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Los españoles encaran la crisis con más optimismo que el resto de Europa

 De esta forma, el colectivo desempleado que ve poco probable encontrar trabajo en el próximo año se ha elevado hasta el 54,8%, un dato que supone un repunte del 18% respecto al mismo mes del año anterior. Además, se mantiene el temor de una parte de la población empleada a perder su puesto de trabajo, siendo un 12,3% de ellos los que creen bastante o muy probable que esto suceda. El estudio del grupo GfK asegura que en España las expectativas económicas son más estables que en el resto de países europeos, donde la incertidumbre de los consumidores ha empeorado sensiblemente en los últimos meses.

En concreto, el informe sostiene que los españoles mantienen una percepción similar a la que tenían antes del verano, registrando una mayor estabilidad que la media europea. Sin embargo, la mayoría de los países europeos ha comenzado a presentar una tendencia negativa en su percepción tras el optimismo de la primavera.

En concreto, la opinión sobre las previsiones económicas de los europeos ha caído en los últimos meses hasta los -37 puntos de media, mientras que los españoles, sin embargo, permanecen estables y registran una visión más optimista que, no obstante, también es negativa (-14 puntos).
En países como Francia (-42) o Italia (-48) el empeoramiento de la percepción refleja los duros reveses sufridos, mientras que Reino Unido también ha visto caer sus expectativas en 12 puntos, hasta los -29,7 puntos, por las correcciones a la baja realizadas por el FMI sobre su crecimiento para este año y 2012.

En países como Alemania, con una economía más estable, las expectativas de la población en su futuro económico han registrado la mayor caída de todos los países analizados, ya que ha pasado de 50,3 puntos en primavera a sólo 5 puntos en el mes de septiembre.

Además, el informe de GfK desvela una caída generalizada en las expectativas de ingresos y también está teniendo un importante impacto en las expectativas de gasto. Así, Italia se muestra dispuesta a hacer más esfuerzos ante el riesgo de bancarrota, mientras que Francia apuesta por contener las expectativas de gasto para mantener la máxima calificación.

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