Las diferencias entre Donald Trump y Pedro Sánchez, además de evidentes en términos políticos, abocan a España y Estados Unidos a una nueva fase en sus relaciones bilaterales. El presidente norteamericano insistirá, más que nunca, en la inversión en Defensa. Un extremo que ubica a nuestro país en el vagón de cola de la OTAN y que, ante el previsible bloque de los Presupuestos Generales, encontrará serias dificultades en satisfacer las demandas del líder republicano. Es aquí donde emerge Marruecos con fuerza, postulándose como gran aliado de Washington en la región.
Las cuentas en materia de Defensa son complejas en España. En el año 2023, el Gobierno invirtió un 1,29% de su PIB a esta materia. Muy por encima de lo que se registraba en años anteriores y en la senda de tratar de alcanzar el 2% en 2029, como se comprometió ante la OTAN en la Cumbre de Madrid. En esta escalada progresiva debería contar con unos Presupuestos Generales, pero el bloqueo político dificulta sacar adelante las cuentas.
El listón del 2%, no obstante, es notablemente insuficiente a ojos de la Alianza y de Washington. Mark Rutte, secretario general, habla del 3,6% o del 3,7%. Donald Trump es aún más ambicioso y, durante la campaña electoral, lo fijó en el 5%. Mención especial a su alusión a España en su toma de posesión, enmarcándola en los BRICS; lo que algunos interpretaron como una confusión, otros lo tomaron como un aviso a navegantes.
El entendimiento entre Estados Unidos y España se antoja difícil para los próximos años. Además de las diferencias ideológicas -Pedro Sánchez tilda al equipo de Donald Trump de “tecnocasta”-, la disparidad en asuntos militares aboca a un nuevo choque bilateral. Ambas partes están obligadas a entenderse, por su alianza estratégica y confluencia en la OTAN, así como por la presencia de tropas estadounidenses en Morón y Rota; pero la sintonía no apunta a ser fluida.
El papel de Marruecos
Es aquí donde surge con fuerza la figura de Marruecos. En su anterior mandato, Donald Trump impulsó al país africano en el plano internacional, erigiéndose como un aliado estratégico en la contención de amenazas yihadistas, inseguridades… y ante el avance de la influencia de Rusia. Los acuerdos Washington-Rabat incluyeron el reconocimiento de los planes de soberanía de Mohamed VI sobre el Sáhara, además de refrendar una alianza con Israel y de impulsar acuerdos militares.
Éstos últimos se plasman en la ambiciosa renovación armamentística en la que está sumida Marruecos, a la que contribuye Estados Unidos de forma destacada, con el objetivo de discutirle a Argelia la hegemonía en el norte de África. Asimismo, Washington se vuelca en términos militares con Rabat a través del Africom (United States Africa Command), el mando responsable de las operaciones militares estadounidenses en África.
Prueba de este entendimiento es la nueva dimensión que ha adquirido el African Lion, las ambiciosas maniobras militares que se desarrollan cada año principalmente en Marruecos, por tierra, mar y aire. En ellas se fomenta la interoperabilidad de las naciones participantes, ejerciendo Mohamed VI de anfitrión en estrecha coordinación con Estados Unidos.
Juego a tres bandas
En este equilibrio a tres, Marruecos encuentra ahora terreno abonado con Estados Unidos, en detrimento de España. Además hay que tener en cuenta los últimos movimientos de Mohamed VI para entender que, más allá de la aparente luna de miel diplomática entre Madrid y Rabat, defenderá sus intereses más allá de pactos internacionales: la reapertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla se está lastrando por supuestos contratiempos técnicos, cuando ya deberían funcionar a pleno rendimiento.
¿La razón? No faltan analistas que recuerdan las aspiraciones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. La normalización de los pasos fronterizos supondría el reconocimiento tácito de Rabat de la soberanía española en las dos ciudades autónomas. También apuntan a una hipotética presión a España para obtener nuevas concesiones, relacionadas con la gestión del espacio aéreo del Sáhara.
Así, en el marco de la política exterior de Marruecos, Mohamed VI se postula como gran aliado de Estados Unidos en términos militares; no sólo en África, sino en toda la región. Y lo hará con una España que no mantiene la mayor sintonía política con Trump… y que está muy lejos de las peticiones presupuestarias que proyectan desde Washington.
Bluesman
27/01/2025 09:36
Sería conveniente no insistir en hacernos creer que existe (o va a haber) una lucha titánica entre Mr. Big y Mr. Handsome. Para Mr. Big, el guapo muñeco que utiliza el Presidente de Gobierno actual (el pastelero) no es más que eso: un Chucky guapiño, pero nada más.
Jordeli
Tienes razon pero cuando el vaso esta lleno, una sola gota lo desborda.
Ratwulf
27/01/2025 16:17
Se postula? Ya lo es gracias al Gobierno de Progreso.
jopetas
27/01/2025 18:11
No pasa nada. Nuestro Amado Líder contará con apoyos gigantescos como el ilustre bolivariano Maduro. Y ahora quiere que nos hagamos muy amigos de China (o muy esclavos). Con paso firme contra la ultraderecha y la megaturboderecha mundial. Del comunismo totalitario que liquidó a 120 millones en China, no decimos nada.