La formación ultra Aliança Catalana demandó el pasado jueves en el Parlament el cierre de las mezquitas radicales en Cataluña. Una iniciativa que fue rechazada con los votos de PSC, ERC, Comuns y la CUP. Sin embargo, los neoconvergentes, pese a su voto negativo, lanzaron una propuesta singular para fiscalizar los procesos de radicalización denunciados por el partido de Orriols sin necesidad de clausurar dichos centros. "Que se haga una evaluación de los 300 imanes que hay en Cataluña. Que se les obligue por norma a aprender el catalán y participen en formaciones periódicas sobre derechos humanos, leyes y valores de las sociedades avanzadas", defendió desde la tribuna el diputado de Junts Agustí Colomines.
Y es que, a jucio de Colomines, esta formula permitirá "proteger los valores de la libertad y fomentar la convivencia", recordando que el cierre de mezquitas es una prerrogativa que le corresponde a los jueces y no a los partidos políticos. "Un extremismo no se puede combatir desde otro", manifestó el diputado neoconvergente, que sintetizó la postura de su formación con el lema: "Ni islamismo radical ni islamofobia".
Acto seguido, Colomines vinculó esta problemática con las necesidades estratégicas del movimiento separatista: "El independentismo no puede convertirse en un movimiento agónico y reaccionario". Por este motivo, ponderó, ha de "velar por una sociedad inclusiva, segura, pero no hacerlo desde el prejuicio ni desde el miedo. Porque esta es la manera más fácil de hundir el país [en referencia a Cataluña]".