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España

El PSM temía desde hace semanas que Pedro Sánchez destituyera a Gómez como líder en Madrid

Antonio Miguel Carmona muestra su apoyo a Tomás Gómez tras su destitución.

En la puerta del despacho de Tomás Gómez, en el Palacio de la Prensa, hay un cartel que dice: “Llamar para entrar”. Este miércoles, desde poco después de las diez de la mañana los diputados y concejales que fueron acudiendo a la sede no llamaban. Entraban y salían sin parar. Estaban en asamblea permanente. Nadie daba crédito a lo que estaba sucediendo. Gómez había sido fulminado. 

Lo que sucedió ayer es el resultado de una batalla subterránea que se viene produciendo desde hace semanas. La conferencia del Ritz, programada desde hace tiempo, frenó unos días las decisiones que se tomaron en Ferraz.  

“Han dado un golpe de estado contra la democracia, están locos, vamos a ir a por él”, era el comentario de algunos de los más fieles del partido. “Nosotros no hemos hecho nada malo, no hay una imputación, no hay nada contra Tomás en el tema del tranvía. Eso no se lo cree nadie”, afirmaba otro de los más cercanos. Muchos de los presentes veían la mano de Alfredo Pérez Rubalcaba en la destitución del líder madrileño. Por la tarde, Gómez llegó a decir que la operación tenía un “tufillo” a Rubalcaba. Maru Menéndez, fiel a Tomás, intervino en la rueda de prensa junto al secretario general del PSM para declarar que es y será fiel a su secretario general. Junto a ella estaba el candidato Antonio Carmona con una cara como si ya hubiera perdido la alcaldía.

Carmona intervino y dijo que Tomás Gómez era honrado y que volvería a poner las manos en el fuego por su compañero. Pero no dijo más. No se identificó, como lo hizo Maru Menéndez, políticamente con Gómez. Le expresó su adhesión personal, que no política.

En un encuentro Pedro Sánchez le habría dicho a su secretario de Madrid: “Las encuestas van mal y vamos a tener un mal resultado, convendría que renunciaras”

El miércoles, no estaban los 36 diputados del PSOE, ni los 13 concejales del Ayuntamiento de Madrid, ni los pocos alcaldes que le quedan al PSOE, ni concejales de localidades de la capital… Pero la realidad es que Gómez domina el partido en Madrid. Desde el día que llegó a la secretaría general ha recorrido todas las agrupaciones de la ciudad y de los pueblos de la región. Ganó las primarias a Trinidad Jiménez y no tuvo rival en las pasadas al ser el único que logró los avales. 

Las formas 

Sólo algunos sabían lo que iba a suceder, aunque no esperaban que fuera de esta forma. Este periódico preguntó hace unos días a uno de los líderes del PSOE que se dejaron fotografiar con Gómez tras conocer la noticia si creía que el secretario general del PSM sería el candidato. Su contestación fue: “Yo creo que lo tiene difícil”. Eso mismo temían muchos de los que estaban este miércoles en la sede socialista.  

Pedro Sánchez y Tomás Gómez se odian políticamente desde hace años. Cuando se celebraron las primarias nacionales pactaron y los hombres y mujeres de Gómez dejaron de hablar mal de Sánchez y de su hombre en Madrid, José Cepeda, para calificarlos desde entonces de “compañeros fraternales”. El odio se volvió amor en horas. Ahora se ha vuelto a la situación original. Se detestan. 

Personas del PSM que conocen lo que ha ocurrido en los últimos días dijeron a este periódico que hace algo más de un mes hubo una primera reunión entre Pedro Sánchez y Tomás Gómez. En ese encuentro el secretario general del PSOE le habría dicho a su secretario de Madrid: “Las encuestas van mal y vamos a tener un mal resultado, convendría que renunciaras”. 

Le habría propuesto una salida honrosa, tipo Simancas, dándole un puesto como diputado para las elecciones generales. Gómez se revolvió y se lo contó a los fieles que prepararon la defensa. Pero no se imaginaron que la decisión de Ferraz iba a ser tan traumática.

La foto con Gómez 

Incluso algunos que ya no son fieles a Gómez acudieron a hacerse la foto con su secretario general “por cómo se han hecho las cosas”. “Esto es un palo que vamos a pagar”, añadieron. 

Muchos reconocen en privado que la gestión de Tomás Gómez en Parla fue un desastre, pero que no tiene nada que ver con su salida

El martes, en el Ritz se celebraba la conferencia de Antonio Carmona. Todos los socialistas estaban serios, menos José Bono, que era todo sonrisa. Tomás Gómez entró solo y se enganchó pronto a José Luis Rodríguez Zapatero, mientras huía de todo lo que fuera aparato de Ferraz. Tuvo mala suerte. Los organizadores le habían puesto en la mesa junto a César Luena, secretario de organización del PSOE, que no acudió al desayuno. Durante bastantes minutos el secretario general del PSM estuvo solo en la mesa, mientras el resto del salón estaba repleto. Había una sensación de que Gómez estaba solo frente al aparato socialista presente en el acto. 

¿Y el tranvía? En el PSM creen que el asunto del tranvía es un accidente. Lo mismo piensan de la ‘Operación Púnica’. Muchos dicen, en privado, que la gestión de Tomás Gómez en Parla, tranvía, incluido, fue un desastre, pero que no tiene nada que ver con su salida. 

Una obra que iba a costar 93 millones costó finalmente 149 IVA incluido. El exalcalde de Parla no estuvo presente cuando se aprobaron las ampliaciones de las obras, lo que le exime de la posible imputación que estudian estos días los jueces. Pero todos le consideran el responsable político del desastre.

Gómez reiteró que fueron el Consorcio de Transportes de Madrid y la Comunidad de Madrid los responsables de los concursos y los costos del tranvía. El Gobierno regional lo niega. Pero la realidad es que el Ayuntamiento de Parla (125.000 habitantes) debe 369 millones de euros, uno de los peores de España. Muchos de ellos tiene su origen en la época de gobierno de Tomás Gómez, que dejó como alcalde a un buen amigo: José María Fraile, que fue detenido dentro de la Operación Púnica. 

Este jueves hay sesión plenaria en la Asamblea de Madrid. La pasada semana se produjo una votación para elegir al sucesor de Juan Barranco en la vicepresidencia de la Cámara. La votación estaba pactada. Sólo del PSOE iba a votar a Amparo Valcarce. Hubo socialistas que prefirieron votar a Tania Sánchez, Matilde Fernández, Óscar Iglesias… todo menos lo que había pedido Gómez.

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