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España

Radares de tráfico: cada vez más voraces mientras aumenta la siniestralidad

Radares de tráfico: cada vez más voraces mientras aumenta la siniestralidad

Año tras año, las carreteras españolas continúan poblándose de controles de velocidad -radares fijos y móviles- que la Dirección General de Tráfico (DGT) instala para controlar y sancionar los excesos de velocidad en las vías de nuestro país.

Los últimos datos oficiales, los que recogen las sanciones de 2017, revelan que el Estado recaudó entre los meses de enero y noviembre más de 75 millones de euros sólo con los radares fijos situados en nuestras carreteras, cifra a la que hay que sumar las sanciones interpuestas a los conductores 'cazados' con los radares móviles que la DGT sigue desplegando en nuestras carreteras, en muchas ocasiones coincidiendo con épocas de gran afluencia de vehículos.

Desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA) consideran que los radares están demostrando su ineficacia a la hora de reducir la siniestralidad en carretera. De hecho, los propios datos publicados por la DGT muestran que durante el año 2017 aumentó en un 3% el número de accidentes mortales en vías interurbanas, registrándose un total de 39 fallecidos más que durante el año anterior. 

No queremos decir que la DGT trabaje con afán recaudatorio, pero sí es cierto que la colocación de estos radares no es efectiva para su finalidad, que es la de reducir la siniestralidad

"No queremos decir que la DGT trabaje con afán recaudatorio, pero sí es cierto que la colocación de estos radares no es efectiva para su finalidad, que es la de reducir la siniestralidad", señala en declaraciones a Vozpópuli Mario Arnaldo, presidente de AEA. "Estamos viendo cómo no se colocan en lugares estratégicos como determinados puntos negros de nuestras carreteras y sí en otros donde apenas están señalizados". "La recaudación de los radares debería descender con el tiempo, y sin embargo va en aumento", señala.

Para Arnaldo, la clave está en olvidarse de la recaudación y centrarse en la prevención. Destaca que, con el sistema actual, los radares se limitan a señalar un exceso de velocidad cuya sanción es comunicada al infractor muchos días después. En su opinión, "debería avisarse de la infracción de inmediato". Si no, lamenta, "el daño ya está hecho y el peligro consumado".

Además, insiste en que "la señalización es fundamental". Conociendo los puntos en los que está situado el radar,el conductor será mucho más prudente. Por eso no se entiende la proliferación de radares móviles si no se encuadra en el mero afán recaudatorio. Arnaldo insiste en que "las mejores actuaciones siempre son las que se realizan a priori".

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