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España

El descontento en Canarias con los excesos del turismo deriva en una manifestación masiva

Las marchas de este 20 de abril recogen una expresión de hartazgo por los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales

Miles de personas participan este sábado en una manifestación bajo el lema 'Canarias tiene un límite' EFE

Decenas de miles de personas han salido este sábado a las calles en las ocho islas de Canarias, y también fuera del archipiélago, para pedir al unísono un giro en el modelo turístico de masas y, por extensión, del marco socioeconómico de la comunidad autónoma.

Las marchas de este 20 de abril recogen una expresión de hartazgo por los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales, que ha cristalizado en una cita que ha evocado a las grandes movilizaciones históricas vividas en Canarias: la de 2002 contra la instalación de torres de alta tensión en la corona forestal de Tenerife y la de 2014 contra las prospecciones de petróleo frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura.

Los organizadores de este 20.A, que habían puesto el foco inicial en reclamar una moratoria que suspende la autorización de nuevas plazas hoteleras y pisos vacacionales, una ecotasa y la regulación de la compra de vivienda por parte de extranjeros, cifran en más de 130.000 los asistentes solo en Tenerife y Gran Canaria.

La Delegación del Gobierno estima que en el conjunto de manifestaciones en todo el archipiélago se reunieron unas 56.000 personas.

La afluencia desborda la marcha de Tenerife

Donde no hay discusión es que la manifestación de Tenerife ha sido la más multitudinaria.

Mayores, jóvenes, familias con niños y también con mascotas han recorrido las calles del centro de la capital tinerfeña, donde se han coreado consignas como "de la esclavitud salvar a la juventud" o "¿dónde está el dinero del turismo?", y se han exhibido carteles en los que se podía leer: "echo de menos la tierra que conocí".

También han desfilado dos marionetas gigantes con los rostros del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el de la patronal Ashotel, Jorge Marichal, y una figura de una vaca con un mensaje inscrito: "no doy para tanta gente", en referencia a la advertencia de los empresarios hoteleros de que "a la vaca que da leche hay que dejarla tranquila".

Víctor Martín, uno de los portavoces de 'Canarias se agota', plataforma convocante de las manifestaciones, ha indicado que en esta "jornada histórica" queda patente que "ya no somos cuatro sino todo un pueblo el que clama que se reconsidere el modelo y que revierta en la gente".

"El pueblo canario por fin se ha alzado de nuevo. No habrá una marcha atrás en todo esto", ha proclamado Martín.

En la plaza de España, los seis activistas que llevan diez días en huelga de hambre han asistido a la lectura del manifiesto y han ratificado su voluntad de mantener esta medida extrema de presión hasta que no se paralicen las obras del Hotel de La Tejita (Granadilla) y Cuna del Alma (Adeje).

Una multitud en Las Canteras

En Gran Canaria, la organización de la protesta considera "un éxito rotundo" la respuesta ciudadana a su convocatoria, según ha asegurado en declaraciones a EFE su portavoz, Elena Martín, representante en la coordinadora de colectivos que ha impulsado la manifestación en nombre de la asociación Regularización Ya.

"Estamos más que satisfechas con la respuesta ciudadana, y más porque ha venido gente de todo tipo: jóvenes muy jóvenes, mayores, minusválidos con bastón y hasta en silla de ruedas, isleños, inmigrantes..."

Circunstancia ésta que "esperamos que haga reflexionar al Gobierno de Canarias, para que atienda a una demanda que ha quedado claro que secundan amplios sectores de la población", ha sostenido.

Fuerteventura y Lanzarote: la "utopía" de tener vivienda

En Fuerteventura, miles de personas han dejado patente el malestar social que el actual modelo turístico genera en una isla sumida en la emergencia hídrica y donde acceder a la vivienda es para la población local "casi una utopía", según los presentes en la marcha, y que sufre una fuerte presión del alquiler vacacional especialmente en localidades como El Cotillo.

En Lanzarote, unas 9.000 personas han recorrido las calles de Arrecife con quejas por la falta de vivienda y los problemas de abastecimiento de agua y con el espíritu de las protestas que lideró en los ochenta el artista César Manrique sobrevolando la marcha.

En El Hierro, frente de la sede de la Consejería de Turismo del Cabildo insular, se ha leído un manifiesto en el que se alude al permiso, al calor de la Ley de las Islas Verdes, de construcción de 35 villas de lujo en La Frontera.

En San Sebastián de La Gomera unos manifestantes se han reunido bajo el grito "Canarias no se vende, se ama y se defiende". En La Graciosa, la más pequeña de las islas, se ha concentrado una treintena de personas.

Protestas más allá de Canarias

Los canarios que residen fuera de las islas también han alzado la voz, como en Madrid, donde cientos de personas se han unido en la Puerta del Sol para criticar un modelo económico que "nos está expulsando de nuestra tierra". "Hoy estamos aquí porque no podemos estar allí", ha afirmado una mujer que ha leído el manifiesto.

En Málaga, medio centenar de personas han denunciado que el modelo turístico de masas de Canarias está "expulsando a la población local" en beneficio de una industria "no sostenible".

Este movimiento social ha tenido réplicas en Barcelona, Granada y Palma de Mallorca, y también en el extranjero.

Alemania: "Die Kanaren am limit"

En Berlín, cerca de un centenar de personas se han reunido en la Fuente de Neptuno, donde se ha desplegado una pancarta en alemán con el lema "Die Kanaren am limit fur einen nachhaltigen tourismous" ("Canarias tiene un límite, por un turismo sostenible").

Uno de los organizadores de la concentración, Adal Lima, ha comentado en declaraciones a EFE que la idea de reunir a los canarios en Berlín surge de "la impotencia de no poder estar" en el archipiélago.

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