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España

Ministros y barones territoriales presionaron hasta el final a Rajoy para tener presencia en Génova

Rajoy desveló por fin su secreto mejor guardado: la composición del equipo que regirá los destinos del PP para, al menos, los próximos tres años y que recibió un respaldo del 97 por ciento de los compromisarios. María Dolores de Cospedal investida de nuevo secretaria general, se apoyará en tres personas, a saber, Esteban González Pons, Javier Arenas y Carlos Floriano. El líder del PP ha decidido refrendar a su "número dos" pero también compartimentar un buen pedazo del poder que otorga ese cargo, entre otras cosas por la condición de Cospedal de presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha.

Javier Arenas repite como vicesecretario de territorial, esto es, politica autonómica y local; Esteban González Pons pasa de Comunicación --que desaparece-- a Estudios y Programas y el extremeño Carlos Floriano se encargará de Organización y Electoral, en sustitución de Ana Mato, lo que le convierte, de hecho, en el "número tres" del partido. El de Floriano es el más claro ejemplo de ascenso dentro de la dirección. Hasta ahora era mano derecha de González Pons desde la secretaría de Comunicación del PP y tenía un papel fundamental en la elaboración de los argumentarios.

Ellos formarán parte del comité de dirección junto con los portavoces parlamentarios de Congreso, Senado y Eurocámara, así como por aquellos que considere Rajoy que deban estar en un órgano que se escapa de la regulación de los Estatutos. Todo apunta a que contará con su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Sangtamaría, y con algún otro ministro, sin descartar a Alberto Ruiz-Gallardón, que era convocado todos los lunes a la reunión de Génova.

Asimismo, Cospedal ha colocado al frente de la secretaría de Electoral al presidente de la Cámara castellanomanchega, Vicente Tirado; además de al diputado por Cuenca José María Beneyto, que será coordinador de Estudios; a la también diputada conquense María Jesús Bonilla como secretaria del comité electoral; así como a sus consejeros del gobierno autonómico José Ignacio Echániz y Marisa Soriano, al frente de las secterías sectoriales de Sanidad y Asuntos Sociales y Agricultura y Medio Ambiente, respectivamente. La secretaria general incrementa, y en mucho, su poder interno.

El presidente del Gobierno y líder del PP recibió presiones hasta el último momento de los barones terriroriales que querían mantener su cuota de poder y también de algunos ministros que no entendían el por qué de la incompatibilidad entre tener una cartera y asumir una responsabilidad orgánica en Génova, mensaje que les hizo llegar Rajoy el pasado viernes tras la reunión del Consejo de Ministros. Muchos de ellos canalizaron sus peticiones a través de Cospedal, convertida poco menos que en cancerbera de Rajoy. El propio líder del PP dijo durante la defensa de su candidatura que no le gustan las presiones, al tiempo que apeló a su independencia.

Hubo negociaciones hasta última hora. De los barones, pocos conocían a ciencia cierta si Rajoy y Cospedal iban a aceptar sus peticiones. Sus dudas solo quedaron despejadas cuando el líder del partido dio a conocer su lista ante el pleno del congreso.

La mayores novedades son la incorporación del secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, convertido en el secretario de Derechos, Justicia y Libertades, en sustitución de Federico Trillo. Con este gesto promociona a la organización dirigida por Antonio Basagoiti, quien marca en buena medida el discurso antiETA del PP, muy lejos del que tiene Jaime Mayor Oreja. Contra el criterio del ex ministro del Interior, Basagoiti defendió el pasado viernes en el congreso popular que "nos acercamos al inminente final de ETA" y que "hay que cerrar definitivamente este doloroso capítulo".

Tambien  la presidenta de los populares catalanes, Alicia Sánchez-Camacho, es premiada con un cargo, en su caso más simbólico que otra cosa, la presidencia del Comité Electoral Nacional, el mismo que aprueba las candidaturas que ya vienen cocinadas previamente.

En clave de política interna no deben dejarse pasar dos detalles. El que fuera número dos de Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Cobo, será el nuevo secretario ejecutivo de política local. Con eso contenta al ministro de Justicia. Pero también lanza un guiño a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, al aceptar lo que no aceptó hace tres años y medio, meter en la ejecutiva, aunque solo sea como vocal, al vicepresidente del Ejecutivo madrileño, Ignacio González. Además, se suma como vocal la consejera de Educación de la Comunidad madrileña, Lucía Figar.

También ha contentado a Cristóbal Montoro al aceptar su propuesta de que sea Álvaro Nadal el que se encargue de la secretaría sectorial de economía.

Además, Cospedal ha colocado al frente de la secretaría de Electoral al presidente de la Cámara castellanomanchega, Vicente Tirado, y Arenas mantiene a su mano derecha en Madrid, Juan José Mataría, al frente de Política autonómica, en un equilibrio de poderes y contrapoderes internos.

Los ministros, solo de vocales

Como era más que previsible, forman parte del comité ejecutivo nacional, pero sólo como vocales, sin cargos ejecutivos la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y los ministros Ana Mato, Ana Pastor, José Manuel García Margallo, Miguel Arias Cañete, Fátima Báñez, Jorge Fernández Díaz, Cristóbal Montoro y Alberto Ruiz-Gallardón.

De poco le sirvió a Juan José Güemes dejarse ver mucho porque sale de la ejecutiva popular, al igual que Juan Manuel Moreno, Gonzalo Robles, Rafael Rodríguez-Ponga, Leopoldo Barreda, Gerardo Galeote, José María Michavila, el valenciano Vicente Rambla o Alejo Vidal-Quadras.

En su intervención, Rajoy dijo que, a pesar de haber llegado al Ejecutivo, "no pierde importancia la tarea del partido porque en los Gobiernos se está y se deja de estar, pero el partido sigue, permanece y es lo estable, lo que está ahí para siempre. No estaríamos hoy aquí si no fuéramos miembros del PP y no quiero que olvidemos esto nunca. El partido es lo que importa. Nos sostiene y nos unifica y hoy lo necesitamos más que nunca porque tenemos más cosas en qué pensar y más problemas que resolver. El partido es nuestra fábrica de proyectos y lo que nos da coherencia moral".

Tras estas considraciones apeló a la unidad aque no pretende, agregó, "que sea uniforme ni monótona. Quiero un partido unido en lo que pretende, acuerda y propone, estable, capaz de sostener su palabra, sin veleidades ni contradicciones". Significa, agregó, "sostener la misma palabra porque no cambian nuestros valores cada cinco kilómetros".

"Aquí no sobra nadie, aquí no se jubila nadie. Aquí hay sitio para todos y para más gente", reiteró aunque quizá esta sea una apreciación no compartida por muchos de los miembros de la dirección saliente. Por último sentenció: "a mí no me gusta ni me afecta que me presionen, ni por lo que me reclame la prensa. Me propuse conservar mi independencia y no debo nada a nadie, salvo a mi partido. Después de todo lo que he pasado y se ha dicho de mí, no corro ningún peligro de envanecimiento". Dicho queda.

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