Una llamada de Aemet a Emergencias de la Generalitat a las 12,05 horas del día de la dana dejó claro que no había una gran preocupación por parte de este organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico: "Ya, en principio no vamos a marearos con más avisos", aseguraba la representante de la Aemet, pocas horas antes que una triple riada segara la vida de 224 personas y otras 3 que permanecen desaparecidas.
La interlocutora de la Aemet explicaba en esa llamada, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, que había tenido problemas para contactar con el 112 que reconocía algunos problemas de conexiones telefónicas. A esa hora hace un resumen de la situación y explica que "se confirma lo de la mañana y no hemos hecho cambios (en el nivel de alerta) salvo creo que algo marítimo".
El caos matinal
Durante la conversación, la meteoróloga de Aemet explica que la mañana había sido "un poco jaleo, hemos ido subiendo a naranja, rojo..., bueno (risas)".
Y explica que ese caos que han vivido van a tratar de documentarlo. "Vamos ahora a hacer el estudio de por qué hemos ido emitiendo en escala y no todo junto, para marearos menos".
Hacia el norte
En el tramo final de la conversación la representante de la Agencia Estatal de Meteorología hace una previsión de lo que está por venir en las próximas horas, que fueron las verdaderamente fatídicas en la jornada del 29 de octubre. "La cosa es, bueno, lo previsto ¿no? Las precipitaciones máximas se irán hacia el norte y, sobre todo, hacia el interior".
Esta predicción es la que llevó tanto al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, como a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, a transmitir tranquilidad a la población y la previsión de que hacia las 18 horas desaparecería la alerta roja.
El tono de la conversación es distendido en todo momento sin transmitir la gravedad de la situación que se vivió ese día en las horas posteriores.
Es fácil determinar que no hubiera esa urgencia porque la Aemet había calculado preicipitaciones máximas de 180 litros por metro cuadrado pero finalmente superaron el umbral de los 400, 500 e incluso 700 litros por metro cuadrado en varias localidades situadas a unos 40 kilómetros del área metropolitana de Valencia.
Tranquilidad a la población
Es en ese contexto en el que el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, decidió mantener su agenda con una conferencia en la Universidad Politécnica de Valencia.
También el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, mantuvo su comida con la periodista Maribel Vilaplana; y la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, hacía una llamada a la "tranquilidad" de la población y transmitía que se habían reestablecido las comunicaciones por carretera y que sólo el río Barxeta presentaba un nivel que "podría desbordar" en pequeñas zonas concretas, pero que ya estaba "controlado".
Pocas horas después, las lluvias extremas y las miradas de los técnicos fijadas en la posibilidad de rotura de la presa de Forata, provocaron que la riada que bajaba por el barranco del Poyo fuera minusvalorada, o directamente desconocida, con un resultado letal para el sur del área metropolitana de la ciudad de Valencia.
La Aemet se justifica
La Agencia Estatal de Meteorología ha defendido la actuación de su personal que "actúo en todo momento como indican sus protocolos, garantizando que los servicios de emergencia estaban puntualmente informados".
En el caso del 29 de octubre, el organismo estatal justifica que "los avisos de nivel rojo estaban en vigor en un principio hasta las 18 horas, aunque por la tarde se prolongaron hasta las 22 horas en las zonas donde las lluvias fueron más abundantes".
La llamada en cuestión, según explica la Aemet, "tenía como finalidad confirmar la vigencia de los avisos de nivel rojo, que suponen un peligro extremo, y el pronóstico de que las precipitaciones más intensas se producirían en la zona donde finalmente se produjeron".