Cataluña

Los inmigrantes alejan un nuevo 'procés': rechazan la independencia y el catalán

El Govern atribuye el descenso del uso social del catalán a los inmigrantes, de los que solo tres de cada 10 optaría por una Cataluña independiente

  • La Rambla de Barcelona -

 

El desinterés de los jóvenes catalanes por el separatismo suele citarse como una de las causas de su declive. Sin embargo, pocos han prestado atención a que otro segmento de la población amenaza, quizá de manera más grave, su proyecto de segregación: los inmigrantes. No olvidemos que, según datos actualizados del censo, el 40% de los catalanes de entre 25 y 39 años ha nacido en el extranjero. Y es una realidad que preocupa enormemente al secesionismo, cuyas inquietudes ha resumido Renaixença Democràtica, una entidad nacionalista que persigue aumentar la natalidad de los catalanes autóctonos. "Son generaciones que no integradas en la catalanidad y que no transmitirán el catalán", lamentan, recordando que el fenómeno no es nuevo, pues se vivió durante el franquismo con las "oleadas inmigratorias españolas".

 

Los barómetros del Centre Estudis d'Opinió (CEO) —el "Cis catalán"— ratifican el temor de entidades como Renaixença. Según sus cifras, solo tres de cada diez inmigrantes (un 27%) con derecho a voto optaría por una Cataluña desgajada de España. Y entre los partidos a los que entregan sus papeletas en los comicios, la mayoría son constitucionalistas o no independentistas (75%). Entre ellos, se lleva la palma el PSC (48%), seguido del PP (13%), Vox (8%) y comunes (6%). Mientras, las formaciones secesionistas solo atraen al 16% de los catalanes con origen extranjero: un 8% vota a Junts y otro 6% a Esquerra. Es cierto que lo extranjeros nacionalizados y con derecho a voto solo representan uno de cada cuatro. Pero también lo es que su demografía, como se ha dicho, va en aumento.

 

En cuanto al predicamento del catalán en este sector, el propio catalanismo atribuye el descenso del uso social de esta lengua —que no su conocimiento— al incremento de la inmigración. Sin ir más lejos, el 'conseller' de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, ante las críticas recibidas ayer tras conocerse que solo un tercio de los catalanes tiene el catalán como lengua habitual, alegó que estas cifras se hayan condicionadas por un "marco demográfico que todos conocemos", con "movimientos de población muy importantes que impactan en resultados porcentuales". Refiriéndose a que, aunque un mayor número de personas conocen el catalán—en virtud de su uso exclusivo en la Educación o que sea un requisito laboral en algunos ámbitos—, su uso en la calle desciende por su falta de popularidad entre los recién llegados.

Pujol como precursor

Se trata de un temor arraigado hace tiempo en el nacionalismo catalán, sobre todo en el de corte convergente. Recordemos que, ya en 2002, el 'expresident' Pujol auguró que la inmigración sería "el final de Cataluña", argumentándolo con este ejemplo: "A un vaso de agua se le echa sal y la disuelve; se le echa un poco más, y también la disuelve", pero llega un momento en que "no la disuelve". De llegar a esa situación, alertó, el "país se rompería". Más tarde, otro 'expresident' de su partido, Quim Torra —conocido por sus tuits xenófobos— alertó en términos parecidos de que la identidad catalana "corría el peligro de disolverse como un azucarillo en un vaso de leche". No en vano, en uno de sus artículos previos a la presidencia, definió un viaje en metro con músicos "gitanos rumanos" y "parados pedigüeños" como propio del "cuarto mundo".

Pero la que ha llevado más lejos la teoría del "gran remplazo" en clave secesionista ha sido Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y líder de partido ultra Aliança Catalana. En una entrevista en 'El Mundo' publicada hace un año, Orriols no solo afirmaba que Cataluña había sido "colonizada" por España, sino que ésta se servía de la inmigración para completar ese proceso. "España todavía utiliza la inmigración como arma arrojadiza para disolver la nación catalana, nos envía a los inmigrantes más conflictivos a Cataluña para provocar problemas de inseguridad y convivencia", aseguraba. Y concluía: "A ellos [los españoles] les conviene mucho que la nacionalidad catalana vaya desapareciendo a través de esta sustitución demográfica continua". Una visión compartida por el electorado más radical de Junts y que explicaría, según sus críticos, su empeño por conseguir el traspaso de la gestión de la inmigración a Cataluña.

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