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España

C's acusa los ataques de sus rivales y queda relegado a cuarta fuerza

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, valora los resultados en un hotel de Madrid.

Las expectativas con que la formación naranja encaraba el 20-D estaban puestas en un respaldo mucho más amplio, sobre todo después de que distintos sondeos le auparan como segunda fuerza en intención de voto, por encima incluso del 20%, sólo a un mes del 20-D. Sin embargo, los españoles han hablado y han colocado a Ciudadanos como cuarta fuerza con 40 escaños (un 13,9%), un apoyo inferior incluso al que habían asimilado estos últimos días en el partido de Albert Rivera. No obstante, desde la formación naranja han valorado los resultados positivamente, afirmando que es "un día histórico para la democracia" porque pone fin al bipartidismo. Se remiten a los 3.500.446 votos obtenidos.

Desde la cúpula de Ciudadanos reivindican los escaños obtenidos y destacan que "el centro se ha consolidado" en el Parlamento, después de estar ausente durante décadas, desde la Transición. Así lo ha hecho Rivera en su comparecencia en el Hotel Eurobuilding de Madrid poco antes de la medianoche. El líder de C's ha enfatizado que "el centro ahora se llama Ciudadanos" y ha remarcado que "los españoles vamos a participar del cambio político en nuestro país con 40 hombres y mujeres valientes". Entre cánticos de "España unida, jamás será vencida", el presidente naranja ha prometido que estos parlamentarios "pensaremos más en España que en nuestro propio partido".

"Seremos decisivos para formar mayorías" porque "defendemos lo mismo en Madrid, Barcelona o Asturias", afirma Rivera

De cara a la gobernabilidad del país, Rivera ha avanzado que "seremos decisivos para formar mayorías" porque "defendemos lo mismo en Madrid, en Barcelona o en Asturias", ha apostillado. En esta línea, ha sentenciado que "desde los extremos va a ser difícil organizar este Parlamento; desde el centro será más fácil". Además, ha puesto en valor ser "el candidato del partido que ha jugado limpio, que no ha difamado a nadie con vídeos y panfletos".

A preguntas de la prensa, el vicesecretario general de C's, José Manuel Villegas, ha negado que se trate de un batacazo: "Si esto es un pinchazo, pues bendito pinchazo", ha manifestado. Villegas también ha recalcado que no apoyarán ningún gobierno donde esté Podemos por ir de la mano de los nacionalistas y querer convocar una consulta soberanista en Cataluña. Además, ha afirmado que las diferencias en materia económica son insalvables.

Ha sido precisamente en Cataluña donde Ciudadanos ha evidenciado más significativamente su retroceso sobre las expectativas, con 5 escaños y apenas un 13%. El partido naranja creía que estarían en torno al 15% de apoyo y siete diputados. Querían aprovechar la tendencia de sus buenos números en las pasadas elecciones catalanas, donde fueron segunda fuerza y estuvieron en un 18% logrando 25 escaños. Ahora, sin embargo, han quedado como quinta opción, por detrás de En Comú Podem, ERC, PSC y Democràcia i Llibertat, y sólo por delante de PP.

Por territorios, sobresale el tercer puesto de Ciudadanos (7 diputados) en la Comunidad de Madrid, por delante del PSM de Pedro Sánchez. Sin embargo, no ha conseguido representación en País Vasco, Navarra, La Rioja y Extremadura. En Andalucía ha logrado 8 diputados; en la Comunidad Valenciana cinco, igual que en Cataluña; en Castilla y León y Castilla-La Mancha, tres; en Murcia y Canarias, dos; y uno por Galicia, Aragón, Asturias y Baleares. 

Asimismo, la cúpula de C's señala que con los resultados en la mano se ven teniendo un "grupo fuerte" en un Congreso de los Diputados sin mayorías claras. "Esto nos permitirá impulsar medidas que llevamos en nuestro programa como una reforma del sistema electoral". La formación naraja apuesta aquí por el modelo similar al alemán, de doble voto, uno al partido y otro al candidato.

El equipo de Rivera llegaba a este domingo con la confianza de alcanzar un 16% en las urnas. Dos argumentos de peso hacían sostener tal propósito: los resultados de los últimos trackings externos (sondeos diario y continuados), donde C's se recuperaba del estancamiento tras su primera semana campaña, y el efecto de confirmar el último día de que no iban a permitir un "gobierno de perdedores", sino que facilitarían la gobernabilidad al más votado.

C's pasa de ser segunda fuerza en Cataluña el 27-S a quinta opción en estas generales, sólo por delante del PP

Los últimos trackings que manejó la formación naranja, todos ellos ajenos al partido, antes del inicio de las votaciones les situaba en un ligero repunte con respecto al porcentaje con que iniciaron la segunda semana de campaña: un 15%. Una tendencia que les hacía ver con optimismo la cita de este domingo. Pero el terreno a recobrar era demasiado extenso.

Sin embargo, el desgaste de una campaña muy agresiva en su contra, según afirman desde C's, con todos los partidos atacándoles a la vez en algunos pasajes de la contienda, por ejemplo, en materia de violencia de género, y la sensación de no haber aprovechado al máximo los dos debates electorales televisados influyeron de forma considerable en que la formación emergente llegara al ecuador de la campaña perdiendo fuelle. A partir del macromitin del pasado domingo, con la conjura de Vistalegre, "no pararemos hasta gobernar", el partido de Rivera cogió ánimo, lo trasmitió de puertas hacia fuera e inició su particular remontada.

El giro en el descuento no funcionó

Para lograr que esta recuperación se consolidara y el viento a favor llegase hasta las elecciones del 20-D, el partido tiró de estrategia y desveló el viernes su hoja de ruta para el 21-D, adelantándose incluso a la reunión que la Ejecutiva mantendrá este lunes, de la que saldrá la posición definitiva sobre su política de pactos. Después de repetir durante semanas que C's no apoyaría ni a Mariano Rajoy ni a Pedro Sánchez, Rivera buscó a última hora el voto de la estabilidad en el espacio de los partidos emergentes, el que comparte con Podemos, y señaló que estaría a dispuesto a permitir la investidura del candidato del PP o del PSOE mediante la abstención. El equipo de Rivera se ha esforzado desde entonces en dejar claro que abstenerse no equivale a apoyar, por lo que no existe ninguna contradicción el posicionamiento que ha ido teniendo Ciudadanos.

El líder naranja aseguró que bloquearía cualquier acuerdo de gobierno con Podemos, ya que el partido de Pablo Iglesias ha avanzado que convocaría un referéndum de autodeterminación en Cataluña para 2016 y que ello sería, además, uno de sus "compromisos de investidura". También el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha tenido que marcar distancia con la formación morada precisando que los socialistas gobernarían en solitario, al margen de que puedan llegar a contar puntualmente con los diputados de Pablo Iglesias para emprender determinadas reformas.

Se inclina por que gobierne el más votado

Ese último golpe de timón dado por los estrategas de Rivera tenía como finalidad convencer a los indecisos, que oscilaban entre un 17 y un 20% del electorado. Y quería hacer ver que si hay una nueva opción que quiere "reformar el sistema vigente sin romperlo", ésa la representa C's. La formación naranja como garantía del cambio sensato, de la estabilidad. Tanto empeño puso el equipo de Rivera en demostrar que éste es el ADN de su partido, justo en las horas previas al 20-D, que incluso avanzaron que ni siquiera pondrían condiciones sobre la mesa al partido más votado a cambio de su abstención. Las negociaciones, sostienen, llegarían después.

Un manejo de los tiempos y del sentido del voto distinto al protagonizado en Andalucía o Madrid, donde Ciudadanos selló con PSOE y PP un acuerdo de investidura antes de desbloquear la situación de ingobernabilidad. Ahora, en cambio, ha prometido que no haría exigencias previas a su abstención. Fue tras la firma de sendos documentos en junio, cuando ya sí votaron a favor de la investidura de Susana Díaz y Cristina Cifuentes. En el caso de Madrid, C's tampoco permitió un gobierno de perdedores y en Andalucía, como ha recordado Rivera en esta campaña, si no hubieran respaldado a Díaz (después de votar en contra por dos veces), las únicas alternativas, ninguna aceptable para ellos, eran echar al PSOE en manos de Podemos o ir de nuevo a unas elecciones.

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