Quantcast

España

De Instagram a Fortnite: así acechan hoy los depredadores sexuales a niños y adolescentes

La Fiscalía alerta de la "preocupante evolución" de los delitos cibernéticos contra la libertad sexual de los menores. El 'child grooming' se ha disparado un 175% en dos años. La Guardia Civil y la Policía Nacional combaten este fenómeno global en auge

De Instagram a Fortnite: así acechan hoy los depredadores sexuales a niños y adolescentes
El 'child grooming' se ha disparado un 175% en dos años

Alerta de la Fiscalía y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Advierten de una "preocupante evolución" en el incremento de los delitos sexuales 'on-line' contra menores de edad en España. Los datos hablan por sí mismos: niños y adolescentes fueron víctimas del 8,5% de todos los delitos cibernéticos contra la libertad sexual registrados en 2020, lo que supone un aumento del 18,5% respecto a 2019. Y otra cifra más escalofriante aún: el child grooming (acoso sexual a menores por internet) se disparó un 55% en el mismo periodo y un 175% con respecto a 2018, según datos recogidos en la última memoria de la Fiscalía.

Si bien el repunte en 2020 está relacionado, en parte, con el confinamiento decretado por la pandemia, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado advierten de que se trata de un fenómeno de carácter global que viene creciendo de forma sostenida desde hace años en nuestro país y que está asociado al generalizado acceso de los menores a las nuevas tecnologías, dispositivos móviles, redes sociales y videojuegos.

TikTok, Instagram, Twitch, Facebook Messenger... Los depredadores sexuales acechan en cualquiera de estos espacios cibernéticos. Y también de forma recurrente en los chats de voz de videojuegos colaborativos como Fortnite. "Los malos se ponen a jugar a este tipo de videojuegos para hacer contacto con posibles víctimas. Ofrecen a los menores comprarles 'skins' o suscripciones de pago al juego para intentar conseguir que a cambio les envíen fotos y vídeos", cuenta Juan Sotomayor, teniente coronel del Departamento de Cibercrimen de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

"Lo más habitual es que el primer contacto sea un engaño, que se hagan pasar por personas de su edad para intentar convencer al menor a través de cualquier plataforma o red social. Luego ya pasan el correo electrónico o el número telefónico para el intercambio del material. En cualquier espacio donde hay niños, siempre acechan los depredadores", añade por su parte Eduardo Casas, subinspector del Grupo I de Protección al menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional.

Un fenómeno global y en auge

"Internet está plagado de imágenes de abuso sexual a niños: ¿qué ha salido mal?". Con ese encabezado el diario The New York Times titulaba un extenso reportaje en septiembre de 2019 en el que desgranaba cómo las fuerzas de seguridad de todo el mundo se están viendo desbordadas en la lucha contra la pornografía infantil ante los nuevos métodos y 'modus operandi' de los depredadores sexuales en la red.

En ese artículo, escrito antes de la pandemia, se reflejaba que en 2018 las compañías tecnológicas estadounidenses habían reportado al Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC, por sus siglas en inglés) hasta 45 millones de fotos y vídeos de niños víctimas de abusos sexuales detectadas a lo largo y ancho del planeta, más del doble que el año anterior.

La propia Fiscalía General del Estado, en su última memoria, se hacía eco de un informe de la Comisión Europea en el que se señala que "la UE se ha convertido en el mayor centro de actividad de pornografía infantil del mundo"

Precisamente el NCMEC lidera la lucha mundial contra este tipo de delitos. A través del uso de nuevas tecnologías de rastreo que captan el 'hash' de los archivos ilícitos y con el apoyo de la legislación norteamericana, que obliga a las operadoras tecnológicas a detectar y reportar todo material susceptible de pederastia, así como a dar acceso a sus servidores a los investigadores, las fuerzas de seguridad norteamericanas trabajan en permanente contacto con sus homólogos de todo el mundo.

En España, tiene interlocución directa Departamento de Cibercrimen de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Durante el confinamiento de 2020, los reportes del NCMEC a esta unidad del Instituto Armado se incrementaron diariamente tras la declaración del estado del alarma un 449%: de 105 a 408 reportes diarios, según un informe al que ha tenido acceso Vozpópuli.

Europa, centro mundial de pornografía infantil

"Gracias a la pandemia se ha puesto el foco en este problema, pero ya existía antes y sigue creciendo. El año anterior ya se había registrado un incremento del 36%", indica el teniente coronel de la Guardia Civil Juan Sotomayor. Este investigador destaca que en Europa, a diferencia de en Estados Unidos, no existen leyes suficientes que obliguen a las operadoras tecnológicas a compartir toda información y material susceptible de delitos sexuales contra menores.

La propia Fiscalía General del Estado, en su última memoria, se hacía eco de un informe de la Comisión Europea en el que se señala que "la UE se ha convertido en el mayor centro de actividad de pornografía infantil del mundo". Un "vergonzante récord" que exige, según la Comisión, de una estrategia comunitaria para la lucha contra el abuso sexual de menores.

Solo entre el 15 de marzo y el 30 de abril de 2020, la Policía Nacional registró 1.732 avisos/denuncias por detección de material pedófilo, lo que supone un incremento del 352%

"Debemos hacer algo parecido a lo que está haciendo Estados Unidos con NCMEC para ser proactivos en la detección de pornografía infantil. Hoy por hoy no podemos vigilar los servicios y servidores de las operadoras en Europa", añade el jefe del Departamento de Cibercrimen de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. "Necesitamos la participación de los proveedores digitales", concluye.

Combate policial en España

Esta unidad de la UCO cuenta con un equipo de perfiladores que se encarga de analizar todas aquellas fotos y vídeos que reporta el NCMEC y que pueden ser susceptibles de delitos cometidos en la jurisdicción española. No es un trabajo sencillo, tal y como relata el jefe de esta unidad, el teniente coronel Juan Sotomayor.

Recientemente han conseguido desarrollar en España una operación gracias a una serie de fotografías y vídeos de abuso a un menor recibida desde el NCMEC. La única pista era una señal de ceda el paso de un cruce junto a un bar. Los investigadores consiguieron dar con la ciudad, la calle y el establecimiento, deteniendo finalmente al autor de las fotografías.

En octubre de 2019, en el marco de la operación KASINO, desarrollada conjuntamente con la Policía de Suecia, esta unidad de la UCO detuvo a una mujer sueca en Benalmádena (Málaga), acusada de haber utilizado a sus hijas de 18 y 9 años para la producción y distribución de material pedófilo. Otras cinco personas fueron detenidas en Suecia en la misma operación. La investigación se inició después de que la policía sueca detectara vídeos y fotos de las menores que se sospechaba podían haber sido tomadas en Malta o España.

Cooperación internacional

La cooperación con las fuerzas policiales de otros países es clave para la persecución de los delitos sexuales contra menores, coincide Eduardo Casas, subinspector del Grupo I de Protección al menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional. "Se trata de un fenómeno global, el agresor puede estar en España y la víctima en América Latina, o viceversa. Por eso estamos en permanente contacto con las policías de los países latinoamericanos", indica Casas.

Solo entre el 15 de marzo y el 30 de abril de 2020, la Policía Nacional registró 1.732 avisos/denuncias por detección de material pedófilo en el correo electrónico denuncias.pornografí[email protected], lo que supone un incremento del 352% respecto de las mismas notificaciones recibidas en el mismo periodo del año 2019.

"En la mayoría de casos, las denuncias que recibimos de 'child grooming' en ese correo electrónico suelen ser de las propias víctimas, que nos contactan asustadas. Suelen ser llamadas desesperadas de menores a los que intentamos encauzar para que su caso acabe en denuncia formal, pero para eso necesitan contarlo a sus padres y tienen miedo", señala Eduardo Casas.

"En este punto es importante que los padres sean conscientes de que el niño no tiene la culpa sino que está siendo víctima de un delito", concluye el responsable del Grupo I de Protección al menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.