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España

Acuerdo entre los dos grandes partidos para conducir el proceso final de ETA

Fue Rubalcaba quien asomó en los últimos minutos del debate la agonía de ETA, no tanto para rentabilizar su papel como ex ministro del Interior como para garantizar a Rajoy que contará con su colaboración en la lucha contra el terrorismo cuando llegue al Gobierno. Horas antes de su enfrentamiento televisivo con Rajoy, Rubalcaba tuvo ocasión de contemplar como Zapatero entraba por primera vez en el Palacio de Ajuria Enea para dar buena cuenta en Vitoria del exitoso balance antiterrorista, en compañía de Patxi López.

En los preparativos del debate, los asesores de ambos candidatos acordaron que el fin de ETA se convirtiera en un asunto marginal y enteramente institucional. La banda lleva dos años sin asesinar, el terrorismo ha descendido en la lista de preocupaciones de los españoles y, además, las encuestas revelan que los ciudadanos adjudican el mismo mérito al PP que al PSOE en la lucha antiterrorista. No había, pues, razón alguna para acentuar un acontecimiento realmente histórico como puede ser el fin de ETA, sobre todo si se tiene en cuenta el temor de Rubalcaba a que un afán de protagonismo demasiado visible en el tema pueda tener un efecto boomerang que le hunda todavía más desde el punto de vista electoral. Por eso le deja la tarea a Felipe González y a Alfonso Guerra, para que la vendan entre su parroquia de fieles.

Como si fuera también un pacto entre caballeros, y de ello el PP y el PSOE llevan hablando bastantes meses, Rajoy le prometió a Rubalcaba que seguirá teniéndole en cuenta en la conducción del proceso final de la banda cuando llegue al Gobierno. Todo, pues, bajo control.

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