La guerra comercial entre Estados Unidos y casi el mundo entero es ya un hecho. Las amenazas arancelarias de Mr. President se superan cada día. Esta semana le ha tocado a Canadá, la Unión Europea (UE) y ahora, al vino. A golpe de post en su red social Truth, ha avisado al viejo continente de que está dispuesto a romper todos los récords en su política ultra proteccionista.
Todo comenzó en febrero, cuando el mandatario lanzó la primera piedra al otro lado del charco. En aquel entonces, Europa aguantaba la respiración ante la incógnita de cuál sería la primera “víctima” del magnate. Finalmente, fueron el acero y el aluminio de todo el mundo con destino a EE.UU. los elegidos y quienes se llevaron un arancel del 25%.
En la última semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha respondido con aranceles del 50% al whisky estadounidense. Justo donde duele. La respuesta no se ha hecho esperar y Trump ya ha avisado: “Si este arancel no se elimina de inmediato, Estados Unidos impondrá en breve un arancel del 200% a todos los vinos, champanes y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países representados por la UE. Esto beneficiará enormemente al sector del vino y el champán en Estados Unidos”.
Sin embargo, los que lo van a sufrir en sus bolsillos van a ser los consumidores. De imponerse el arancel, los clientes verán cómo los precios de los vinos o bebidas alcohólicas europeas podrían triplicarse.
Preocupación en España
Pero los productores de vino también temen el daño que esto pueda suponer para sus ventas anuales. El 10% del vino que produce la Unión Europea se exporta a EE.UU., y el 80% proviene de Francia, Italia y España. En los últimos conflictos comerciales, Trump ha logrado ganar la batalla haciéndo uso de su puño de hierro contra aquellos que han intentado responder. En este caso, la UE no se amilana y ya dice que “está preparada para lo que venga”.
A partir de este punto, según el Informe de Importaciones de Vino en EE.UU. en 2024, realizado por la organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), España alcanzó un total de 391,4 millones de euros en ventas y 67,3 millones de litros exportados, lo que coloca a nuestro país como el cuarto proveedor en valor y el séptimo en volumen.
De hecho, en los últimos meses, la propia organización ha registrado un incremento importante de las exportaciones, especialmente en diciembre, justo un mes después de la elección de Donald Trump como presidente del país. Según esos datos recogidos, esto revela que los compradores han estado haciendo acopio de Rioja, Rías Baixas o “Sherry” antes de que se cumpla la gran temida amenaza, que parece estar muy cerca.
Jerez mira con atención
Ya en 2019, durante la primera legislatura del presidente neoyorquino, se impusieron aranceles a más de 100 productos españoles, entre los que se encontraba el vino, que además sufrió un impuesto añadido del 25%. En aquella ocasión, fueron los franceses quienes se llevaron la peor parte, hasta que con el cambio de administración, Joe Biden los eliminó.
Según los últimos datos publicados por el Consejo Regulador de los Vinos de Jerez, relativos al año 2023, EE.UU. es el cuarto mercado de exportación de esta Denominación de Origen (D.O.), con un comercio por encima del millón y medio de litros, al que habría que añadir las salidas que se canalizan a través de otros países del entorno europeos. Sobre este asunto, numerosas bodegas de la zona productora han sido preguntadas por este diario, aunque han declinado la propuesta de responder.
En cuanto a 2024, sabemos que las exportaciones a Estados Unidos se han incrementado en un 20%, principalmente a finales de año y motivadas por el temor a los posibles aranceles, que los consumidores intentan evitar. El aprovisionamiento es un movimiento inteligente, pero ante el gran sabor que tiene un “Jerez”, habrá que ver si los yankees son capaces de hacer un consumo responsable y no acabar con sus existencias.