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España

Sánchez se escuda en el cargo de Patxi López para desactivar a Susana Díaz

Pedro Sánchez abraza a Patxi López tras su nombramiento como presidente del Congreso.

El líder socialista vio hace dos semanas la soga al cuello cuando en el último comité federal la mayoría de los barones escoltaron a Susana Díaz en su intento de anticipar el congreso en el que la presidenta andaluza puede plantear su asalto al liderazgo del partido. Felipe González actuó, una vez más, como mediador, impuso la tregua y obligó a Pedro Sánchez a seguir los consejos de Alfredo Pérez Rubalcaba para jugar con inteligencia la difícil partida abierta el 20-D. Han pasado los días, Sánchez presume con orgullo de haber aupado a Patxi López a la presidencia del Congreso y ahora ve posibilidades de utilizar este triunfo como paragolpes de las próximas embestidas que pueda emprender la sultana del sur, ante el enorme desconcierto que ha vuelto a provocar en los dirigentes territoriales la cesión de varios senadores socialistas para permitir a Esquerra Republicana y a Convergencia tener grupo propio en el Senado.

Felipe González ha dispuesto que Rubalcaba tutele a Pedro Sánchez, a la espera de acontecimientos

Para conseguir retener el cargo de secretario general más allá del próximo Congreso, resumen fuentes socialistas, Sánchez sabe que debe llegar a la presidencia del Gobierno, pero no a cualquier precio. Eso explica sus prisas por trabajar a varias bandas en el éxito de su investidura, una vez que se vea frustrada, previsiblemente, la de Mariano Rajoy. El problema es que el PSOE necesita en primera instancia el apoyo de Podemos y éste se ha puesto más difícil desde que Sánchez pactó con Ciudadanos, con el concurso del PP, el reparto de la Mesa del Congreso. ¿Imposibilitará esta maniobra que Pablo Iglesias acabe apoyando su investidura?

En las filas socialistas se niega esta tesis, sobre todo porque falta más de un mes, probablemente, para que Sánchez pueda someterse a su mañana de gloria, plazo que pretende aprovechar para acercar posiciones con Pablo Iglesias y también con Ciudadanos. El aterrizaje tan brusco en las formas que han protagonizado los 69 diputados de Podemos recién llegados al Congreso tampoco ha gustado un pelo a los dirigentes del PSOE, como pronto se pondrá de manifiesto en el comité federal.

Al margen del uso que Sánchez va a darle a la responsabilidad institucional de Patxi López para mantenerse como líder del PSOE, en Ferraz se opina que la mayoría de los barones están hartos de las tentativas improvisadas de Susana Díaz por hacerse con el timón del partido, en circunstancias además tan inoportunas como las que han surgido cuando los socialistas se han dado cuenta de que los resultados del 20-D les dejan pocas salidas y todas ellas son malas para sus intereses.

Los movimientos conspirativos de Bono y Zapatero

En el equipo de confianza de Sánchez se culpa al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y al expresidente castellano manchego José Bono de la operación que hace tres semanas puso en marcha la federación andaluza para defenestrar al núcleo duro del partido. Finalmente, no cuajó porque iba contra toda lógica introducirse en la revuelta interna de un congreso justamente cuando todavía no están cerradas todas las posibilidades del PSOE para llegar a La Moncloa.

Los acontecimientos van a tal velocidad, se apunta en el PSOE, que cualquier escenario es posible, sobre todo si Pedro Sánchez continúa provocando a los dirigentes territoriales mediante su continuo flirteo con quienes defienden la independencia de Cataluña, ya sea para darles voz propia en el Senado o para acercarles a respaldar su investidura.

Al PSOE se le pone cada vez más cuesta arriba la votación en la que Rajoy buscará el amparo del Congreso ante el reto separatista

En el Partido Socialista no se pierde de vista la iniciativa presentada el jueves pasado por Ciudadanos para que el Congreso apoye al Gobierno en funciones en las medidas que pueda tener que adoptar para frenar la secesión de una parte de España. El objetivo, recordó Albert Rivera, es que todos los partidos se retraten. Y en esta foto, es posible que el PSOE acabe dejándose pelos en la gatera, teniendo en cuenta no solo los gestos que acaba de hacerle a Esquerra y a Convergencia en la Cámara Alta, sino también el interés de Sánchez y del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en tender puentes directos con el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, una operación que en las filas socialistas se califica como de “alto riesgo”.

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