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España

Los viejos dinosaurios del PP nunca mueren... pero casi

Juan Vicente Herrera.

Los grandes nombres del PP, históricos y simbólicos, han sucumbido en la hecatombe del 24-M. Figuras insignes, con enorme poder, como Cospedal, Aguirre, Barberá, Rudi, Bauzá, Fabra, Monago... han sufrido un castigo tan duro que incluso alguno de ellos puede pensar en volverse a su casa. Se habla ya de un relevo generacional en el partido (pese a que algunos de ellos son jóvenes, pertenecen ya a otra era) y de la necesidad de la entrada de figuras nuevas. El PP empieza a adentrarse en el 'síndrome Pablo Casado'.

Algunos viejos rockeros siguen ahí, desde hace lustros. Son supervivientes de viejas glaciaciones, de peleas enconadas, de disputas históricas, así como de triunfos inenarrables. Incluso han aguantado el tsunami del domingo, el más fiero que se recuerda. Uno de ellos, sin duda el más característico, es Juan Vicente Herrera, 59 años, presidente de Castilla y León durante cuatro legislaturas, que ha mantenido el pabellón con dignidad en la noche triste del 24-M. Ha sido el último símbolo de la permanencia del viejo poder territorial del PP en unas elecciones en las que el viento del castigo arrasó con la gaviota en casi toda España.

Herrera se ha quedado a tan solo un escaño de la mayoría absoluta, un resultado casi heroico a la vista de lo ocurrido en el resto de España

Herrera gobierna desde 2001 en la comunidad más conservadora de España sin necesidad de rendir pleitesía ante Génova, donde se le reconoce y aprecia. Va por libre. Siempre ha ganado por mayoría absoluta y Mariano Rajoy le respeta. Pretendía retirarse hace un año y no ser candidato en estos comicios. Pero su presidente le pidió un último esfuerzo y así lo ha hecho, en contra de su voluntad y de su intención. Herrera nunca le ha fallado a Rajoy.

Se ha quedado a tan sólo un escaño de la mayoría absoluta, un resultado casi heroico a la vista de lo ocurrido en el resto de España. Es el último barón vivo del PP y, desde luego, la representación palmaria de que incluso en la vieja Castilla soplan vientos de cambio. O al menos, una brisa de mudanza. Herrera logró 42 escaños, (once menos que en 2011) y si suma los cinco de Ciudadanos podrá gobernar con tranquilidad. Aquí el PSOE no lograría la absoluta ni aun pactando con Podemos y otros grupos de izquierda anecdóticos. Hay, pues, Herrera para rato.

Herrera tenía planeado dejar la presidencia de la Comunidad a mitad de mandato, según llega de fuentes próximas, y pasarle el bastón de mando a Rosa Valdeón, la Merkel castellana, antigua alcaldesa de Zamora. Una ciudad donde, por cierto, acaba de producirse un hecho muy singular: Izquierda Unida puede desplazar al PP de la alcaldía. El presidente castellanoleonés siempre ha defendido su comunidad frente a determinados planteamientos del Gobierno con los que no estaba de acuerdo, en especial asuntos referidos a la Educación y, desde luego, a materia de financiación. Su voz se escuchaba poco por Madrid, aunque veía "cosas feas, demasiado feas", como confesaba uno de sus colaboradores. El tiempo le ha dado la razón.

El bastión riojano

El penúltimo superviviente de la vieja guardia regional de los 'populares' es Pedro Sanz, 62 años, eterno presidente de La Rioja, donde gobierna desde hace ya seis legislaturas siempre con mayoría absoluta. Sanz es un referente en el PP no sólo por su veteranía sino por su capacidad como mediador. Ha realizado encargos delicados ante distintos dirigentes del partido en cuestiones peliagudas y siempre ha destacado por su mano izquierda y su lealtad absoluta tanto con Aznar como con Rajoy.

Sanz también ha dado muestras de querer dejarlo, aunque en su equipo aseguran que lo dice con la boca pequeña

Acaba de perder cinco escaños en estos comicios, aunque se queda a sólo dos de la absoluta, que podría lograrla con el respaldo de Ciudadanos que, como Podemos, ha entrado con cuatro diputados en la región. Sanz, maestro de escuela y vocacional de la enseñanza, también ha dado muestras de querer dejarlo, aunque en su equipo aseguran que lo dice con la boca pequeña. La Rioja es una comunidad económicamente pujante, sin graves problemas sociales y, desde luego, con un perfil sociológico muy próximo a lo que representa el PP. Sanz, sin embargo, parece que no podrá conservar el Ayuntamiento de Logroño donde ha perdido seis concejales y la mayoría absoluta. Los pactos decidirán. Sanz ya piensa en que, una vez concluido este nuevo mandato, le toca irse a su casa.

En el ámbito municipal, otro resistente es el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, 73 años, quien fuera mano derecha de Celia Villalobos en el consistorio hasta que saltó a la alcaldía, hace ya tres lustros. De la Torre podrá mantenerse en el ayuntamiento con apoyo de Ciudadanos, igual que le ocurre al PP en otras alcaldías andaluzas como Granada, Jaén y Almería. Pero nada está decidido. El resultado de las municipales ha sido nefasto para el PP en la región de Susana Díaz, ya que ha perdido las mayorías absolutas con las que contaba en las ocho capitales. Un estropicio.

De la Torre era el primus inter pares entre los munícipes de la comunidad. Junto a Juan Ignacio Zoido, representaban el sentir del partido en una región donde el PP nunca ha logrado gobernar. Málaga es la segunda ciudad de la zona, rival de Sevilla en tantas cosas y, por lo tanto, pieza indiscutible a la hora de valorar el poderío político. De la Torre también ha sido un alcalde con peso entre los munícipes de su partido. Liberal, veterano de la UCD, participó incluso en la fracasada Operación Reformista de Miquel Roca, se había adaptado a la perfección al cometido de suceder a Celia Villalobos en la alcaldía y lo había conseguido con éxito. Este severo traspiés del domingo quizás no acabe con su carrera, aunque los años no perdonan. Es el penúltimo de los mohicanos de los alcaldes del PP. Ahora le toca demostrar su habilidad para llegar a un acuerdo de Gobierno. Nadie duda de que lo conseguirá.

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