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España

La llegada del AVE al País Vasco se retrasa hasta 2026 tras diez años de demoras

Tren AVE en una fotografía de archivo.

Definitivamente el AVE del País Vasco es el más lento. El Tren de Alta Velocidad (TAV) no estará operativo al menos hasta 2026. Esta fecha admitida por el Gobierno esta misma semana supone la enésima demora en la construcción de esta infraestructura. A principios de año se fijó como fecha final de las obras el año 2023. Pero otra vez los planes no han salido como se esperaba. 

Las obras del TAV, también conocido como la Y vasca o el AVE vasco, están en marcha desde 2006, si bien el proyecto data de quince años antes. Desde que se iniciaron los trabajos se han ido multiplicando los retrasos y, por consiguiente, ha ido variando una y otra vez la fecha del inicio de este servicio que unirá las tres capitales vascas. 

La última fecha que barajaron ambas administraciones, el Gobierno central y el Ejecutivo autonómico, era 2023. Pero esta misma semana el Gabinete de PSOE y Podemos confirmaba el secreto a voces de que habrá otra demora. La previsión dice, al menos por ahora, que el TAV estará acabado en 2026. Es decir, veinte años después del comienzo de las obras y casi cuarenta años después de que se anunciase por primera vez su construcción. Ahí es nada. 

Los expertos calculan que la inversión final rondará los 6.000 millones de euros. Esta misma semana los medios vascos cifraban en 5.500 millones el gasto ya presupuestado en total

Como en su día informó este diario, los expertos calculan que la inversión final rondará los 6.000 millones de euros. Esta misma semana los medios vascos cifraban en 5.500 millones el gasto ya presupuestado en total, teniendo en cuenta tanto lo gastado hasta ahora como lo previsto para el futuro. Todo ello pese a que el presupuesto inicial era de 4.000 millones

En el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2021 se incluye un gasto del Estado de 570 millones de euros en Euskadi. Casi la mitad de esa cantidad, 294 millones, estarán destinados a las obras del TAV. Para el Gobierno vasco presidido por Íñigo Urkullu estas obras son prioritarias, pero la realidad es que dependen del Ministerio de Fomento. 

Numerosos obstáculos

Los obstáculos para el TAV han sido muchos. Las obras de la alta velocidad acumulan polémica y problemas en Euskadi. Aún hoy existe un fuerte movimiento social en la comunidad, en su mayoría cercano a la izquierda abertzale pero más heterogéneo, que rechaza la construcción del AVE. Varias plataformas y partidos se oponen a estas obras. 

Uno de los principales lastres para la infraestructura es que ETA la situó como objetivo prioritario durante años. El caso más grave y simbólico ocurrió en diciembre de 2008, cuando la organización terrorista asesinó al empresario Ignacio Uría, cuya empresa trabajaba en uno de los tramos del tren. Durante años se han repetido los sabotajes en las obras. También después del final del terrorismo. El último de estos ataques ocurrió solo hace un par de meses en Elorrio (Vizcaya), cuando los atacantes quemaron una máquina perforadora.

Además de los ataques de ETA y del citado rechazo social que aún persiste, sobre todo en algunas zonas rurales que atravesará el tren, otro de los grandes problemas han sido los tiras y aflojas sobre la inversión. O, dicho de otra manera, el AVE vasco ha sido a menudo moneda de cambio entre el PNV y los diferentes gobiernos. Despejados todos esos obstáculos, el TAV sigue hacia adelante, pero no es descartable, viendo los antecedentes, que vuelva a ralentizarse su llegada.      

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