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Bochorno en Exteriores por la "torpeza diplomática" en el saludo a Biden

Embajadores y diplomáticos ven "precipitación" en Moncloa a la hora de "inflar unas expectativas" que luego no se cumplieron. "Es mejor no hacer nada que ese paseo", advierten

Sánchez Biden OTAN
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, junto a Joe Biden, presidente de Estados Unidos. EFE

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha sido un hervidero de comentarios a lo largo de este lunes tras el saludo entre Joe Biden y Pedro Sánchez en un pasillo de la cumbre de la OTAN. Apenas 20 segundos que Moncloa ha vendido como una "breve conversación" tras la foto de familia, pero que en el departamento de Arancha González Laya ha provocado bochorno ante la "torpeza diplomática" de aceptar este formato para el primer contacto entre ambos mandatarios desde las elecciones de EEUU, de las que ya han pasado más de siete meses.

"Esto es el ejemplo de una mala gestión diplomática", afirma un diplomático que sigue los asuntos de la primera potencial mundial, si bien descarga la responsabilidad en Moncloa, que fue la parte que gestionó la fallida entrevista entre Sánchez y Biden.

LaSexta fue el primer medio en informar el pasado jueves de que habría un "breve encuentro" entre ambos mandatarios en Bruselas y que las gestiones las habían liderado Iván Redondo, jefe del Gabinete de la Presidencia de Sánchez, y su homólogo de la Casa Blanca, Ronald Klain.

"Los americanos son muy serios en estas cosas, lo organizan todo al milímetro", subraya la citada fuente, que ve una "clara precipitación" española a la hora de "inflar expectativas" que luego no se han cumplido, provocando un "chasco" en forma de 20 segundos en los que dos personas apenas pueden intercambiar unas pocas palabras.

Otro embajador ve "un fallo de primer orden" que Sánchez haya aceptado este formato. Aún más sorprendente cuando la semana pasada hubo una conversación telefónica entre el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y la jefa de la diplomacia española, la citada Laya, que en teoría debía servir para allanar el camino y cerrar los temas que fueran a discutir los jefes. Pero no parece que fuese el caso.

Joe Biden y Pedro Sánchez.
Joe Biden y Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN.

Por eso, causa estupor en las citadas fuentes que Washington no haya concedido a Madrid ni siquiera unos minutos para que Biden y Sánchez conversaran juntos. "Es posible que la parte española haya presionado mucho cuando los americanos no querían. Que hayamos forzado y que el resultado haya sido este. Pero en ocasiones, es mejor no hacer nada que ese paseo", sostiene un experimentado diplomático.

El Gobierno se ha encontrado en los últimos meses con la presión mediática y política de que Sánchez no consiguiese hablar con Biden desde que este último venció a Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Una situación anómala e inédita en las relaciones bilaterales de ambos países aliados de la OTAN, que se ha prolongado durante más de siete meses.

En Exteriores se hace hincapié en que "no hay problemas serios" entre España y Estados Unidos, aunque también se admite que Washington no ve a nuestro país como aliado estratégico, sino secundario. "Si no estás en su agenda de una cumbre, es que no cuentan contigo para las cosas importantes", subraya una embajadora destinada en una capital europea.

Formato incómodo para Biden

Y este ha sido el caso de España, aunque había un evento que propiciaba un gesto de Biden con Sánchez: este lunes se acordó en Bruselas que la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN se celebre en 2022 en una ciudad española aún por designar.

España será anfitriona así, 25 años después, de una cumbre de la Alianza: en julio de 1997 Madrid acogió una reunión de líderes en un momento en que el José María Aznar presidía el Gobierno español y Bill Clinton estaba al frente de Estados Unidos. Un éxito diplomático que ha quedado eclipsado por la veintena de segundos que protagonizaron Biden y Sánchez antes de entrar en el plenario de la cumbre.

Además, el formato elegido para el primer encuentro entre ambos, de apenas unos segundos, es de los que más incomodan a los mandatarios, sobre todo a los presidentes de EEUU. "No les gusta para nada este tipo de contactos en mitad de un pasillo. Y evitan en todo momento tratar temas importantes", concluye un veterano diplomático que ha trabajado en cumbres junto a varios presidentes del Gobierno.

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