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El 28 de febrero vence la prórroga de la cesión gratuita de la colección de Carmen Cervera al Museo Thyssen-Bornemisza

El próximo 28 de febrero vence la prórroga y toca renovar –en el caso que así se decida- el contrato de cesión gratuita de la Colección Carmen Thyssen al Museo Thyssen-Bornemisza . Ya en 2011, la baronesa  prolongó la cesión gratuita de su colección privada, compuesta por 240 obras, para su exhibición. Sin embargo, lo hizo dejando claro que no podía prestar de forma gratuita su colección eternamente.

Aunque Carmen Cervera Thyssen siempre ha negado que existiese algún tipo de desavenencia con el despacho de Cultura, fuentes relacionadas con la anterior Dirección de Bellas Artes, afirman que la entonces ministra Ángeles González-Sinde nunca tuvo mucha sintonía con la Baronesa, por lo que Carmen Thyssen  confía en que el cambio político traiga consigo mejores  intermediarios.


La colección Carmen Thyssen, cuenta regresiva
La baronesa cedió su colección privada para su exhibición en el museo de forma gratuita durante 11 años, plazo que finalizó el pasado mes de febrero de 2011  y que se volvió a prolongar hasta el 28 de febrero de 2012.

En un principio, la baronesa estaba interesada en que el Estado –representado en el patronato del museo por el Ministro de Cultura- alquilara esas 240 obras ( valoradas en su conjunto en 700 millones de euros). Según explica a Vozpópuli Guillermo Solana, director del museo, ésta fue la medida que se empleó con la colección del barón Thyssen, la cual fue adquirida por el Estado en 1993 tras un breve periodo de alquiler.

En ese sentido, el Gobierno anterior se mostró partidario de comprarla. Sin embargo, la ex ministra Ángeles González Sinde manifestó que existía "una gran diferencia" entre las expectativas económicas de la baronesa Thyssen y la capacidad presupuestaria del Estado para seguir alquilando sus obras.  Al respecto, Cervera no quiso pronunciarse más allá de la sorpresa que le causaban tales declaraciones y decidió renovar la cesión sin mayores enfrentamientos.

¿Es un asunto legal o monetario?
La colección personal Cervera, adquirida a lo largo de años de compras guiadas por Tomás Llorens, anterior director del muse , supone para muchos el complemento perfecto a la colección del barón, que abarca desde los primitivos flamencos hasta el fin del siglo XX. Las dos juntas, de hecho, forman la que seguramente sea la mejor colección privada de arte del mundo.

De las negociaciones fallidas entre Thyssen y Sinde, lo más complicado no ha sido sólo el precio al cual se alquilaría la colección, sino una serie de peticiones de la Baronesa, entre ellas, que le sea devuelto  el derecho de el uso de su nombre para exposiciones, tal como ha hecho en 37 ocasiones dentro y fuera de España.

La marca Carmen Thyssen está registrada a nombre de la Fundación, no de la baronesa. Los anteriores ministros de Cultura, César Antonio Molina y Carmen Calvo, no pusieron objeciones para el uso del nombre. Fue González-Sinde la primera en obstaculizar el tema. Por ello, esa era la única condición para haber prorrogado durante dos años más el préstamo. Al no ser aceptada esta "contraprestación", Carmen Cervera prorrogó  solo durante un año en lugar de dos.

El capítulo La Esclusa
Hace ya un año de aquella polémica reunión del Patronato con González Sinde. En esos días trascendió a la opinión pública el veto de Francesca Thyssen, hija del barón,  sobre la venta de La esclusa, de  John  Constable, a un coleccionista privado.

En ocasión de esa frustrada venta, la propia Francesca Thyssen escribió un artículo en el diario El País donde exponía una queja formal acerca de la poca voluntad del Gobierno por resolver un tema en el que todas las partes tenían interés inmediato por una solución.

“Lo único que consigue este aplazamiento es prolongar la agonía de estas negociaciones aparentemente interminables, a no ser que haya un esfuerzo coordinado para emprender una nueva táctica, basada en la historia del ala de Tita, que para bien o para mal, en aquella época fue financiada con la generosa donación perteneciente al Museo que mi padre exigió en el momento de la firma del contrato original con el Gobierno español”.

El contrato aludido por la hija del barón supone una “donación” que “ protegía al Museo de las fluctuaciones presupuestarias y le aseguraba una cierta independencia que él consideraba de la máxima importancia”.

Según la propia Francesca esas condiciones fueron sacrificadas “con el fin de crear la ampliación basada en el valor añadido, que nadie niega, de la colección de Tita (...) Las promesas que se hicieron en aquel entonces no se han cumplido y esas prioridades se han puesto a un lado para dejar paso a las recientes peticiones de Tita de llevarse su colección, o al menos cuadros importantes que forman parte de ella, para venderlos en el mercado abierto".

En respuesta abierta a estos señalamientos, Cervera comentó en una entrevista que concedió al diario La Razón el 19 de marzo de 2011: “Vamos a hablar de Francesca porque ésa es una típica reacción suya. Lo que no se puede hacer es salir de un patronato y divulgar a los cuatro vientos lo que ha sucedido dentro. ¡Por Dios, qué es eso! ¿A qué estamos jugando? ¿Dónde está la educación? Para que la colección de mi marido permaneciera en España tuve que renunciar a todo. Él deseaba que estuviera unida. En su momento le dije que estaría con el Museo Thyssen-Bornemisza «forever», y así lo voy a hacer hasta el último día”.

En esa misma entrevista, Carmen Thyssen aseguró que la oferta del coleccionista inglés era tentadora:  40 millones de euros por el lienzo. Sin embargo, aseguraba que no era “una decisión fácil para un coleccionista deshacerse de una obra, sino dolorosa».

La nueva duda sobre el estatus de la Colección ocurre en un momento de esplandor para  el Museo Thyssen de Madrid, que  ha superado por primera vez en su historia el milllón de visitantes en un ejercicio, una cifra impulsada por la exposición que ha marcado récord de afluencia, la retrospectiva de Antonio López.

 

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