Comunidad Valenciana

El presidente de la Confederación del Júcar equipara la efectividad de las presas con la vegetación en los cauces

Miguel Polo restaba importancia a la presencia de cañas y vegetación descontrolada en los barrancos y ríos 3 meses antes de la destructora DANA en Valencia

  • Vicente Mompó y Miguel Polo, durante una reunión -

El silencio del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar se extiende ya durante más de 45 días desde que una triple riada asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. La Generalitat pide insistentemente a Miguel Polo, sin éxito, que ofrezca explicaciones de porqué no hubo información suficiente sobre el elevadísimo caudal del barranco del Poyo durante las horas clave de aquella jornada.

Polo se reunió ayer con 17 alcaldes de municipios afectados por la DANA, aunque sólo habló de las actuaciones de reparación que se van a llevar a cabo en los barrancos del Poyo, Pozalet y la Saleta y de la magnitud de "efectos imprevisibles" de la gota fría de aquel día.

No entró en detalles sobre si faltó previsión y alertas sobre el caudal enorme que bajaba por el barranco del Poyo por parte del organismo que dirige.

Defensa de la vegetación y las cañas

Sí habló prolíficamente el pasado 30 de julio durante un foro organizado por la Confederación Hidrográfica del Júcar con alcaldes en los que defendió vívamente la presencia de vegetación en los cauces de ríos y barrancos. Polo explicó que "el problema no es la vegetación en sí misma sino otras cosas que interfieren con los cauces o sus márgenes y que hemos puesto las personas, sean casas o sean obras de paso. La vegetación es propia de los cauces".

En una de sus intervenciones al comienzo de la jornada Miguel Polo equiparaba la efectividad de una presa de laminación para reducir la peligrosidad de una avenida de agua con la que realiza la vegetación.

"Una de las infraestructuras más importantes que tenemos para mitigar o eliminar el riesgo de inundación son las presas de laminación que acumulan el agua, reducen su velocidad, la retienen y hacen que se eleve su nivel", indicaba Polo. Estas infraestructuras –de las que la Generalitat ha pedido que se acometa alguna aguas arriba de las zonas afectadas por la riada del 29 de octubre– "reducen la erosión, reducen el aporte sedimentos y reducen y retrasan la punta de la avenida de agua", explicaba el presidente de la CHJ.

Pues bien, esa obra de ingeniería civil que Polo considera muy útil la sitúa en el mismo plano que la vegetación. "Exactamente esa misma función hace la vegetación por lo que nunca la Confederación va a eliminar vegetación de los cauces de forma indiscriminada", aunque concedía que "eso no quiere decir que puntualmente en algún sitio sea útil que esté despejado".

Suciedad y cañas en el Poyo

Esa limpieza, sin embargo, nunca llegó al barranco del Poyo cuyo desbordamiento anegó Chiva (donde toma el nombre de Gallego), Cheste y todo el área metropolitana del sur de la ciudad de Valencia. El 29 de octubre las cañas y la vegetación arrastrada, junto a otros elementos depositados en el lecho del barranco, contribuyó a taponar los ojos de puentes y pasarelas incrementando la presión del agua, elevando su nivel, favoreciendo su desbordamiento y derribando muchos de esos elementos.

El problema de las cañas es que acaban en la playa de Cullera y el alcalde se cabrea

Pues bien, Miguel Polo, restaba importancia a esta situación y banalizaba con la presencia de las cañas invasoras en los cauces. Ponía como ejemplo una riada en 2019 en el río Albaida donde un mar de cañas viajaba impulsado por la avenida de agua. "El problema de las cañas es que acaban en la playa de Cullera y el alcalde se cabrea", bromeaba.

"La limpieza es competencia municipal pero lo lógico es que en episodios así se pida ayuda del Ministerio y el Ministerio responda" para colaborar en esa limpieza de la cañas que acaban depositadas en la playas en municipios especialmente turísticos.

Mompó lo advirtió en 2022

No es algo nuevo. El actual presidente de la Diputación de Valencia, Vicente Mompó, (cuando aún estaba como jefe de la oposición en la corporación provincial) le afeaba en abril de 2022 a Miguel Polo "la falta de previsión por parte de la CHJ" como la principal causa de que las playas de Canet, Cullera, Xeraco o Tavernes se vieran gravemente afectadas por el arrastre de cañas provocado por las lluvias de aquel momento. Nada ha cambiado dos años después.

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar también se quitaba responsabilidades respecto a la ejecución de obras que pudieran mitigar los efectos de una riada. "En las áreas potencialmente inundables estamos obligados a buscar cuáles son las medidas (de solución) que tampoco necesariamente tienen que ser ejecutadas por la Administración General del Estado porque cuando son estructurales tienen que ser declaradas previamente de interés general".

Afirmaba ante los alcaldes que "el plan de gestión es, como el hidrológico, de todas las Administraciones", pese a que la vigilancia de barrancos como el del Poyo corresponde normativamente a la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Ahorrar costes

En este argumento insistía durante ese foro la jefa de servicio de la CHJ, Clara Estrela, quien indicaba que "tendemos a pensar que lo más importante es realizar infraestructuras o actuaciones que reduzcan la velocidad y la altura del agua. Estas actuaciones son costosas en tiempo y en dinero también".

Hablaba de esas obras de mejora de encauzamiento, presas de laminación u otros elementos que ayuden a mitigar los efectos de una futura riada. Como alternativa planteaba que "hay formas de reducir ese riesgo más rápidas y que cuestan menos dinero, que podemos aplicar nosotros mismos o las Administraciones locales".

Esas actuaciones consistían en decirles a los vecinos de zonas inundables que hay que "elevar instalaciones que sean vulnerables como los ordenadores por si entra agua en la vivienda y también la documentación de la casa y los materiales más valiosos".

En esas medidas de autoprotección Estrela aconsejaba "instalar válvulas antirretorno, barreras en puertas y ventanas y también perimetrales".

Colocar barreras en la puerta

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar insistía en que hay que hacer conscientes a los vecinos de la necesidad de "medidas como la de poner una barrera en la puerta ante inundaciones para que no entre agua en las casas. Yo mismo en mi pueblo la pongo cuando me voy aunque sea en agosto porque hay una terraza en la que sé seguro que si llueve me entra agua".

Polo reducía así significativamente la responsabilidad de la CHJ en medidas de prevención, vigilancia y protección y trasladaba buena parte de las medidas a adoptar a los propios ciudadanos y a las Administraciones locales a las que pedía una mejor planificación del urbanismo en las zonas inundables porque aseguraba que "las aguas van por donde solían ir".

Lo que no ha aclarado Polo hasta la fecha es cómo esas medidas de autoprotección de los ciudadanos pueden servir ante inundaciones como las del pasado 29 de octubre donde el agua alcanzó más de tres metros de altura y de nada hubieran servido las barreras en las puertas y sí la limpieza de los barrancos y las necesarias obras para mejorar su encauzamiento.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli