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España

Zarzuela vuelve a la normalidad con la mirada en Cataluña: "Esto va a ser duro y va para largo"

Los reyes reciben al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Zarzuela tras el desfile por la Fiesta Nacional el pasado 12 de octubre

Retorna poco a poco la normalidad en Palacio. Después de una larga semana de agenda bloqueada, el Rey reapareció este jueves para presidir los actos de la Fiesta Nacional. Diez días antes había pronunciado el discurso más importante de su Reinado. El mensaje del pasado día 3 supuso un aldabonazo de confianza para la sociedad. Un golpe sobre la mesa de la más alta Institución del país frente a un desafío sin precedentes. El Jefe del Estado se puso al frente del timón de la Nación y pronunció su mensaje más severo y contundente. "Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional". Seria advertencia a la "deslealtad inadmisible de la Generalitat" por su conducta que, sin eufemismos, calificó de "irresponsable". 

Una semana decisiva

"Esto va a ser muy duro y va para largo", comentan en las proximidades de la Casa, donde ha retornado un leve pálpito de tranquilidad, tras las convulsas jornadas vividas en el Parlamento de Cataluña. Los Reyes vuelven a salir de Madrid, en dirección a Oviedo, para presidir la entrega de los premios Princesa de Asturias. Distensión con Les Luthiers, el grupo argentino que figura entre los galardonados. Se recupera el aliento, con la mirada puesta en Cataluña. El plazo del Gobierno para la respuesta de Carles Puigemont concluye el lunes. Para el retorno a la legalidad, el jueves. El artículo 155 sigue pendiente, a punto de su aplicación, si Pedro Sánchez no lo impide. La tensión sigue siendo máxima, y la alerta, general. 

Las fuerzas políticas democráticas, PP, PSOE y Ciudadanos, caminan de la mano. La mayoría silenciosa ha empezado a hablar, ha salido a la calle en defensa de la unidad y contra el golpismo. Las democracias occidentales respaldan sin fisuras, aunque con matices, al Gobierno democrático español. Sólo se escucha algún lamento por algunas lecturas en la prensa extranjera, que reflejan un desconocimiento abrumador de nuestra realidad y nuestra historia, subraya un reciente visitante de la Zarzuela

El mensaje a la Nación significó el primer paso en la dirección esperada. Un discurso que la gente pedía, que se reclamaba en todos los sectores, comentan en el entorno de la Casa. No hubo dudas. El Rey había despejado su agenda de todo compromiso público. Se centró en el seguimiento de la crisis de Cataluña, que pone en juego la unidad de la nación y, por ende, la estabilidad de la Corona, comentan estas fuentes. 

Hizo lo que se tenía que hacer, mencionan en el entorno real. Ni un paso más allá de lo que señala la Carta Magna, que atribuye a la Corona las funciones de moderación y arbitraje, así como la obligación de velar por la 'unidad y permanencia' de la Nación. Los poderes del Estado cumplen con su función. El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial están cumpliendo las responsabilidades que les corresponde. "Cada uno, en su papel, en defensa de la convivencia y la Constitución".

El Rey ha producido un cierto efecto balsámico", señalan en fuentes del Gobierno

Don Felipe recibió llamadas, mensajes y comunicaciones de felicitación y apoyo desde medio mundo. "Ha producido un cierto efecto balsámico", señalan en fuentes del Gobierno. El presidente del Ejecutivo mantiene puntualmente informado al Rey de cada paso que se va a dar y de la evolución de los episodios en Cataluña. La crisis ha estrechado una relación que siempre fue cordial pero no excesivamente intensa. Don Felipe conversa asimismo con los líderes de otras formaciones políticas, con el PSOE, con Ciudadanos. Quizás incluso con algún nacionalista vasco, de acuerdo con algunas versiones. 

Los teléfonos no cesan de sonar en Zarzuela. Las llamadas del Rey, tampoco. Tanto nacionales como internacionales. Menudean las visitas y se pide información, se recaban opiniones. Nadie es capaz de predecir cómo evolucionarán los acontecimientos. Cuales van a ser los pasos de los secesionistas, ni cual es el camino que pretende tomar Puigdemont. En Zarzuela se confía en un retorno a la sensatez y a la legalidad. "No se sabe qué hará, pero, ocurra lo que ocurra, la respuesta del Estado está muy clara. Defender la Constitución es la única opción posible", se apostilla sin titubeos. 

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