una vez" a través de un catéter con radiofrecuencias. Las pruebas, efectuadas en unos 3.000 pacientes, apuntan a un balance eficaz de este futurible tratamiento.

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