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España

Pedro Sánchez no se arredra: "Me pusieron los militantes y solo me quitarán los militantes"

Pedro Sánchez en un mitin reciente ofrecido en Valencia.

Pedro Sánchez lleva con orgullo haber sido el primer secretario general del PSOE que ha llegado al cargo elegido por la militancia. Sucedió en julio de 2014 y ahora, 17 meses después, enarbola este mérito como la armadura que le permitiría aguantar en el cargo aunque pierda las elecciones este domingo, siempre que mantenga a su partido como la fuerza hegemónica de la izquierda. “Me pusieron los militantes y solo me quitarán los militantes”, ha confiado a su equipo de campaña, lo que equivale a anticipar que solo se daría por vencido tras la celebración de un congreso federal que impusiera un cambio de liderazgo, esquivando las presiones previsibles de los barones regionales, sobre todo de la presidenta andaluza, Susana Díaz, para que tire la toalla, como hizo Joaquín Almunia en 2000 o Alfredo Pérez Rubalcaba catorce años después.

Pedro Sánchez adelanta que su relevo lo tendría que hacer un congreso federal del PSOE

Fuentes de su entorno están convencidas de que éste será el mensaje que el candidato emitirá la noche del domingo si su partido pierde las elecciones, pero los resultados que obtiene le dejan margen para ganar tiempo. Para ello es imprescindible que el PSOE mantenga su posición como segunda fuerza política en el nuevo mapa parlamentario que arrancará con la XI legislatura y evite, por tanto, el escenario que abonan las encuestas que colocan al líder de Podemos, Pablo Iglesias, en la supremacía de la izquierda.

Oposición "constructiva", al estilo de Zapatero

Las mismas fuentes informan que si Sánchez consigue perdurar como jefe de la oposición, se deslizará por una senda parecida a la que condujo José Luis Rodríguez Zapatero entre 2000 y 2004. No descartan, incluso, que la misma noche del domingo adelante su predisposición a negociar pactos de Estado sobre educación, pensiones y la reforma constitucional, tres de los ejes sobre los que hizo girar buena parte de su precampaña.

Esta estrategia, aseguran en Ferraz, tendría todo el sentido si se confirmara la alta fragmentación del mapa parlamentario que vaticina la mayoría de los sondeos. “Se trata de comprometerse desde el principio con una oposición constructiva que introduzca sensación de estabilidad política en un nuevo marco de juego necesitado de diálogo permanente y de grandes acuerdos”.

En el PSOE se admite que el ruido de la campaña electoral tapa el abanico de posibilidades que podrían abrirse después del domingo cuando se conozca la composición del Congreso y el Senado. De hecho, Pedro Sánchez ha manejado en público y en privado escenarios muy diferentes de los que solo ha excluido una alianza con el PP.

El líder del PSOE está dispuesto a pactar solo con Podemos o a participar en un frente amplio anti-PP

El candidato socialista ha promovido en intervenciones públicas la idea de negociar un programa común de investidura frente a Mariano Rajoy en el caso de que el domingo le saque un voto más al PP. En la ensalada de pactos ha incluido a Podemos, Ciudadanos, Izquierda Unida, Coalición Canaria y todas las fuerzas del Grupo Mixto que apuesten “por el cambio”. Pedro Sánchez también se ha mostrado dispuesto a hablar con Podemos de un plan para la legislatura, pues considera que Pablo Iglesias ha abandonado la retórica populista.

Quedan dos días de campaña y desde el arranque de la Transición nunca el PSOE ha enfilado unas legislativas con la preocupación de quedar desplazado como alternativa de Gobierno. A Pedro Sánchez le restan tres mítines – Málaga, Zaragoza y Madrid –, para despejar el futuro de su partido y el suyo propio.

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