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España

Desarticulada una trama que robaba coches de gama media en Madrid para venderlos en Marruecos

Dos de los vehículos robados que fueron desguazados para vender sus piezas.

Las investigaciones se iniciaron a finales de 2014, al detectarse un incremento inusitado de robo de vehículos en Madrid, la mayoría de ellos de gama media, y fundamentalmente de la casa Renault (modelos Clio y Megane) y Dacia (modelos Duster y Logan), manifestó a este diario uno de los agentes del Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos que intervino en la operación. En España se sustrajeron el pasado año 30.000 vehículos de los aproximadamente 560.000 que fueron robados en toda la Unión Europa. De ellos, algo más de ocho mil fueron sustraídos en la capital.

La organización utilizaba para los robos a delincuentes de nacionalidad española que “duplicaban” las matrículas de los coches sustraídos con las de otras de vehículos de la misma marca y color, y los dejaban “enfriar” durante una semana aparcados en zonas discretas de la ciudad para comprobar si estaban provistos de algún dispositivo electrónico para facilitar su localización en caso de robo. Si el coche no era detectado entraba en juego otro escalón de la organización, que se encargaba de falsificar la documentación del automóvil y de dotarle de una matrícula marroquí, con lo que el vehículo quedaba listo para su traslado a Marruecos.

La organización delictiva contaba con especialistas en robar los vehículos, en falsificar su documentación y matrículas, y "pasadores" para conducirlos hasta su destino en Marruecos

El último escalón de la trama la componían los “pasadores”, encargados de conducir los vehículos hasta los puertos de Algeciras y Tarifa (Cádiz) o Motril (Granada) a cambio de una remuneración de mil euros. Una vez en el puesto fronterizo, algunos miembros de la organización se colocaban en lugares estratégicos para tener a la vista donde podían situarse los agentes de Policía en el control fronterizo, con el fin de indicar cuál era el momento más oportuno para llevar a cabo el tránsito sin levantar sospechas.

Los coches eran embarcados rumbo al país magrebí y una vez allí eran trasladados mayoritariamente a Casablanca, donde eran vendidos en concesionarios de segunda mano o entre particulares a precios de mercado, en muchos casos sin que el comprador conociese el origen ilícito del vehículo. Los distintos escalones de la organización eran estancos entre sí para impedir que la detención de algún “pasador”, por ejemplo, permitiera llegar a otros niveles de la misma. Además de la venta de los coches robados en el mercado de segunda mano la organización también desguazaba otros, fundamentalmente de las marcas Audi y Seat, cuyas piezas eran trasladadas en furgonetas hasta Marruecos para su venta como recambios.

“La relevancia de la operación (bautizada como Zuria-Mouse) estriba en haber conseguido acreditar la existencia de una organización criminal -manifestó a este diario uno de los agentes que ha participado en el dispositivo policial-. Se trata de una actividad que ocasiona enormes pérdidas al sector del automóvil que finalmente terminan repercutiendo en todos los consumidores”.

Al frente de la organización se encontraba el marroquí Mohamed L., de 50 años de edad, que ya había cumplido una condena por la comisión de otros delitos similares. En su caso había comenzado en un escalón bajo de otra organización y había ido ascendiendo hasta situarse al frente de la suya. La práctica totalidad de los detenidos, salvo algunos españoles, son naturales de Marruecos, y más concretamente de la ciudad de Ksar el Kebir.

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