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El socialista francés Hollande presenta sus medidas contra la crisis

Las clases medias "serán protegidas", subrayó Hollande en una conferencia de prensa en la que dio a conocer 60 grandes medidas de su programa para las elecciones presidenciales de la próxima primavera.

Un programa que -dijo- está guiado por cuatro principios, empezando por aclarar la gravedad de la situación, la amplitud de la crisis y el estado del país.

Los otros tres principios son la voluntad para cambiar y lograr la recuperación, la justicia en todas sus propuestas -que contrastó con la política del actual presidente de Francia y su más directo rival, Nicolas Sarkozy-, y la claridad sobre la financiación, sobre el método y sobre el calendario.

A este último respecto, insistió en que para cumplir los compromisos de Francia con sus socios europeos de disminuir el déficit al 3 % del Producto Interior Bruto (PIB) en 2013 y llegar al equilibrio en 2017, habrá que conseguir 29.000 millones de euros y limitar la progresión del gasto público al 1 % anual.

El líder socialista precisó que esos 29.000 millones de euros se obtendrán de la supresión de exenciones fiscales para las empresas (17.300 millones, sobre todo por el fin de la desfiscalización de las horas extraordinarias) y para los particulares (11.800 millones), y en concreto los más favorecidos.

Los mismos, añadió, que se han beneficiado durante el mandato de Sarkozy de los regalos fiscales.

El candidato socialista volverá a establecer el gravamen del Impuesto sobre la Fortuna (ISF) al nivel previo a la reforma del presidente conservador y creará un nuevo tipo máximo del impuesto sobre la renta, del 45 %, frente al 41 % actual, para los que ganan 150.000 euros anuales.

Además, la fiscalidad de los beneficios de los bancos aumentará un 15 % y se pondrá en marcha la tasa sobre las transacciones financieras, que en un primer momento y en espera de su despliegue en Europa, podría tomar la forma de la restitución de un impuesto a las operaciones bursátiles.

"No prometo más que lo que soy capaz de hacer, ni más ni menos", afirmó Hollande, que dijo que actuará en dos fases, una primera de reformas estructurales y, una segunda, cuando se haya conseguido la recuperación económica, para ir más lejos en la redistribución.

El líder socialista explicó que su programa supondrá 20.000 millones de euros de gastos suplementarios y reconoció que aumentará la presión fiscal, pero sobre los ricos.

Señaló que sus planes para crear 60.000 empleos en el sector de la educación no modificará el objetivo de no aumentar los efectivos de las administraciones públicas.

También indicó que su promesa de restituir la jubilación a los 60 años se aplicará únicamente a los que han cubierto íntegramente el periodo de cotización que da derecho a una pensión completa, que en virtud de la última reforma está aumentando y es ahora de 41 años.

Para estimular la construcción de viviendas, todos los terrenos de titularidad estatal o de empresas de titularidad pública se cederán "gratuitamente" a los ayuntamientos, a condición de que éstos los utilicen para construir en un plazo de cinco años.

Señaló que modificará la ley para elevar la proporción obligatoria de viviendas sociales del 20 al 25 % y que se multiplicarán las sanciones para los municipios que no cumplan.

Hollande reiteró su rechazo al compromiso fraguado entre Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, para un nuevo tratado europeo, pero no dijo cómo traducirá esa oposición si llega al poder.

Por último, lamentó que el Banco Central Europeo (BCE) se haya limitado a dar apoyo a los bancos, pero no a los Estados con dificultades para financiar su deuda.

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