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España

Lo dice el BCE: la competitividad española es mejor ahora que en los años previos a la crisis

Quitando la emisión de deuda de ayer, en los últimos tiempos España no está para demasiados festejos: un paro desbocado, un déficit incontenible y una deuda en el punto mira de los inversores son tres síntomas preclaros. Y luego, agazapados, hay datos menos malos, incluso relativamente buenos para el país, como los Indicadores Armonizados de Competitividad (IAC).

Los IAC miden la competitividad basándose en dos criterios: los costes laborales unitarios –que tienen que ver con los costes de personal, contrataciones, despidos: esas cosas- y los valores unitarios de las exportaciones. Y la conclusión es que ambos medidores dictaminan que la competitividad española no solo se mantiene, sino que mejora ligeramente.

El coste laboral unitario en 2007, último año antes del gran cataclismo, fue de 120,7 puntos, en noviembre de 2011 era de 105,3 puntos; es decir, el IAC fue más bajo; es decir, más competitivo. Y en cuanto a las exportaciones, si el valor unitario de éstas también en 2007 era de 104,6 puntos, en noviembre del año pasado era de 103. Mejoría liviana, pero mejoría, al fin y al cabo.

Trabajadores más productivos

Unos indicadores que concuerdan con el informe que el Foro Davos presentó en septiembre pasado. En él, y a partir criterios tan distintos como el acceso a la financiación o la calidad de la salud de la población, España pasó del puesto 42 al 36, de un total de 142 países (bien es verdad que en 2008 estaba entre los 30 primeros).

Hay dos explicaciones rotundas: la caída del coste laboral se entiende, lógicamente, por la brutal sangría del empleo en España, con cerca de tres millones de puestos menos. Por tanto, y pese a la desaparición de empresas, cada trabajador viene a ser más productivo. La solidez de las exportaciones, por su parte, se debe a que las compañías que venden en el extranjero son igual o más fuertes que otrora.

Los IAC se elaboran mediante un intercambio de datos de los Bancos Centrales de los países europeos. Éstos proporcionan representaciones y comparaciones de la competitividad en términos de precios y costes entre los países cuya moneda es el euro.  

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