Quantcast

España

El portazo de Podemos a Sánchez pone en riesgo el poder territorial del PSOE

Pedro Sánchez y su 'número dos', César Luena, en el último comité federal

En silencio, pero sin perder nunca de vista el mapa político dibujado por los comicios municipales y autonómicos del año pasado, el PSOE escudriña estos días qué parcelas de poder puede perder de llegar a consumarse tras el debate de investidura la ruptura con Podemos. Gracias a la formación morada, Pedro Sánchez ha podido presumir de que los socialistas han recuperado el poder, desde que él es secretario general, en plazas tan  importantes como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares, Asturias o Aragón, además de en buena parte de los 2.800 ayuntamientos con alcalde de su partido. Sin embargo, el fuerte encontronazo con la formación de Pablo Iglesias puede poner este poder territorial patas arriba, se reconoce en Ferraz, dependiendo finalmente del desenlace que tenga la formación del próximo Gobierno.

La recomposición del mapa territorial sigue pendiente de que se forme nuevo Gobierno

Antes, incluso, de que Podemos diera portazo al PSOE en la negociación de la investidura de Sánchez tras el acuerdo alcanzado por éste con Ciudadanos, Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page habían encontrado serios problemas para sacar adelante los presupuestos de Extremadura y Castilla-La Mancha con el aval de la formación morada. La estabilidad política en Aragón tampoco la tiene asegurada Javier Lambán, uno de los barones más críticos con el pacto con Ciudadanos en el que se incluye la supresión de las diputaciones provinciales.

Lambán recibía este viernes un serio aviso por parte de Pablo Echenique, jefe de Podemos en Aragón. “En sólo ocho meses, el PSOE ha acumulado una importante deuda de compromisos incumplidos. Hemos aprendido que el papel que se firma sin más garantía que una promesa bien puede acabar en papel mojado”. Esta desconfianza fue la que argumentó Pablo Iglesias para exigir a Pedro Sánchez una vicepresidencia y el reparto del Gobierno a partir de los resultados electorales del 20-D.

En el PSOE se recuerda, no obstante, que si Iglesias ajusta cuentas con Sánchez rompiendo los acuerdos que Podemos tiene en media docena de comunidades y miles de ayuntamientos, pondría en peligro, por ejemplo, la continuidad de Manuela Carmena, de Ada Colau o de Joan Ribó como alcaldes de Madrid, Barcelona o Valencia, aunque en este último caso el alejamiento de Compromís de la disciplina de Podemos garantizaría mejor la estabilidad política.

Susana Díaz y el abrazo del oso

La previsible recomposición del poder autonómico y municipal en el caso de que la tensión entre el PSOE y Podemos persista después del debate de investidura preocupa también en las filas socialistas por el escenario que se abriría en caso de repetirse las elecciones generales en junio. A estas alturas del curso, hay barones que dan la razón a la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuando advirtió del peligro que corría su partido si recurría al ‘abrazo del oso’ de la izquierda radical para recuperar poder territorial a cualquier precio. Es obvio que con este comportamiento, los socialistas han facilitado también gobiernos a una fuerza política que le disputa el voto de izquierdas y que ha conseguido irrumpir junto a sus organizaciones satélites con 69 escaños en el Congreso, solo 21 menos que un partido centenario como el PSOE.

Madrid, Valencia y Barcelona son tres agujeros negros que preocupan a los socialistas si hay nuevas elecciones

El presidente asturiano, Javier Fernández, fue otro de los barones que después de las elecciones de mayo del año pasado más alertaron del peligro que entrañaba pactar con Podemos sin medir las consecuencias que podía acarrear en las generales para el PSOE, un partido que ahora puede quedar todavía más desnaturalizado  tras el acuerdo “histórico” que Sánchez acaba de sellar con Ciudadanos.

Madrid, Valencia y Barcelona son tres agujeros negros que el PSOE mira con especial inquietud, pues en ellos Podemos y sus confluencias le superaron en votos el pasado 20-D y desde entonces han venido trabajando para aumentar su electorado en previsión de que puedan celebrarse nuevas elecciones. Esta es una de las razones por las que el equipo de Pedro Sánchez quiere evitarlas a toda costa, consciente de que, a pesar de la gran representación protagonizada alrededor de la investidura, los socialistas podrían verse en serias dificultades para retener sus 90 escaños.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.