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España

El sueño de La Moncloa decae: PNV e IU entierran la ficción pactista de Sánchez

Pedro Sánchez junto al portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando.

Alberto Garzón ha informado ya al PSOE en nombre de IU de que hay altas posibilidades de que la coalición concurra a los próximos comicios en alianza con Podemos. Ello haría prácticamente inviable cualquier tipo de acuerdo previo para llevar a Pedro Sánchez a La Moncloa que evite las elecciones. Los nacionalistas vascos también han trasladado ya a Sánchez que no le acompañarán en ninguna ronda negociadora si no les garantiza de antemano que cuenta con la mayoría suficiente para superar otra investidura. "No queremos más bromas, nosotros vamos en serio", le han dicho.

El PNV no negociará con Sánchez si no le garantiza que tiene la mayoría para una nueva investidura

Salvando las distancias con la actitud institucional de Felipe VI, ni Izquierda Unida ni los nacionalistas vascos, por motivos diferentes, quieren prestarse a alimentar la ficción en la que quiere envolverse el líder socialista para intentar hacer ver hasta primeros de mayo que puede llegar a La Moncloa. Algunos de los interlocutores que participaron en la primera ronda negociadora abierta por Sánchez intuyen que detrás de su actitud influye la ambición de preservar su cargo como secretario general del PSOE y, al mismo tiempo, de ocupar de nuevo el cartel electoral en las generales previstas para el 26 de junio, sin competidores que le hagan sombra en su partido.

Las razones por las cuales el PNV no se presta tampoco a esta fantasía proceden de su experiencia anterior a la investidura. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, llegó a pensar que Sánchez tenía a su alcance el acceso a La Moncloa con la ayuda de Podemos y sus confluencias, Compromís, IU, Coalición Canaria y la contribución del nacionalismo vasco, pero sus expectativas se torcieron en cuanto vio al líder socialista solemnizar en la forma en que lo hizo su acuerdo con Ciudadanos. Albert Rivera cedió en algunas de sus reivindicaciones claves para dejar abierta la puerta a los nacionalistas vascos, teniendo en cuenta la importancia que el PSOE daba a su apoyo. Por ejemplo, en el pacto firmado con este partido no aparece mención alguna a la necesidad de acabar con el Concierto Económico. Al final, al comprobar que este acuerdo iba a resultar inútil para que los socialistas formaran Gobierno, el PNV optó por el voto en contra de la investidura.

En contra del criterio de Cayo Lara, Garzón quiere sumarse a Podemos para ampliar la presencia de la izquierda en el Parlamento después del 26-J. La ley electoral hace que los 923.000 votos obtenidos por IU el pasado 20 de diciembre solo le hayan valido para contar con dos escaños en el Congreso. Si esta potencia se hubiera sumado a los cinco millones de votos que obtuvieron Podemos y sus organizaciones satélites hace casi tres meses, el golpe al PSOE y su desplazamiento al tercer puesto, hubiera estado servido. Con estas expectativas, IU se niega a fomentar la quimera de conducir a Sánchez a la Presidencia con su ayuda, una vez que éste ha dejado claro que quiere caminar de la mano de Ciudadanos los próximos meses, haya o no nuevas legislativas.

Cómo mantener dos meses la ficción negociadora 

En el entorno de Sánchez se reconoce su preocupación, ya que le será muy difícil fingir durante casi dos meses que está en condiciones de alcanzar La Moncloa. Como es un periodo de tiempo largo y necesitará para ello de actividad casi constante, el PSOE anunció ayer el envío de cartas al PP, Podemos y sus confluencias, IU, Compromís y el PNV en las que les anuncia que entrará en contacto con ellos para cerrar encuentros orientados a la formación del Ejecutivo. En la misiva se lee que el acuerdo alcanzado con Ciudadanos está abierto a "las aportaciones, sugerencias y mejoras" de estos grupos, con el fin de "ampliar el apoyo político a la constitución de un nuevo Gobierno lo antes posible". La inclusión del PP en esta tentativa de ronda negociadora obedece a la presión de Ciudadanos y contrasta con el no rotundo que Sánchez dio a esta posibilidad antes de fracasar en su investidura.

Garzón (IU) no teme nuevas elecciones porque confía en aliarse con Podemos

En una dinámica un tanto infantil, el PSOE y el PP han abierto una especie de competición por ver quién controla la iniciativa en el arranque de una negociación bilateral que en ambas formaciones ven, de antemano, condenada al fracaso. Si antes de la fallida investidura casi todos los movimientos obedecían al puro cálculo electoral, ahora esta sensación se ha multiplicado y hará inviable cualquier tipo de acuerdo, reconocen fuentes de los dos grandes partidos.

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