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España

Díaz usa la reforma laboral como motor electoral y desaira a los más izquierdistas

La vicepresidenta segunda se basa en la misma idea para su ley estrella y para su futuro proyecto político: la transversalidad

ERTE
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. EUROPA PRESS

Yolanda Díaz tiene un problema. Su recién aprobada reforma laboral tiene visos de provocar una escaramuza en la izquierda a la izquierda del PSOE. La vicepresidenta segunda del Gobierno celebra el primer acuerdo entre Moncloa, patronal y sindicatos para armar un nuevo marco de relaciones laborales, algo que vende como un logro que simboliza la transversalidad en la que quiere operar políticamente.

La 'número dos' del Ejecutivo de coalición renunció abanderar el espacio "pequeño y marginal" que hay más allá de los socialistas. Y, por eso, está utilizando la reforma como propulsor electoral. La vicepresidenta busca el apoyo de amplias mayorías sobre las que construir un nuevo "proyecto de país". Díaz sabe que solo desde la izquierda no se ganan elecciones. Y ese es el motivo por el que trata de seducir con su foto con el Papa y diciendo que la sanidad pública no es ni de izquierdas ni de derechas.

Ahí, precisamente, radica la gran dificultad de la titular trabajo, cuyo proyecto estrella ha desairado a las formaciones más izquierdistas, como Anticapitalistas, que se sumaron al rechazo expresado por sindicatos más radicales como CGT Confederación, ELA, LAB, CIG, La Intersindical y CNT. Todos llamaron a la izquierda parlamentaria a votar en contra de la “no derogación” de la reforma laboral.

Sofía Castañón, coportavoz de Unidas Podemos: "No es la reforma que haría Unidas de Podemos de ser mayoría en el Gobierno"

Y, por el momento, el mensaje ha surtido efecto. Ni ERC ni EH Bildu, socios prioritarios de Podemos, están por la labor de dar un 'sí' en el Congreso a la reforma laboral si no se modifica vía enmiendas, porque la consideran insuficiente y no se han venido a negociar con ellos directamente. Y tocar una sola coma provocará la espantada de la patronal.

Es más, hasta los morados se han desmarcado a su manera pese a sentarse en el Consejo de Ministros: "No es la reforma que haría Unidas Podemos de ser mayoría en el Gobierno", lanzó este jueves la coportavoz Sofía Castañón, quien activó la maquinaria electoral del partido. Lo cierto es que, según ha podido saber este diario, hay sectores morados decepcionados con el alcance de la nueva norma, que la ven demasiado lejos de sus pretensiones históricas.

El silencio de Iglesias

El silencio del exlíder del partido Pablo Iglesias es elocuente. El exvicepresidente segundo sigue en la arena política como tertuliano y analista en varios medios de comunicación. Sus palabras siguen guiando y apuntalando la estrategia de los de Ione Belarra. Y el factótum morado no ha dicho nada desde que el pasado martes el Consejo de Ministros dio luz verde a la norma. Iglesias es consciente de que la reforma laboral puede llevarse por delante el bloque de dirección de Estado que tanto trabajó para armar.

Los morados no quieren que Yolanda Díaz entierre la herramienta política que creó Iglesias en el laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid. Y eso que los altos cargos de Podemos saben que tienen que apoyar a la titular de Trabajo en la construcción de su plataforma porque es la única manera de garantizar su supervivencia política. La marca está muy desgastada y resta mucho más que suma.

Ese es, precisamente, uno los puntos de fricción de la cúpula morada con la vicepresidenta segunda. Mientras Díaz reitera que en sus planes electorales no está ni construir ni hacer vida de partido, Podemos recuerda que sin una organización política fuerte detrás no hay nada que hacer. Por eso, Castañón citó al exlíder Pablo Iglesias, máximo adalid de la fuerza orgánica.

La presión de Castilla y León y Andalucía

La presión en torno a Díaz sube desde la izquierda toda vez que ya se ha concretado el adelanto electoral en Castilla y León y se acerca el de Andalucía. Podemos también presiona a Díaz y compite con ella para amarrar apoyos. Lo cierto es que los morados cerraron este jueves un pacto con Izquierda Unida para concurrir juntos en los comicios castellano y leoneses.

Díaz, según fuentes de su entorno, solo piensa en clave nacional. Y no está dispuesta a bajar al barro de las elecciones autonómicas. Aunque Podemos está aprovechando ese hueco para coger fuerza y controlar lo máximo posible el futuro proceso de integración de la izquierda en la plataforma de la vicepresidenta segunda.

En Castilla y León, el espacio político de Díaz está circunscrito a Podemos y a Izquierda Unida. Allí los morados reconocen que sus opciones son residuales. Por eso los de Pablo Fernández, el secretario general autonómico, han trabajado para intentar integrar algunas plataformas de la España vaciada, aunque con escaso éxito.

El tablero andaluz, no obstante, también se le complica a Podemos y a Díaz, quien también ha recibido los ataques de la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. La dirigente de izquierdas escribió esta cargó en Público contra "optimismo hiperbólico del equipo de la ministra de Empleo". Mientras, los morados se acercan a Andaluces Levantaos, la plataforma de Íñigo Errejón más allá de Despeñaperros. La izquierda se prepara para una transformación y una ley que la enfrentará a sus contradicciones.

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