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España

PP y CiU sí coinciden en algo: abarrotan la beatificación de religiosos asesinados en la Guerra Civil

Jesús Posada, Artur Mas y su mujer, Rodríguez-Gallardón y Fernández Díaz, este domingo en Tarragona

Aparentemente no se quieren ver ni en pintura, pero los gerifaltes de Partido Popular y Convergència i Unió han encontrado este domingo algo que les une, más allá de la patria a la que se adscriban: el sentimiento religioso. Y así, nacionalistas catalanes y españoles se han reunido este domingo en Tarragona en la ceremonia de beatificación de 522 religiosos que fueron asesinados durante los años 30 y los propios años de la Guerra Civil.

Así, las fuerzas vivas del PP en Madrid han enviado a Alberto Ruiz-Gallardón, Jorge Fernández Díaz (miembro destacado del Opus Dei) y el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada. Por parte catalana, han acudido el president Artur Mas junto a  la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, y los consellers Santi Vila y Josep Maria Pelegrí.

Justicia y reconciliación

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha defendido que la ceremonia en Tarragona es un acto de "justicia" y de "reconciliación". "Tiene que ser entendido como la Iglesia nos ha invitado a entenderlo: como un acto de justicia pero también como un acto más de reconciliación", ha afirmado Gallardón en declaraciones a los medios en el Complejo Educativo de Tarragona, en donde se ha celebrado la ceremonia.

Por su parte, la consellera Ortega ha dicho que "más de la mitad de los mártires -beatificados- son catalanes y en este sentido es importante la presencia de las autoridades catalanas".

"Persecución religiosa"

El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, ha destacado este domingo que la Iglesia "no busca culpables". En su homilía en la celebración solemne en el Complejo Educativo de Tarragona, ha defendido que la Iglesia es "casa del perdón" y que, con este gesto, quiere glorificar a estos testigos heroicos del Evangelio.

"En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30, vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología" que anuló a millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos, escuelas católicas y destruyendo parte del patrimonio, ha añadido.

El cardenal ha subrayado que los mártires no fueron caídos de la Guerra Civil, sino "víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia", y estos mártires no eran provocadores sino personas pacíficas.

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