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Hungría recurre a regañadientes al salvavidas del FMI por la crisis de deuda

El pasado día 17, Budapest, ante el riesgo de una rebaja de la calidad de su deuda, anunció su intención de pedir una línea crediticia preventiva tanto al FMI como a la UE. El giro llegó tarde y el pasado jueves la agencia de calificación de riesgos Moody's rebajó la nota del bono húngaro a "Ba1", dejándola al nivel de "bono basura", con perspectiva negativa, con lo que no descarta volverla a rebajar. En su argumentación, la agencia se refirió a las dudas sobre la capacidad del país de reducir su deuda pública", algo que significa un riesgo a largo plazo.

Debido a la baja tasa de empleo y la debilidad del mercado interior, la agencia ha revisado a la baja sus pronósticos anteriores de crecimiento para el país centroeuropeo, que eran del 2,7 por ciento para este año y del 2,6 por ciento para 2012, situándolos ahora en el 1,5 y el 0,5 por ciento, respectivamente.

Asimismo, resalta que las posibilidades del sistema bancario húngaro para ayudar al crecimiento serán limitadas, a raíz de la adopción de medidas gubernamentales que afectan negativamente la rentabilidad de los bancos.

El Banco Húngaro de Desarrollo, anoche, y la ciudad de Budapest, hoy mismo, también han visto como caía la calidad de su deuda a los ojos de Moody's. La economía magiar arrastra problemas desde hace tiempo. Durante el anterior Gobierno socialdemócrata, hasta 2010, la deuda pública aumentó desde el 66 por ciento de 2006 hasta el 80 por ciento en 2009.

Ante la gravedad de la situación, en octubre de 2008 Budapest recurrió a un préstamo de unos 20.000 millones de euros del FMI y de la UE para evitar el colapso, lo que obligó a introducir duras medidas de austeridad.

Tras el rotundo éxito electoral de Orbán y su partido Fidesz en 2010, las políticas cambiaron de rumbo y Hungría canceló sus negociaciones con el FMI al rechazar las exigencias de más recortes.

El gobierno anunció su "lucha por la independencia" que significaba principalmente no acudir más a la ayuda financiera de organizaciones internacionales. Orbán fijó como una de sus metas más importantes la reducción de la deuda pública y recurrió a medidas polémicas para aumentar los ingresos del Estado, como las tasas impuestas, entre otros sectores, a la banca y a las empresas de energía y telecomunicaciones.

Además, el Gobierno uso el dinero recaudado en la nacionalización de los fondos privados de pensiones para reducir la deuda. Sin embargo, la debilidad del forinto ha provocado que la deuda vuelva a los niveles registrados el pasado año.

Los analistas señalan que esas polémicas fuentes de ingreso no aseguran un crecimiento a largo plazo, ya que se trata de ingresos únicos, de efecto inmediato.

Por ello, la Comisión Europea (CE) pronostica que el déficit presupuestario de Hungría bajará al 2,8 por ciento en 2012 pero volverá a subir hasta el 3,7 por ciento en 2013, aunque Gyorgy Matolcsy, haya modificado su discurso y desde su defensa de la independencia económica llegara ayer a afirmar que es necesaria la existencia de "una red de seguridad" que "solo puede ofrecer el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea".

Pese a ese reconocimiento, Matolcsy, ha criticado también la decisión de Moody's, al entender que los fundamentos de la economía húngara no justifican una nota de "bono basura".

De hecho, el Gobierno habla de una maniobra especulativa y ha ordenado incluso a los servicios de inteligencia que investigue los ataques contra el forinto.

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