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España

El 15-M, sin rastro de Podemos

En el 15-M nunca ha habido problemas de edad.

"Nosotros siempre estamos en campaña, porque nuestras reclamaciones no se solucionan en unas elecciones y menos con estos políticos". "Puede decir lo que quiera, pero Pablo Iglesias no es herededo de nuestro movimiento, sino que fue parte de él en su momento, pero ahora no lo es". "Es verdad que compartimos objetivos y muchas ideas, pero Podemos y nosotros no somos lo mismo". Opiniones que se escuchaban en los diálogos mantenidos este viernes, 15 de mayo, día de San Isidro, en la madrileña Puerta del Sol. Allí se celebraba el cuarto aniversario del 15-M justo en el ecuador de esta campaña previa a las elecciones del 24-M.

En San Isidro, los candidatos madrileños repartieron besos, se hicieron fotografías y bailaron algún que otro chotis para bochorno de algunos presentes y deleite de la gran mayoría de medios de comunicación

A los candidatos de Madrid este cumpleaños les debía importar un bledo y prefirieron, como se esperaba, acudir a la pradera de San Isidro vestidos de chulapos. Todos ellos repartieron besos, se hicieron fotografías y bailaron algún que otro chotis para bochorno de algunos presentes y deleite de la gran mayoría de medios de comunicación. Un espectáculo que no por esperado resulta menos esperpéntico. Pero ellos consiguen la atención de los focos. Delicioso material para los Telediarios y las primeras páginas. Un ejemplo más de este drama que es la teatralización de la vida pública. En este marco, Esperanza Aguirre volvió a demostrar que es la estrella de lo que va de campaña, rodeada de mil y un micrófonos en busca de su penúltima ocurrencia. De hecho, cuando le preguntaron por el 15-M, desveló que en una ocasión un presunto miembro de este movimiento le soltó un piropo a las siete de la mañana. Brutal revelación. 

Variopintos lemas

No es difícil adivinar que a los quincemistas esta anéctoda les causará cierto disgusto, aunque este viernes ellos estaban a lo suyo. Al filo de las cuatro de la tarde unas tres decenas de personas, entre ellas quien esto escribe, acudieron a una asamblea sobre "lucha contra el empobrecimiento" celebrada junto a esa horrible entrada a la estación de Metro de Sol. La zona estaba empapelada para la ocasión con numerosas pancartas y variopintos lemas que se referían a multitud de causas perdidas. "Voto rogado, voto robado". "Contra el paro y la precaridad, por la renta básica". "No a la tortura de los toros". "Nos han querido enterrar, pero olvidaron que somos semillas". Y así hacia el infinito.

El ambiente era festivo, sí, pero en toda fiesta el asunto no termina de animarse si la gente no responde. Y, al menos en esta asamblea, el público era bastante escaso. Aportaban mucho más colorido los seguidores turcos del Fenerbahce, que estaban calentando motores para la Final Four de baloncesto. Entretanto, los asistentes abordaron el espectacular crecimiento de las desigualdades, la corrupción imperante en el sistema, las horrendas políticas de vivienda, las cifras sobre el desempleo galopante, los datos acerca de los desahucios o los insuficientes planes sociales de todos los gobiernos no quincemistas. O sea, contra el pérfido capitalismo y su devastadora influencia en el ser humano, a su juicio bueno por naturaleza pero destrozado por el vil metal. O sea, contra el sistema en su conjunto. 

Cuando se preguntaba a los participantes, la mayoría respaldaban la marcha de Monedero de Podemos porque decían compartir la tesis de que la moderación será el final de este partido

Como siempre ocurre en estos saraos del 15-M, básicamente se escucharon diferentes vertientes del marxismo y alguna que otra anarquista. Hubo reflexión y debate y después cada uno se fue por donde había venido. Durante la asamblea nadie mencionó, al menos directamente, a Podemos. Tampoco se habló de ninguno de sus líderes. Ni rastro del partido morado. En esta reunión nadie se acordó de Juan Carlos Monedero. Pero al término de la misma, cuando se preguntaba a los participantes, la mayoría respaldaban su marcha de Podemos porque decían compartir la tesis de que la moderación será el final de este partido. Sí que hubo alguna mención, y no precisamente amable, al Partido Popular y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, por cierto, este viernes vivió una situación extraordinaria en Oviedo, cuando unos cuantos le agasajaron y otros tantos le abuchearon. La viva imagen de que, a pesar de tanta apelación al cambio, sea sensato o radical, todo sigue como siempre en este cainita trozo de planeta. 

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