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Más 'tarjetas black': Caja San Fernando ya fue señalada en 2002

Juan Antonio López Benjumea, presidente de Caja San Fernando en la etapa de las 'tarjetas black'.

No eran 'Visas' sino 'American Express', pero supuestamente tenían el mismo objetivo: gratificar a los directivos de la entidad financiera con dinero oculto al fisco. Las polémicas tarjetas opacas de Caja Madrid y Bankia no han sido, ni mucho menos, las únicas de estas características existentes en el sistema financiero español. Caja San Fernando, una de las entidades desaparecidas tras la cadena de fusiones y absorciones que ha simplificado el panorama bancario español en los últimos años, también utilizó supuestamente este polémico sistema de retribución hace 13 años para nueve de sus consejeros. Así lo denunció la sección sindical de UGT en la entidad a finales de 2002 en una nota interna en la que además detallaba la apertura de una supuesta cuenta fantasma donde se cargaban los gastos que se hacían con ellas para pagar "viajes privados de los beneficiarios". Aquella denuncia, sin embargo, nunca llegó a los tribunales, reconocen fuentes sindicales consultadas ahora por Vozpópuli.

En su denuncia, la UGT ya destacaba que este sistema de retribuciones no tenía "repercusiones fiscales" para los nueve consejeros beneficiados

La misma se quedó en dos circulares para los trabajadores de la entidad que entonces tuvieron escaso eco en los medios de comunicación. Sin embargo, el mecanismo que se denunciaba en una de estas notas internas, y que ayer fue recuperada en su blog por el periodista andaluz Pepe Fernández, revela la gran similiutd que guardaban con las tarjetas opacas de Caja Madrid que han provocado el actual terremoto y la imputación de tres directivos de la entidad. Así, UGT aseguraba en noviembre de 2002 que el anterior Consejo de Administración de Caja San Fernando, encabezado por el militante socialista Juan Manuel López Benjumea y que había sido revelado en su mayor parte en diciembre de 2001, había abierto una cuenta a nombre de una sociedad pendiente de constitución y que, para ello, habían utilizado el CIF del propio banco. El primer ingreso, y que supuestamente correspondía con el desembolso del capital social de dicha mercantil, había sido de 8,5 millones de pesetas (51.000 euros). Según la denuncia, las firmas autorizadas en aquella cuenta eran de dos directivos de la propia entidad.

UGT ya destacaba la irregularidad de dicho depósito ya que, según resaltaba, en cualquier cuenta abierta a una sociedad "en fase de constitución sólo se puede realizar el apunte de apertura, que debe corresponder con el desembolso del capital social y mientras no se formalice la constitución, en la cuenta no se deben realizar movimientos y el saldo debe permanecer bloqueado". Algo, que, sin embargo, la representación de los trabajadores de la entidad aseguraba que no se había producido y que, de hecho, "la cuenta referida ha tenido cerca de 400 movimientos". Parte de éstos eran ingresos realizados "desde el centro contable 2600", correspondiente a la Dirección de Área de Auditoria y Control de Gestión de la Caja y que los mismos habían ascendido a 45 millones de pesetas (270.455 euros).

"Anticipos encubiertos"

Ese dinero era posteriormente extraído supuestamente de la cuenta "a través de tarjetas American Express" de las cuales eran titulares nueve directivos de la entidad, entre ellos el que había sido su presidente y los dos que figuraban como autorizados en las cuentas. "Cada uno de ellos tenía asignada una cantidad, de la que disponían libremente, produciéndose incluso excesos en la disposición del saldo asignado", detallaba el sindicato en la circular para añadir a continuación que esta diferencia la "reintegraban posteriormente mediante un abono en la cuenta". UGT calificaba este último hecho como "el disfrute de anticipos encubiertos". La misma circular aseguraba que los cargos habían tenido como fin el pago de "viajes privados de los beneficiarios" y que todo ello había sido realizado sin aplicar ninguna regularización "y, en consecuencia, sin tener repercusiones fiscales". El sindicato cuantificó en 40.000 euros el dinero anual que en concepto de "complemento personal de retribuciones" recibieron los directivos por esta vía.

Según la denuncia del sindicato, las tarjetas opacas de Caja San Fernando tenían un límite que, sin embargo, los consejeros superaban en ocasiones

El sindicato aseguró entonces que había puesto estos hechos en conocimiento del nuevo Consejo de Administración, encabezado desde diciembre de 2001 por Alfredo Pérez Cano, más tarde fallecido, con el fin de que éste depurase responsabilidades, cesara a los directivos que aún quedaban del anterior consejo e inhabilitase a otro que entonces se mantenía como interlocutor en las inspecciones que realizaban en la entidad tanto el Banco de España como la Junta de Andalucía. Según informó UGT a la prensa un mes después, Pérez Cano se comprometió a elaborar un informe sobre los hechos denunciados. Sin embargo, ni la entidad financiera ni el sindicato acudieron a la Justicia. Fuentes sindicales aseguraban a este diario ayer que al menos sirvió para que la nueva dirección del banco erradicase estas prácticas y que trece meses más tarde fuera destituido el último beneficiado de estas tarjetas que se mantenía en la entidad. En 2006, Caja San Fernando terminó fusionando con El Monte, con la que creó Cajasol. En 2010, ésta se integró en Banca Cívica para, finalmente, ser absorbida por Caixabank. Nunca más se supo de sus 'American Express opacas'.

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