La continuidad de Vox en el equipo de Gobierno de María José Catalá en el Ayuntamiento de Valencia es cada vez más complicada y el tiempo se agota. Las conversaciones que ayer mantuvieron la primera edil y la vicesecretaria nacional de Acción de Gobierno y Coordinación Parlamentaria de Vox, Montserrat Lluis, no suponen el cierre de la crisis porque hay un factor fuera de control: los dos exediles de la formación que lidera Santiago Abascal.
La suspensión temporal de militancia de Juanma Badenas (que será definitiva en los próximos días) por el presunto amaño de las basees de un contrato adjudicado por la empresa pública Valencia Activa; y la posterior abrupta salida de Cecilia Herrero (su pareja) que ha pedido la baja en Vox, les ha dejado fuera del radar de la dirección nacional del partido.
La visita de Lluis no es excepcional, ya que visita la capital del Turia con una frecuencia quincenal o mensual (según el momento de la legislatura) y coordina la actuación de los dirigentes valencianos de Vox, formación en la que ha ido ganando terreno y peso en las decisiones de la cúpula nacional. De hecho, ayer también se ocupó de ver si cristalizan las negociaciones con el PP para aprobar, en este caso, los Presupuestos de la Generalitat: tampoco hay luz verde.
Sin apoyo no hay coalición
Ahora bien, el momento de la visita de Montserrat Lluís sí se sale de lo común porque el próximo pleno del Ayuntamiento de Valencia se celebra el día 25 de marzo y antes de esa fecha Catalá quiere remodelar su gobierno en función de las nuevas circunstancias.
La alcaldesa de Valencia exige a Vox que garantice su apoyo en lo que resta de legislatura y que controle a los dos ediles que ya no están bajo su disciplina pero que son su responsabilidad. De lo contrario volverá a gobernar en solitario y retirará las competencias a Mónica Gil y José Gosálbez, los dos ediles que sí permanecen en Vox en mitad de esta crisis del grupo municipal.
Catalá, muy probablemente, dejará pasar los días grandes de las Fallas pero el jueves día 20 ó el viernes 21, si Vox no puede garantizar el apoyo de Badenas y Herrero (o que entreguen su acta como han pedido desde la dirección nacional de Vox públicamente) procederá a remodelar su gobierno y a repartir las competencias entre los 13 ediles del PP.
Ni el voto de calidad
Los concejales que sumarían los integrantes del grupo municipal popular y los 2 que quedan en Vox sumarían un total de 15, a dos de la mayoría absoluta, por lo que ni siquiera serviría el voto de calidad de la alcaldesa para deshacer un empate en las votaciones.
Badenas, que hoy volverá a comparecer públicamente después de su primera negación de los hechos que se le atribuyen, ha dejado claro a Catalá, al igual que Herrero, que van a mantener el acta y la visita de ayer de Montserrat Lluis no parece haber cambiado ese pensamiento.
La oposición encabezada por Papi Robles (Compromís tiene 9 ediles) y Borja Sanjuán (el PSOE tiene 7) denuncian la "ingobernabilidad" del actual consistorio y pueden hacer más complicada aún lo que queda de legislatura para Catalá y los restos del naufragio de Vox.
Lo que tampoco va a hacer Catalá, tal y como adelantó Vozpópuli, es someterse a una cuestión de confianza y ya se plantea pasar el actual ejercicio con cierta holgura al tener los presupuestos aprobados y prorrogar las cuentas para el próximo año si no le queda más remedio para llegar sin grandes sobresaltos al último tramo ante de las elecciones de 2027.