La CUP es uno de los partidos catalanes que más se identifica con los postulados de la nueva izquierda. En los que, como es conocido, el feminismo ocupa un lugar preeminente. En este sentido, la formación fue una de las pioneras en usar en utilizar el femenino genérico en lugar del masculino —aunque los que estén en posesión de la palabra sean hombres—. Y el mes que viene, sin ir más lejos, ha organizado el segundo encuentro de Mujeres e Identidades disidentes de la Izquierda Independentista bajo el lema 'Construyamos el feminismo de clase en los países catalanes'. Ello ha propiciado que sus contradicciones en este campo chirríen con más fuerza que las de otras formaciones, tal y como le ocurrió la semana pasada a la exalcaldesa de Badalona, Dolors Sabater.
En concreto, Sabater celebró en redes un artículo en el diario 'Vilaweb' en el que la periodista Montserrat Armengou criticaba el apoyo recibido por un compañero al que ella había señalado con nombres y apellidos en redes acusándole de acoso sexual —y que posteriormente borró para ahorrarse problemas legales—. "La mayor tentación es seguir callando, pues qué caro sale "complicarse la vida", qué fácil es que te deslegitimen y te quieran hacer dudar de tu propio recuerdo y de tu experiencia" publicó Sabater en X. Y aseveró a continuación: "¡Luego se extrañan que no haya más denuncias! Gracias Montserrat Armengou". Pero su declaración no obtuvo el efecto deseado, pues no tardó en ser respondida por la presunta víctima de un caso de acoso, Sònia Pérez.
Y es que Pérez, en su respuesta, no duda en señalar directamente a Sabater por haber encubierto el abuso en cuestión. "Ostras, Dolores, ¿y tú qué hiciste en mi caso. Lo denuncié primero a ti, personalmente, tú y yo solas en tu coche", relata Pérez. Luego, revela que también lo hizo a las "mujeres del partido, y a más personas que creía de confianza". "Y no hicisteis nada", sentencia. El acusado en concreto es Toni Flores, que, tal y como recuerda Pérez, fue concejal de Sabater entre 2018 y 2023. Y los hechos tuvieron lugar en 2018, momento en cual la formación antisistema llegó a la conclusión de que lo acontecido no podía catalogarse como un episodio de acoso machista.
"Un daño que no se ha reparado"
Sin embargo, a raíz de una obra de teatro documental en el que Pérez denuncia de nuevo el asedio que asegura haber sufrido, 'Les medees de Santa Coloma', la CUP juzga ahora que "hubo un daño que no se ha reparado" y ha ofrecido apoyo profesional a la afectada. Una respuesta —recibida por correo y tres meses después del estreno de la obra— que Pérez ha tildado de irrisoria. De su parte, Flores niega que acosase a Pérez, manteniendo, de hecho, que era ésta la que insistía durante aquellos días en quedarse a solas con él. Sea como sea, la ha invitado a denunciar el caso en los juzgados para tener la oportunidad de defenderse.
Se da la circunstancia de que, en la misma semana, la formación también ha sido acusada en redes de esconder otro escándalo similar. En esta ocasión, la supuesta víctima narra que un militante de la CUP del Vallés la "violó" y le propinó una "paliza". Uno hechos, siempre según su versión, avalados por la "actuación policial, los informes médicos de la ambulancia y del hospital, las lesiones y los centenares de mensajes de whatsapp" en los que el atacante amenazaba con "matarla" si lo abandonaba y reconocía haberla "agredido en otras ocasiones". Tras los hechos, la mujer cuenta que su presunto agresor fue "expulsado" de la agrupación municipal, pero desconoce si más tarde fue readmitido. En todo caso, señala la CUP nunca han dado su versión por válida y que siempre han respaldado al agresor.
La denunciante, por otra parte, mantiene que se han producido más casos de "acoso y abusos" dentro de la CUP, hechos que han sido "escondidos" y cuyas víctimas han sido "silenciadas". "El protocolo de la CUP es débil porque los hombres militantes se protegen entre ellos", razona en su texto. Por lo demás, apunta que la CUP es el "lugar perfecto por aquellos que, precisamente, son violentos, especialmente con las mujeres, y se quieren camuflar". "Mucha pulsera y lazos lilas, pero para pegar a mujeres, encubrir a agresores o aprovecharse de posiciones de poder, no tienen problemas", describe. Finalmente, lamenta que ese aura de partido feminista, pese a su falta de concordancia con la realidad, "resta credibilidad a las víctimas".