La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha decidido plantarse ante la galopante crisis que afecta al grupo municipal de Vox y que, de rebote, ha puesto en solfa la gobernabilidad. Si la dirección nacional de la formación que lidera Santiago Abascal no resuelve la situación en los próximos días Catalá podría prescindir de Vox en el gobierno municipal.
La suspensión cautelar de militancia del que era portavoz de Vox, Juanma Badenas, y la petición de baja en el partido de su pareja y también concejal, Cecilia Herrero, han roto el grupo municipal y deja al PP sin los escaños necesarios para gobernar con mayoría como hasta ahora.
En otras palabras, Vox, en su situación actual empieza a ser prescindible para Catalá. La alcaldesa ha mostrado ya los primeros signos de hartazgo porque como reconoce "nuestro socio de gobierno tiene un momento de crisis interna. Les hemos dado un plazo para dirimir esos problemas".
Vox pide que devuelvan el acta
El PP cuenta con 13 concejales y puede sumar lo que queda de grupo municipal de Vox (2 concejales). Los otros dos ya han mostrado su voluntad de mantener su acta y ejercer el transfuguismo convirtiéndose en concejales no adscritos, pese a que la dirección nacional del partido ya les ha reclamado, por boca de su portavoz nacional, José Antonio Fuster, que devuelvan su acta porque en las elecciones "se vota a los partidos no a las personas".
Esta situación coloca a Catalá en minoría frente a los 16 escaños que suman Compromís (9) y PSPV (7). Y ante esa ecuación, si Vox no lo resuelve, la alcaldesa lo tiene claro: "Yo empecé gobernando en solitario. Hemos estado cinco meses gobernando en solitario y podríamos volver a hacerlo".
No es una amenaza sino una obviedad. Si el socio de gobierno ya no es útil para la gobernabilidad resulta lógico el repliegue y gobernar sólo con los ediles del PP y mantener el programa electoral con independencia de lo que luego pueda pasar en los plenos.
Pleno, el día 25
La dirección nacional de Vox tiene poco margen temporal de maniobra, ya que el próximo pleno es el día 25 de este mes, en apenas dos semanas, y para entonces debe tener resuelta la situación en su grupo y confirmar quién sigue y quién no sigue representando a sus siglas. "Un partido con aspiraciones de gobierno" como definió ayer Catalá a Vox en el Ayuntamiento de Valencia debe "demostrar su solvencia y tener credibilidad en las instituciones".
Esa presión extra de la alcaldesa ya se ha ejercido también en el plano jurídico con el requerimiento del secretario general del pleno al secretario general de Vox para que "clarifique cuál es la situación actual de estos concejales (Herrero y Badenas)".
María José Catalá necesita esa seguridad para dar el siguiente paso que es la nueva distribución de competencias, ya que la marcha de Cecilia Herrero de Vox obliga a un nuevo reparto, porque en el actual ella tenía delegaciones atribuidas por la alcaldesa que lógicamente desaparecerán. Incluso puede quitárselas también a los dos concejales que sí siguen en Vox, José Gosálbez y Mónica Gil, si el PP gobierna en solitario.
Lo que sí tiene meridianamente claro la primera edil es que ni Herrero ni Badenas van a abandonar el Ayuntamiento como así se desprende de la conversación que mantuvo con ellos el pasado viernes. En principio, ambos 'garantizan' el apoyo necesario para que no regrese al Ayuntamiento de Valencia un gobierno de izquierdas pero esta cuestión se irá viendo en cada iniciativa de calado en los plenos venideros.
No habrá cuestión de confianza
Las fuentes consultadas por Vozpópuli también descartan que María José Catalá presente una cuestión de confianza en el pleno, tal y como le reclaman desde la oposición. El portavoz socialista, Borja Sanjuán, asegura que Catalá está en minoría y pide debatir la cuestión de confianza para que "todas las personas que formamos parte de ese pleno digamos lo que pensamos porque si no va a tener más que 15 votos, este mandato ya está muerto y no podemos aguantar 2 años y medio un ayuntamiento que esté paralizado”.
Catalá, que recuerda que "el problema no lo tengo yo ni mi partido, lo tiene Vox" no va a someter al pleno la cuestión de confianza que debe ir ligada a la aprobación de los presupuestos; el reglamento orgánico de funcionamiento del Pleno; las ordenanzas fiscales; o la aprobación definitiva del planeamiento urbanístico.
La actual alcaldesa cuenta a su favor con que los Presupuestos para este año ya están aprobados y cuando se sustancie el debate para los próximos, a final de año como las ordenanzas fiscales, ya se habrán producido, al menos, ocho plenos. Asçi, Catalá habrá tenido tiempo de comprobar cuál es el proceder de Herrero y Badenas antes sus iniciativas y a partir de ahí decidir qué hacer, pero la cuestión de confianza no está en el horizonte de las medidas a adoptar.
Tampoco se va a registrar una moción de censura, ya que para ello bien el grupo municipal de Compromís o bien el del PSOE deberían proponer un candidato y éste ser apoyado por los dos ediles tránsfugas de Vox, cuestión que ambas formaciones han descartado por completo.
El Ayuntamiento de Valencia encara así la segunda parte de la legislatura con la incógnita de la gobernabilidad sobre la mesa.
El escenario más probable es que Catalá acabe la legislatura en su actual cargo, pese a que pueda sufrir algunas derrotas en el pleno en asuntos que, a buen seguro, no serán los más trascendentales. Eso sí, pueden incomodar su tramo final del mandato con vistas a las elecciones de mayo de 2027.